jueves. 25.04.2024

¿Condenas, códigos y enfermos?

manada

Por Mariola Marrero | José regresa de una despedida de soltero, se baja del autobús nocturno y se dispone a recorrer las dos calles que distan de su casa. El par de copas que se tomó aún hacen efecto en su vista un poco borrosa y su andar errático, además, hace muchísimo calor esa noche de agosto por lo que se quita la camiseta empapada a ver si así se le pasa el leve mareo.

De pronto avista a un grupo de chicas que parece viene también de una fiesta, ríen a carcajadas, se están divirtiendo y conspiran, ya José se pone en lo peor, va a ser el objeto de un macabro juego que esas mujeres acostumbran a jugar a menudo, lo van a acorralar, empujar dentro de un portal…Van a “abusar de él”.

Las chicas saludan con un hola y siguen su camino pero algo ha cambiado, puede que esta noche José entienda mejor a la víctima del caso la Manada.

El caso que ha despertado conciencias en Europa y que ha hecho que España, después del reivindicativo 8 de Marzo pase de ser ejemplo de progreso a volver a las catacumbas de una sociedad que aún destila machismo en hombres y, por desgracia, en mujeres porque la sentencia, a los ojos de la mayoría se ha quedado corta.

Muchos se preguntan si esos jueces tienen hijas, hermanas…si son incapaces de ponerse en el lugar de cualquier mujer que, sólo por serlo, no debería ir sola por la calle de noche, ni beber alcohol, ni llevar ésta o aquella ropa. ¿Y porque los hombres si pueden? ¿Es esa la igualdad por la que nos manifestamos?

Además de soportar, casi cada día, la lacra de la violencia machista en este país, también las mujeres tenemos que seguir exigiendo en el siglo XXI una igualdad de derechos que no llega, no queremos sentir miedo a salir a la calle a cualquier hora del día o la noche por si algún enfermo nos agrede, sí, enfermo porque si un hombre siente la necesidad de forzar a una mujer para satisfacer alguna necesidad, no es culpa de la mujer, es producto de algún trastorno que no me atrevo a diagnosticar porque no me compete pero, sí puedo decir que estos individuos deberían estar encerrados y llamarles animales es una ofensa para los mismos.

Por otro lado, este caso parece haber destapado la caja de Pandora sobre temas casi tabúes como el Código Penal, la educación de los Jueces y el dominante patriarcado que aún dormita en un rincón de nuestras conciencias. Prueba de ello es el voto discrepante de uno de los magistrados, Ricardo González, sí, el que pidió la absolución de los cinco de los delitos de los que se les acusaba, agresión sexual, contra la intimidad y robo con intimidación.

Según este juez la denunciante deseaba mantener relaciones sexuales y el ambiente era de jolgorio y regocijo. Desde luego, su señoría tiene un problema.

La Fiscalía pedía 22 años y dos meses de cárcel para cada uno. La pena impuesta es de 9 años de prisión y el pago de un tercio de las costas procesales, además de orden de alejamiento y prohibición de comunicación con la víctima durante 15 años a la que deben indemnizar con 50.000 euros y un delito leve de hurto a uno de los acusados por quedarse con el teléfono móvil de la víctima, por lo que tendrá que pagar una multa de 900 euros. Y ya está.

No se dan cuenta de que esta sentencia no es ejemplarizante ni disuade a cualquiera que se crea con derecho a agredir a una mujer porque va sola por la calle. Esto no sienta buen precedente en la defensa de una víctima de agresión sexual.

¿En qué siglo estudiaron estos magistrados?

Después de la puesta en libertad del conocido como violador del estilete, Félix Vidal, beneficiado por la “Doctrina Parot”, volvió a reincidir a finales del año pasado. Condenado en 1981 por 56 violaciones y un intento de homicidio a 73 años de cárcel, volvía a actuar aprovechando los permisos carcelarios.

La salida el jueves 3 de Mayo de éste año del violador múltiple Gregorio Cano, condenado a 167 años de prisión por 15 agresiones sexuales y dos tentativas en 1998, tras cumplir 20 años de condena y sin estar rehabilitado, sigue ofreciéndonos una seguridad nula y una desconfianza en la justicia que merma el castigo con estas condenas y este Código.

¿Se puede rehabilitar a un agresor sexual múltiple? Aunque nuestro sistema penitenciario esté basado en la reinserción hay que escuchar a los profesionales, no todo el mundo, ni todos los trastornos se pueden rehabilitar.

¿Condenas, códigos y enfermos?