viernes. 29.03.2024

López Obrador contra la historia

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La disculpa pedida por López Obrador no es por la conquista como concepto, sino por los delitos y vejaciones que se cometieron contra los pueblos nativos durante aquella época

El presidente de México envió recientemente una “carta de agravios” al Papa y al Rey de España, no en vano la colonización se llevó a cabo mediante la confabulación de la Espada y la Cruz. La misiva fue canalizada a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde “se insta a reconocer los atropellos que las autoridades mexicanas consideran que se cometieron durante la conquista y a pedir disculpas por ellos”.

El gobierno español reaccionó a la divulgación del contenido de la misiva diciendo que “lamenta profundamente” su publicación y que “rechaza con firmeza” el argumento de la misma”.

Los titulares de la mayoría de los periódicos españoles -sobre todo los centralistas-, irían más lejos señalando que “España rechaza con firmeza la exigencia de México de pedir perdón por los abusos de la conquista”.

¿España ha rechazado esa exigencia? ¿Cuándo lo ha hecho? ¿Acaso ha habido un referéndum y yo no me he enterado? Aquí, con decir España ha dicho esto o lo otro, está dicho todo. Pero que se sepa la ciudadanía española no ha dicho ni en esta cuestión. Y, mientras no se muestre lo contrario, la opinión del Gobierno no representa en modo alguno la opinión de la ciudadanía española. En el caso que nos ocupa, tampoco. La opinión del gabinete español sobre lo sucedido en México hace 500 años será la opinión del Gobierno, pero en modo alguno representa la opinión de la sociedad española.

La mayoría de los españoles, la mayoría de esa España a la que apelan los periódicos y, en ciertas ocasiones, los políticos, ignoramos la historia, no solo la de México, tanto la parte que se refiere a la etapa de Pancho Villa y de Benito Juárez, sino a la relacionada con la historia de la colonización, de la que ya solo nos llegan ciertos nombres, Colón, Pizarro, Cortés, Orellana, Valdivia de siglos anteriores y que el franquismo se encargó de colocar a la altura épica de El Cid. Así que, si desconocemos la propia historia de hace tan solo setenta años, estamos como para decir algo con exactitud y rigor sobre ese segmento de la historia de México y demás países que entraron bajo el dominio explotador de la Colonia.

Sin embargo, a una voz más que autorizada para hacerlo, como es la voz del presidente de México, que solicita al rey de España para que pida perdón a los pueblos masacrados durante la Colonia y a sus descendientes, lo machacan quienes, en efecto, conocen esa parte de la historia, pero, mucho más, lo hacen quienes la ignoran.

Para empezar hay que decir que la disculpa pedida por López Obrador, aunque canalizada de Estado a Estado, no es por la conquista como concepto, sino por los delitos y vejaciones que se cometieron contra los pueblos nativos durante aquella época. López Obrador habla en nombre de unas poblaciones, no de México.

Para nada extraña esta actitud negativa que, en el fondo esconde una postura negacionista de un hecho histórico. Bien sabemos que la cuestión hinca sus raíces en los distintos modos que tenemos los humanos de entender el poder político. Las derechas de este país, herederas a su modo de la ideología franquista, responsable del genocidio de la guerra civil, nunca han pedido perdón por ello, ni han condenado el golpe militar. Más todavía, cada vez que se habla de exhumación de restos de republicanos todavía olvidados en cunetas y fosas comunes, las derechas se ventilan el asunto con tal desprecio que evidencian el nulo potencial humano que anida en sus corazones, justificando aquella barbarie con salidas de tono infame.

Ignoro si, como dice López Obrador, alcanzar ese perdón del Gobierno de España sería “la única manera posible de una reconciliación entre ambos países”. Yo, desde luego, lo dudo. Pero convendría aclarar que ni México ni España están reñidos, sino todo lo contrario.

Hay hechos del pasado que, al ser considerados como parte identitaria de uno, jamás se pondrán en cuestión, porque hacerlo supondría hacer añicos esa identidad. Haber conquistado el Nuevo Mundo por los llamados conquistadores forma parte de una de las gestas con la que cierta población alimenta el id de su identidad española. Así que, fuera como fuese esa conquista, es lo de menos. Lo mismo sucede en España con cierta ideología con que se alimenta la derecha: el golpe militar de Franco es parte consustancial de lo que muchos consideran su alma española, pues, sin ese golpe, España seguiría todavía en manos de los comunistas, de los ateos y de los masones. Las alusiones actuales de Casado al peligro de los socialistas y de los comunistas si llegan al poder, no son de recibo.

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Lo más llamativo de este affaire diplomático entre México y el Gobierno de España, incluido su rey, lo refleja el conjunto de respuestas que ha suscitado en la opinión publicada

En todo caso, lo más llamativo de este affaire diplomático entre México y el Gobierno de España, incluido su rey, lo refleja el conjunto de respuestas que ha suscitado en la opinión publicada.

La respuesta del Ejecutivo, aunque ha rechazado la mayor - no pedirá perdón por los abusos de la conquista-, ha reiterado “su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los retos futuros”. Es decir, blablabla.

Los socialistas no desean ningún tipo de confrontación entre las partes, pero, tampoco, han de ir más allá de esta formalidad, porque, como las derechas, no presentarán disculpa alguna por aquellos abusos. Pues eran otros tiempos, otros conceptos, otras circunstancias, que es lo mismo que dicen las derechas cuando justifican el golpe de 1936. ¡Era todo tan distinto! Y todos opinaban lo mismo, ¿no? Y el talento dormido, como el arpa de Bécquer en su rincón.

A López Obrador le irrita que en España, después de 500 años, no se haga una reflexión sobre lo ocurrido. No debería hacerlo. Puede debe saber que aquí en España hay, incluso, socialistas que, como las derechas, están pidiendo que se corra un tupido velo sobre Franco, los Caídos y los muertos de la guerra. Lo más lamentable es que el ministro de cultura, Guirao, se escude en decir que aquí no se conmemorará esa efeméride, porque el anterior gobierno no había dispuesto presupuesto alguno para hacerlo. Demencial. Se supone que las derechas tampoco desviaron ningún presupuesto para celebrar el 80 aniversario de la llegada de los republicanos exiliados a México y, sin embargo, esa parece ser la intención de los socialistas si están en el poder en abril.

En cuanto a la respuesta de los historiadores, la prensa se ha esmerado en reproducir las opiniones de quienes desautorizan la iniciativa de López Obrador. Lo atribuyen a que el presidente mexicano tiene una desviada educación indigenista, a que distorsiona los hechos y procesos históricos y, lo peor, que manipula e instrumenta el pasado en su beneficio político actual. Nada nuevo bajo el sol. Son recriminaciones mil veces repetidas en otros contextos. Pedir disculpas por unos hechos que ocurrieron hace quinientos años es anacrónico, extemporáneo, alienígena. Además, fue una conquista militar y ya se sabe lo que pasa, hay crímenes bárbaros, crueldades sin cuento, pero, también, convivencia, amor, paz y, después, gloria.

Algunos historiadores serán menos condescendientes y dirán que los más crueles en el genocidio -luego reconocen que lo hubo-, fueron los propios indígenas, los que renegaron de su condición y se unieron al invasor. 

Pero, sin duda, la intervención más contundente ha sido la de Pérez Reverte, gran conocedor de la Conquista como es sabido, que ha llamado a Obrador “imbécil” y “sinvergüenza”. Se nota que el hombre es académico. Y, desde luego, no le han ido a la zaga los políticos de derechas. Hernando del PP ha sostenido que “los españoles fuimos allí y acabamos con el poder de tribus que asesinaban con crueldad y saña a sus vecinos”. Para terminar diciendo: “Que estudie un poco”. Su conmilitón en el partido, González Pons ha sostenido que López Obrador "debería dejar de pelearse con Hernán Cortés que está muerto y enfrentarse a Maduro que sigue matando".

libroEn cuanto al líder de Ciudadanos, Rivera, ha proclamado: "Es una ofensa intolerable al pueblo español". Como si el pueblo español pensara de idéntica manera sobre este aspecto y esa opinión la hubiese recabado por ósmosis el cerebro de Rivera. Y, aprovechando que el Guadiana pasa por Badajoz, añadirá que "así actúa el populismo: falseando la historia y buscando el enfrentamiento".

Miedo da que un líder político sea tan ignorante y afronte los hechos, que le descolocan, con su capacidad sobresaliente para cultivar el reduccionismo político.

A todos ellos, les vendría bien la lectura del libro Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista (Universidad Nacional Autónoma de México, 2010. Introducción, selección y notas de Miguel León Portilla). Si lo hacen, que no lo harán, seguro que no hablarían con tan mala baba de lo que ignoran.

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