viernes. 29.03.2024

Déjà vu

frente popular

Por José Bujalance C. | No olvidemos el pasado ni que la tierra se mueve bajo los pies por la recesión económica surgida del desequilibrio. "Sabemos que no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra".

En febrero del 36 las fuerzas de izquierdas agrupadas en el Frente Popular lograron la victoria en las elecciones legislativas con una importante participación, aunque sólo pudo gobernar durante cinco meses. Los resultados hicieron posible la formación de un gobierno mientras los partidos de derechas no reconocían el veredicto de las urnas, aun cuando en el segundo bienio gobernó la derecha con el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux apoyado desde el parlamento por la derecha católica de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) durante el cual se produjo la insurrección anarquista y socialista conocida como Revolución de 1934, que en Asturias se convirtió en una auténtica revolución social, y que fue sofocada por el gobierno con la intervención del ejército.

En las elecciones generales del 10 de noviembre 2019 se enfrentaron dos grandes bloques: el de izquierdas, con el PSOE y Podemos, que componen el actual Gobierno, consiguió 155 escaños; y el bloque de derechas, esto es el Partido Popular y Ciudadanos, que sumaron 99 diputados. En la segunda sesión de investidura, Casado agredió verbalmente, se atribuyó la defensa de las instituciones, reivindicando la Constitución y la figura del jefe del Estado y apeló a las víctimas del terrorismo mientras decía que los votos en que se apoyaba Sánchez eran "una excepción a la democracia" al tiempo que, con ambages, puso sobre la mesa su pretendida legitimidad sobre el resto de contendientes.

En la XIV legislatura de España, la extrema derecha de Vox consiguió 55 representantes. Abascal calificó al candidato a la presidencia de "personaje sin escrúpulos, político indigno, mentiroso y estafador", tachando de "fraudulenta" e "ilegítima" la investidura, renegando de una coalición que permitiera gobernar "con golpistas". Años ha la CEDA, partido derechista con tendencias acusadamente fascistas, no consiguió aunar esfuerzos con el bloque nacional y crear un frente común para gobernar. Días antes del golpe de estado del 36 la prensa llamaba al Ejecutivo "gobierno indigno", "gobierno inconsciente y criminal" y los templos elevaban plegarias pues era una empresa  nacional rescatar España y luchar contra el comunismo; la realidad es que no era una lucha para salvar España y derrotar al Frente Popular (Sanjurjo muere en extrañas circunstancias) fue una lucha por el poder en la que jóvenes falangistas usaron la fuerza (destrucción y violencia) contra la izquierda y el nacionalismo regional, con conatos de levantamientos y asonadas -con caciques como Queipo de Llano insultando y provocando, pues se pasaba la democracia por los cojones- que culminaron con el "alzamiento nacional".

Aun cuando pudiésemos dar por bueno el fracaso del Ejecutivo de 1936 en una España desvertebrada por las ambiciones de los partidos políticos y de las personas -por la codicia y la lucha por el poder y el dinero para más poder- con sindicatos endogámicos pidiendo aumento de salarios por el encarecimiento de cosechas y de productos inaccesibles para el pueblo y un presidente incapaz de controlar un gobierno con airadas disposiciones que daba tumbos complicando las cosas y creando desconcierto a todos los españoles, aquel era el Gobierno democrático y legítimamente elegido como lo eran los 17 gobiernos que existieron entre la aprobación de la constitución de 1931 y el inicio de la Guerra Civil en 1936, de la que Franco dijo: "que Dios perdone a los que la justicia de los hombres no ha podido perdonar" tras tomar la justicia por su mano con miles de fusilamientos sin juicios, asesinatos.

El actual bloque de derechas acusa al Gobierno de causar miles de muertos, de aplicar la eutanasia a los mayores, de poner en riesgo a la población, de bloquear la llegada de material sanitario, de pagar favores políticos a determinadas comunidades, de no estar a la altura, de improvisación, de desorden, de manipular, de mentir, de totalitarismo... El golpe de Estado contra la II República devino porque los ultras no se contentaban con nada y las derechas sublevaron al ejército a sabiendas que el orden constitucional se rompería fácilmente. No se sabe de dónde salió el dinero (dudo que del terrorismo exiliado iraní) en un país falto de liderazgo y de políticos con condiciones para gobernar, pero la extrema derecha consiguió cargarse la República argumentando que el desorden es anarquía y que venían a restablecer el orden y a organizar el país, ocultando venganzas y traiciones. En suma, los sublevados eran los leales y la legalidad republicana, la España traidora.

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?
Este rayo ni cesa ni se agota.

Miguel Hernández. 1936.

Déjà vu