viernes. 19.04.2024

Caza de brujas

La caza de brujas política; la persecución por motivos económicos, por ideales, creencias y actitudes decentes, es propia de humanos canallas.

Con la constitución de los gobiernos municipales y autonómicos, se ha abierto la veda contra algunos representantes legítimos elegidos el 24-M, por «dimes y diretes» de hace años. El Partido Popular y sus voceros, que forman su particular Acorazada Brunete, no han perdido el tiempo y se han echado a la calle contra todo cuanto se mueve, por lo que ellos entienden en contra sus intereses. Es tan grave contra la democracia, como la persecución en el mundo por ideas y creencias contra los Derechos Humanos.

La caza de brujas viene de lejos. Fue un fenómeno generalizado en Europa. Persecución masiva, especialmente de mujeres, también menores, hombres, incluso de animales —que ya conocemos hasta adonde llegan las inspiraciones de la iglesia católica promotora—, por la «supuesta» conspiración del demonio, contra la cristiandad. Por estos lares, y desde hace algunos años, coincidiendo con la gobernanza del PP, la caza de brujas se practica, contra quienes ponen en duda su poder mundano, corrupto y justiciero. El PP persigue a sus enemigos aplicando leyes injustas —la ley mordaza que entra en vigor el próximo día 1 de julio—, y todas aquellas aprobadas en la soberbia de su mayoría absoluta, contra derechos fundamentales, libertades y servicios públicos.

Guillermo Zapata, que declarará ante el juez el próximo día 7, ha explicado las razones de por qué abandona la concejalía de cultura y no de concejal del Ayuntamiento, tras la polémica por la publicación de chistes antisemitas o sobre víctimas de ETA en su Twitter personal en 2011. «He acotado mi responsabilidad al área de Cultura, ahí se desarrollaba el debate, en la libertad de expresión. Hay que dejar que el área de cultura se desarrolle con la mayor libertad, limpieza y efectividad posibles». Ha reiterado la disculpa «y petición de perdón por esos chistes que hace años escribí en Twitter». Son chistes crueles, pero quien los escribe, no tiene porque ser antisemitas o defensores del terrorismo. De hecho no lo es.

Guillermo Zapata dimitió al día siguiente de ser nombrado por la intachable Manuela Carmena (iba a decir Carmona, por intachable también). «Era un ejercicio de responsabilidad quitarme de en medio», comenzaba diciendo en su intervención pidiendo perdón a quienes se hayan sentido ofendidos. Le honra la dimisión. No recuerdo haber escuchado pedir perdón a ningún franquista, por las tropelías cometidas, no ya durante a guerra, sino durante la dictadura. Muchos hay todavía vivos, responsables de los crímenes que España no persigue y a Justicia argentina reclama.

Pretenden que dimita Rita Maestre, portavoz del gobierno municipal, coordinadora de la Junta de Gobierno y responsable de Relaciones con el Pleno. Apoyo a Rita con todas mis convicciones. La Fiscalía de Madrid ha solicitado una pena de un año de prisión, por un delito «contra los sentimientos religiosos» (sensibilidad extrema, cuando se quiere ser sensible). Según el escrito de acusación, Rita entró, junto con otros, en la capilla del Campus de Somosaguas en 2011, «guiados por el ánimo de ofender los sentimientos religiosos de los allí presentes y de todo el colectivo católico». Apunte: aunque la fiscalía no lo dice, no quemaron la iglesia.

¿Qué pinta una capilla católica en una universidad pública de un Estado aconfesional? ¿Acaso hay también una mezquita? ¿Una sinagoga?, se preguntaba Nacho Escolar. Protestaban para que desapareciera la capilla del Campus universitario. Yo me sumo a la protesta y me considero imputado con Rita. En este caso, el PP, mostrando que no existe justicia independiente ni división de poderes, junto con sus fieles en las brigadas de información, utiliza el término «imputada» con toda la carga jurídica que conlleva, contra lo que pretenden que sea, cuando los imputados son ellos o los suyos.

Hitler también persiguió a judíos y cristianos, comunistas y gitanos. Persiguió y asesinó, mientras callaban tantos indecentes. Como Francisco Franco, experto en perseguir judíos, masones, comunistas y republicanos. Miles de ellos esperan todavía en las cunetas de las carreteras españolas, sin que el gobierno ampare a sus familias que esperan justicia y reparación. Supongo que nada tengo que contar sobre la inquisición y las actuaciones llevadas a cabo en España durante el periodo del peor rey que ha habido en España. Me refiero a Fernando el VII, bisabuelo de Felipe el VI. ¡Qué gente!

Los autores estudiosos de la caza de brujas, no se ponen de acuerdo sobre el número de procesos ni de víctimas. Aproximadamente seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis. En la Edad Media, la mayoría de los delitos que se achacaba a los brujos eran imposibles según las leyes de la naturaleza. No se si siento más miedo que asco, ante tales actos de poder y odio. Estoy convencido de que hay gente con mentes dispuestas a promover procesos contra las mujeres u hombres libres, no tanto por brujería, o si, sino por defensores de derechos y libertades, incluso por ser débiles y estar bajo influjo del diablo.

En el planeta muchos siguen siendo los perseguidos. Cincuenta millones de personas se mantienen errantes por persecuciones racistas, ideológicas y religiosas. Un éxodo mundial sin precedentes. Millones de personas condenadas a una vida de miseria y de muerte. Ante la disyuntiva de llorar o reír, lloro. El Artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dice: «En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar de él, en cualquier país». O en las profundidades del mar con Triton, dicen los gobernantes poderosos del mundo. Les importa un pimiento.

La caza de brujas se sigue dando en el mundo. «La crisis de los refugiados es uno de los retos que definen el siglo XXI, pero la respuesta de la comunidad internacional es un vergonzoso fracaso», dicen desde Amnistía Internacional. Las políticas que los gobiernos del mundo desarrollan, no prestan atención a estas necesidades, parece que las promueven. Ni en la cercana Unión Europea, ni en la lejana Naciones Unidas, se siente que estén preocupadas por los destinos de la humanidad sino de los intereses económicos de algunos. La UE y sus miembros, ni siquiera se afanan en atender a quien llega a sus fronteras y ni revisa las peticiones de asilo, que están obligados por la legislación internacional, que interpretan a su acomodo.

La crisis de refugiados mundial es una conspiración sobrecogedora y de sufrimiento de millones de refugiados perseguidos por intereses económicos, raza o religión. No son solo inmigrantes económicos que buscan un futuro mejor, humanamente legítimo. Es una emergencia humanitaria que nadie parece solucionar. Son personas perseguidas a las que pocos estados ayudan. Es una caza de brujas sin precedente. Los «líderes del mundo» condenan a millones de refugiados a una existencia insoportable y a la muerte, al no proporcionarles protección humanitaria esencial y necesaria.

No existe el efecto llamada, sino el efecto empuje por «La guerra, la persecución y la muerte», aseguran fuentes de ACNUR. El 80% de las personas que llegan a Europa son potenciales beneficiarias de asilo. Mientras los gobiernos, en particular el gobierno de España, rechazan la acogida y apoyan las expulsiones, convirtiéndose en cómplices de la caza de brujas internacional, de la que es experta nacional.

En estas estamos, cuando el ministro del Interior, está de acuerdo con la decisión de la Fiscalía de pedir la imputación de Guillermo Zapata por los tuits de 2011, porque «criticar a víctimas del franquismo no es igual que mofarse del nazismo» e insiste que «cuando se comete un delito no basta con pedir perdón». Lo dice Fernández Díaz, tan católico él. Hay que agradecerle que no haya propuesto que se queme al concejal en plaza pública. Esperemos que el juez Pedraz, con su buen criterio, ponga el sentido común en este caso.

El PP y quienes hablan desde su púlpito tiene mal perder y son capaces de cualquier tropelía. No se han contentado con dejar en herencia una deuda de 77.000 millones de euros en las comunidades y grandes ayuntamientos que perdieron el 24-M (Más o menos 12.811.722.000.000 de pesetas), sino que acusan de ilegitimidad y atacan sin miramiento, los acuerdos que han impedido que ellos gobiernen. Esperemos que se tranquilicen, aunque, con unas elecciones generales a la vuelta del verano, no se augura mucha tranquilidad precisamente.

La caza de brujas política; la persecución por motivos económicos, por ideales, creencias y actitudes decentes, es propia de humanos canallas. Los animales no odian.

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