viernes. 19.04.2024

Fajines para la Virgen de la Caridad

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Seguro que el lector conoce el hecho sucedido el 14 de abril de este año. Un grupo de juristas, Asociación Grupo 17 de marzo- Sociedad Andaluza, llevó a la Fiscalía que la Hermandad del Baratillo de Sevilla sacara en procesión el fajín del dictador Franco ajustado a la cintura de abeja de la Virgen de la Caridad, por considerar que ese gesto enaltecía crímenes de guerra de lesa humanidad. Pedía que la Virgen de la Caridad no procesionara luciendo semejante prenda. Fue la hija del dictador, que mantenía estrechas relaciones con algunos miembros de la directiva -en ningún momento rebajadas al nivel de lo concreto-, quien regaló en el año 2000 dicha cinta a la Hermanad.

Nos hallamos ante una tremenda contradicción, como es la de ajustar la prenda de un asesino a la cintura de la Virgen de la Caridad. Caridad, nada más y nada menos que el concepto de Amor cristiano por antonomasia. Su propietario fue un facineroso y adjuntarlo a la cintura de la Virgen de la Caridad no guarda decoro alguno. Como tampoco lo tiene vestir a dicha virgen con una saya bordada, confeccionada a partir de los retales de un traje de luces del torero de Morante de la Puebla, que, vaya casualidad, es activista de Vox.

Las derechas religiosas de este país han sido siempre militantes confesionales muy agresivos en todo tiempo, gobiernen derechas como izquierdas

Plantemos cara al asunto. Las derechas religiosas de este país han sido siempre militantes confesionales muy agresivos en todo tiempo, gobiernen derechas como izquierdas. Para ellos, la política es una manera más de imponer la presencia de Dios en la tierra, le guste al César ocasional correspondiente. El periodo del nacionalcatolicismo se alimentó de ese fetichismo religioso y, cabe añadir, militar. Y es de este grifo del que, en la actualidad, siguen bebiendo estas huestes beligerantes, que, tiempo al tiempo, volverán a consagrar ciudades enteras al sagrado corazón de Jesús. Si Carmena no ha terminado ofreciendo Madrid a la Virgen de la Paloma, poco le ha faltado.

Recuerdo que en el año 2012, en las procesiones religiosas realizadas en Ciudad Real, junto con los ayuntamientos en cuerpo de ciudad y con todos los estandartes de las cofradías, de las hermandades, clubes y asociaciones religiosas, desfilaba el lábaro de la División Azul bordado por las Madres Adoratrices en 1949. Una protesta formal por parte de los defensores de la aplicación de Ley de la Memoria Histórica obligaría al obispo de dicha ciudad a retirarlo de la rúa. Pero no lo duden, caso de que esta protesta no se hubiese tramitado, ese emblema de la lucha por excelencia contra el comunismo habría seguido ondeando hoy mismo.

En Zaragoza, durante años, la virgen del Pilar desfiló cubierta con un manto de la Falange. Hubo que recordarle al Cabildo de la Seo y al arzobispado que, con fecha 22 de noviembre de 2018, se había publicado en el BOA, la Ley de Memoria Democrática de Aragón, donde se establecía “un régimen sancionador para conductas como las que han dado origen a esta polémica, y que no dudarán en denunciar ante los tribunales, a partir del momento de su entrada en vigor”.

Volviendo a la Virgen de la Caridad, los juristas aseguraban en su escrito que la exhibición de una prenda del dictador desfilando por las calles, aunque solo fuera como refajo de la cintura virginal, está prohibida por el artículo 510.3 del Código Penal. Y pedían que dicha prenda se retirara, porque exhibía un símbolo franquista prohibido por la ley. Sin embargo, una jueza de Sevilla el 30 de mayo archivaría la denuncia, pues “no veía indicios de la comisión de delitos que se denuncian ya que no discrimina, humilla o incita al odio de personas”. Según su opinión contundente, “los hechos denunciados carecían de relevancia penal”.

Nos hallamos ante la cansina lucha dialéctica de estos tiempos: juristas y jueces a la greña. El quid de la cuestión es que interpretan una legislación con muchos agujeros, por donde se cuelan las creencias de ciertos jueces que anteponen a lo que marca la ley. Si esta fuese clara sobre este particular, ¿generaría tantos disparates jurídicos y tan dispares sentencias? Y, si no hubiese tanto juez meapilas e integristas, ¿atentarían estos una y otra vez contra el Estado aconfesional?

¿Y la Iglesia? Pues, para variar calla como taimado cocodrilo del Nilo. Si tuviese un poco de vergüenza evangélica y se atreviera a abandonar el uso de estos fetiches para adornar su variado santoral, se daría un paso adelante importante. Pero no parece que la iglesia esté por el uso mesurado de su iconográfica que ha convertido en fetichismo y en una fuente de ingresos espectacular.

En cuanto a estos católicos que tan agresivamente saltan a la palestra de la denuncia al sentir que sus sentimientos religiosos se ven heridos por una chanza contra Dios o su familia celestial, deberían adoptar la misma compostura cuando juegan a pirómanos, utilizando fetiches franquistas, símbolos genocidas que nadie, en su sano juicio, exaltaría o enaltecería, a no ser que sea un malnacido, además de considerarse  hijo predilecto de Dios, claro.

Fajines para la Virgen de la Caridad