viernes. 19.04.2024

Las cosas como son: «ya lo sabemos»

Estamos sometidos a la política ideológica neoliberal, partidista e inmoral, que produce sufrimiento y malestar a la mayoría de la población...

Durante el verano y con la gente en la playa o la montaña y quién no ha podido acudir a la cita, en los parques, mojándose con el agua de las fuentes públicas, que todavía lo son, es tiempo propicio para olvidar lo que nunca debe ocurrir. Pero aquí estamos para recordarlo: «hermanos, morir tenemos» que dicen los cartujanos —a los monjes me refiero—, por los pasillos en las madrugadas monacales: Estamos sometidos a la política ideológica neoliberal, partidista e inmoral, que produce sufrimiento y malestar a la mayoría de la población: «ya lo sabemos».

Las políticas y las medidas adoptadas por el presidente del gobierno Mariano Rajoy y su gobierno del Partido Popular, la mayoría de las veces mediante decreto y con escaso debate o sin él, debería haber puesto en pie de guerra a la ciudadanía perjudicada, de naturaleza tranquila, pero indignada. Pero tal indignación, no nos lleva ni ha tomar la calle, ni ha echarse al monte. Ni los partidos en la oposición parlamentaria, en los que oficialmente tenemos depositada nuestra soberanía, a oponerse decididamente, con palabra y acción al despropósito gubernamental. «Ya lo sabemos», parece oírse, como esa respuesta monocorde de los monjes, únicas palabras permisivas en sus votos de silencio.

«Ya lo sabemos», pero lo recuerdo: Las medidas del PP han afectando negativamente, prácticamente al 99% de la población; a todos los sectores, colectivos y personas que tenemos como único medio para sobrevivir, nuestra fuerza de trabajo —y que cuantos menos medios tenemos, más perjudicamos estamos siendo—. La casa real, la iglesia católica, las grandes fortunas y la banca, se han salvado de los recortes. Rajoy, junto con las élites dirigentes del partido en el gobierno, se han lucrado, supuestamente, de sueldos y sobresueldos jugosos, mientras en sus homilías, declaman: hermanos austeridad debemos; pues no, no la queremos, hay que contestar. La austeridad os hará libres, dicen mientras desmontan el incipiente Estado de bienestar, que si lo queremos, hay que gritar.

Tenemos motivos suficientes, y lo sabemos, para oponernos a la política del gobierno, que no se va a parar aquí. Quieren sangre y parece que la pueden conseguir. Lo peor no es que estemos donde estamos —yo sostengo que la crisis ha terminado; que esto es lo que hay; que han implantado su modelo ideológico, económico y social—, sino que lo que siguen haciendo, perjudicará todavía más, no solo al presente, sino al futuro, al menos, de las dos próximas generaciones de jóvenes en nuestro país. Si, si «ya lo sabemos», pues evitémoslo. Las medidas del gobierno han destruido empleo, hay más desempleo, han destruido la economía productiva y no han conseguido la confianza de los inversores o mercados financieros, como nos decían. Todo ha ido a peor y su política un fracaso. Ya lo sabíamos.

Rajoy, las ministras y ministros y su gente en las instituciones, son como los bandoleros, pero al revés; los malos de verdad, los que se lo quitan a los pobres, para dárselo a los ricos. Recordemos el grito femenino reivindicativo, salido de voz blanca, grosera, de la bancada de la derecha: «que se jodan», «a trabajar». Anuncian los recortes, que saben van a producir sufrimiento, con palmas y risas. Nos desprecian. Todo es ideológico. Nos quieren pobres e ignorantes y a algunos callados o muertos. Las cosas son como son, pero pueden cambiarse: «ya lo sabemos».

Las cosas como son: «ya lo sabemos»