jueves. 18.04.2024

La asignatura pendiente de los políticos: gobernar en minoría

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Los Presupuestos Generales del Estado no han sido presentados, por no tener los apoyos suficientes, cuyas causas no son el interés de los ciudadanos, sino el interés de los políticos

Por Juan Tejera | Voy a tratar de analizar los periodos desde la transición producida desde la muerte de Franco en 1975, hasta la fecha. Al principio de esta etapa, se creó una especie de esperanza colectiva, ante la perspectiva de dotarnos de un sistema democrático que nos abriera las puertas a la Unión Europea. De todos modos, esta esperanza no se encontraba exenta de algunos recelos de este sistema, ante las noticias que nos llegaban de Italia, que en aquel periodo, había gobiernos que no resistían ni un año.

Se inicia la nueva etapa con la Ley para la Reforma Política 1/1977, aprobada por las Cortes franquistas, que dio paso a un periodo de transición de un régimen dictatorial a una monarquía parlamentaria que se puede dar por terminado con la Constitución de 1978, previamente aprobada por los ciudadanos.

Se inicia el periodo constituyente con representación de los partidos de mayor relevancia que, en principio, había que limar muchas asperezas, dadas las diferentes ideologías desde la derecha (Alianza Popular) hasta la izquierda (Partido Comunista) pero que no avanzaban hasta que, tomando como referencia la sugerencia de Santiago Carrillo: que no habría Carta Magna hasta que los ponentes no se encerraran en un convento y se comprometieran a no salir de allí hasta que no estuviera pactada; se encerraron en el Parador de Gredos los que en la actualidad son denominados Padres de la Constitución donde, al parecer, el aire fresco de la sierra, les abrió la mente, llegando a acuerdos en muchas de las materias objeto de debate.

No estaba todo resuelto, dado que la mayoría formada por la Unión de Centro Democrático (UCD) y Alianza Popular, excluían al PSOE de los acuerdos de la Comisión Constitucional, motivo por el  que éstos dieron un portazo para denunciar este hecho, ante el temor de que la Carta Magna fuera conservadora, y como consecuencia, Adolfo Suárez, encomendó a Fernando Abril Martorell, vicepresidente del gobierno, que buscase el apoyo de la oposición, que se reunió con una delegación del Partido Socialista encabezada por Alfonso Guerra, en el restaurante de José Luis, de la C/ Rafael Salgado, en cuyos manteles, se pactaron 25 artículos de los 185, conociéndose este hecho como el Pacto del mantel. Este fue el inicio de varias reuniones en diferentes lugares hasta altas horas de la madrugada, que dio lugar a que las relaciones personales de Fernando Abril y Alfonso Guerra, crearan lazos de amistad que, al terminar las reuniones, en muchas ocasiones daban juntos un paseo a las siete de la mañana, esperando que abriera el Congreso. A ambos se les denominó Abuelos de la Constitución.

Una vez aprobada la Constitución, refrendada por los españoles el 6/12/78, publicada el 29 de diciembre, se gobernaba unas veces con mayoría absoluta y otras simple, con apoyos puntuales de partidos minoritarios, especialmente nacionalistas, con algunas concesiones a los mismos; alternándose los gobiernos del Partido Socialista y Partido Popular, donde tampoco escaseaban los llamados Pactos de Estado entre los dos partidos mayoritarios.

Los tiempos han cambiado, el sistema bipartidista ya es historia, en la actualidad tenemos cuatro partidos importantes, con los que resulta difícil asegurar mayorías. Se impone la cultura del pacto entre los afines, en la modalidad que se estime más apropiada para cada ocasión, aunque no siempre es suficiente. Se supone que el interés de los partidos es mejorar las condiciones de los ciudadanos y no la de sus dirigentes o partidos.

En las correspondientes elecciones, los ciudadanos les han dado a los partidos la representación que ellos se han ganado, pero tengan más o menos diputados, todos se deben a mejorar las condiciones de los ciudadanos con soluciones realistas, y al que le ha tocado estar en la oposición, la mejor propaganda es el ejercicio de la responsabilidad, analizando con buenas maneras los proyectos que presente el gobierno y tratar de mejorarlos con las correspondientes enmiendas, recordando que la cultura de negociar no es conseguir todo al cien por cien, sino que si se llega a un punto intermedio es una victoria.

En este aspecto, cabe recordar que los Presupuestos Generales del Estado no han sido presentados, por no tener los apoyos suficientes, cuyas causas no son el interés de los ciudadanos, sino el interés de los políticos. No es de recibo que se castigue a los ciudadanos por estas disquisiciones, hay muchas cuestiones que dependen de él, inversiones o gastos previstos por el gobierno y que reclaman comunidades autónomas, la mayoría gobernadas por otros partidos.

Para tratar de que en este país, se legisle y gobierne de acuerdo con las necesidades de los ciudadanos y compromisos internacionales, parece conveniente que nuestros políticos no solamente se miren en el espejo de los políticos alemanes, sino que también se inspiren en la extenuante dedicación tanto de los denominados Padres de la Constitución, como la de los Abuelos de la misma, protagonistas del Pacto del Mantel; que se fomente el “buen rollo” en los políticos tanto del gobierno como de la  oposición con lo que, a buen seguro, será más fácil cerrar acuerdos y cuando llegue el momento de nuevas elecciones, seguro que la responsabilidad, vende más que las descalificaciones personales.

La asignatura pendiente de los políticos: gobernar en minoría