martes. 23.04.2024

El porqué de la radicalización de las derechas: su hostilidad hacia las izquierdas

pacto

Dos hechos que han tenido lugar recientemente en España han tenido un gran impacto en la vida política del país. Uno es la salida del Partido Popular del Gobierno de España, como resultado de una moción de censura en las Cortes Españolas en su contra. Su sustitución por el gobierno socialista, liderado por Pedro Sánchez (que a su vez había ganado las primarias del PSOE como consecuencia de una revuelta de sus bases en contra del aparato de tal partido) marcó un cambio muy significativo en la dirección del país. Sin lugar a dudas, la fuerza política que jugó un papel determinante en este cambio fue Podemos (y sus confluencias En Marea y En Comú Podem), que, junto con IU en Unidos Podemos, lideró el establecimiento de las alianzas necesarias (entre las izquierdas del país y los partidos nacionalistas vascos y catalanes) para que ello pudiera ocurrir, terminando con el dominio de las derechas españolas (PP y Ciudadanos) en la gobernanza del país, habiendo sido estos dos partidos los máximos responsables de la aplicación de las políticas públicas que han causado tanto dolor entre las clases populares del país. Sin Podemos tales cambios no hubieran ocurrido. En realidad, incluso la victoria en las primarias del PSOE de las corrientes de izquierda de aquel partido frente a sus derechas (capitaneadas por Susana Díaz, la Secretaria General del PSOE andaluz) fue influenciada por el surgimiento de Podemos a nivel estatal.

El presupuesto pactado entre el PSOE y Unidos Podemos: una gran conquista y punto de referencia para las fuerzas progresistas en España

El otro gran acontecimiento, consecuencia del anterior, ha sido el presupuesto del Estado, pactado entre el gobierno socialista y Unidos Podemos, que significa un cambio sustancial (no solo para España sino también para la Unión Europea) de ruptura de la estrategia neoliberal y sus políticas, revirtiendo las reformas laborales y los recortes de gasto público (incluyendo el social) que causaron tanto daño al país. Tal pacto, de respetarse por parte del gobierno socialista, y también de aprobarse por la alianza izquierda-nacionalistas, significaría un enorme beneficio para la calidad de vida de las clases populares (que son la mayoría de la población española).

De nuevo, no creo que pueda cuestionarse que Podemos inspirara gran número de los elementos clave y sumamente importantes del presupuesto del Estado propuesto por un gobierno al que, en alianza con IU, Podemos ha seguido apoyando y sobre el que ha continuado ejerciendo presión para que no se diluyera lo pactado. En realidad, nunca antes Podemos, en sus casi cinco años de extraordinaria historia, tuvo tanta influencia legislativa como ahora. Resaltar el protagonismo de Unidos Podemos no significa desmerecer, sin embargo, la gran labor realizada por otros partidos políticos, y muy en particular, del propio PSOE y su dirección.

La previsible respuesta de las derechas

Las derechas perdedoras, con escasa cultura democrática, contestaron con una enorme hostilidad, con movimientos de protesta dentro del Partido Popular por la “supuesta tibieza” de su dirección frente a tales cambios, creándose una escisión con VOX. Nunca antes el PP había perdido tanto votos, pérdida compensada por el incremento de la otra derecha, Ciudadanos (establecida por los poderes fácticos financiero-económicos para parar a Podemos), varios de cuyos líderes habían pertenecido también al PP, de ahí que, aun cuando el PP no ha dejado de perder votos, elección tras elección, sus descendientes y aliados han ido creciendo, con lo cual la suma podría constituir la mayoría, sobre todo como consecuencia del sesgo favorable a las derechas mayoritarias que tiene la ley electoral española. Es interesante señalar que todas estas derechas se han ido radicalizando, virando más y más hacia la derecha y la ultraderecha, tanto en las áreas económicas como en las sociales, siendo homologables en muchas de sus políticas a las ultraderechas en el espectro europeo.

Los costes del olvido de la memoria histórica

Dos factores explican la radicalización de tales derechas. Uno es el cambio de los partidos nacionalistas catalanes hacia posturas independentistas que ha sido definido por las derechas como una amenaza a “la unidad de España” y todo lo que dicho eslogan significa en este país. El hecho de que esta transformación de tales partidos al secesionismo, resultado de la gran expansión del sentimiento secesionista entre la población catalana (de un 15% a un 48% del electorado), se deba al veto del Tribunal Constitucional a elementos esenciales del Estatuto de Autonomía propuesto por el gobierno de izquierdas de la Generalitat de Catalunya, presidido por el socialista Pasqual Maragall (tras ser aprobado por el Parlamento de Catalunya, las Cortes españolas y por el pueblo catalán en referéndum), es sistemáticamente ignorado por las derechas españolas, las cuales ponen todo el peso de la responsabilidad de las tensiones interterritoriales del país en los partidos independentistas. Ni que decir tiene que tales partidos han utilizado muy astutamente (con fines partidistas) la falta de sensibilidad del Estado español, incluyendo su aparato judicial, hacia el carácter plurinacional del Estado español, y han identificado Estado Español con España, construyendo así una estrategia (el famoso “procés) que se alimentaba con las tensiones entre Catalunya y España, olvidando (o ignorando) que la mayoría de catalanes se sienten españoles.

La visión uninacional de España que promueven las derechas, que alcanza su máxima expresión durante el régimen dictatorial franquista, está ampliamente extendida en este país, como resultado de cuarenta años de enorme adoctrinamiento de la población de un Estado nacionalista en extremo, y de un conservadurismo profundamente reaccionario y antidemocrático. Esta cultura persiste no solo en muchos aparatos del Estado, sino también en amplios sectores de la población. La falta de dedicación y compromiso por parte de las izquierdas gobernantes durante la mayoría del período democrático para corregir la tergiversada historia de España ha facilitado la continuidad de tal cultura antidemocrática. En realidad, el surgimiento de VOX no es nada sorprendente. El PP tuvo siempre una rama franquista muy desarrollada, que ahora se ha escindido, por considerar al equipo Rajoy débil no solo frente al independentismo, sino también frente al incremento del progresismo representado por Unidos Podemos.

¿Qué pasó en Andalucía?

El establishment político-mediático español, incluyendo el catalán, (así como algunos sectores dentro de las izquierdas) han interpretado la falta de movilización de votantes de izquierda (tanto de IU como de Podemos) en las últimas elecciones en Andalucía como un indicador del desencanto del electorado con Podemos y con Unidos Podemos, y muy en especial con su dirección estatal. Ello no deja de ser sorprendente, pues una característica de la campaña de Ahora Andalucía (AA), la versión andaluza de Unidos Podemos, fue precisamente la desvinculación y el distanciamiento de AA de las direcciones estatales, y muy en especial de la dirección estatal de Podemos. Es más, el tema central de la campaña de las derechas, con activa participación de todos los dirigentes estatales del PP y C’s, fue la defensa de la “unidad de España” (el eslogan que justificó el alzamiento militar). Es sorprendente que, frente a este eslogan, AA no movilizara el voto de izquierdas denunciando tanto la utilización de las banderas por parte de las derechas (PP y Ciudadanos) para ocultar el daño causado por ellas mismas a través de sus políticas a nivel del Estado, como la oposición de tales derechas al presupuesto pactado entre las izquierdas que, de aprobarse, hubiera revertido los efectos negativos de las políticas neoliberales que habían aprobado cuando gobernaron España.

Es cierto que las elecciones eran a nivel autonómico y no estatal, pero no es menos cierto que las políticas estatales neoliberales han tenido un enorme impacto negativo en el bienestar y calidad de vida de las clases populares en España, incluyendo las de Andalucía. Una situación semejante ha ocurrido en Catalunya, donde En Comú Podem ha ganado las dos últimas elecciones estatales y, en cambio, continúa perdiendo en las autonómicas, y ello como consecuencia del excesivo espacio que el tema nacional (andalucismo en Andalucía y catalanismo en Catalunya, frente al españolismo del Estado español) ocupa en la estrategia electoral a costa del tema social, y también por su falta de denuncia de la alianza de las derechas independentistas con las derechas gobernantes en el Estado en el desarrollo de las políticas neoliberales que han causado la gran crisis social en España, incluyendo Andalucía y Catalunya.

La agresividad anti-Podemos en los mayores medios de información y persuasión del país

Las tensiones en Podemos en Madrid han sido utilizadas por parte de todas las fuerzas derechistas (de todos los colores) para atacar y destruir lo que consideran la mayor amenaza a su perpetuación en el poder. A nivel del Estado, no ha habido ninguno de los principales rotativo que no haya promocionado el mensaje de que Podemos está desapareciendo. Y en Catalunya, el mayor canal de la televisión pública de la Generalitat, TV3, controlado de forma abusiva por la derecha independentista, dedicó todo un programa (Preguntes freqüents) a Podemos, con un mensaje que afirmaba que Podemos está “vacío”, “colapsado”, “muerto”, y otros adjetivos claramente hostiles. Era y es la predecible respuesta de los defensores de la estructura de poder en su intento de destruir aquellas fuerzas políticas que han tenido un enorme impacto en el pasado reciente del país, que se ha acentuado incluso más durante este año. Así de claro.


Catedrático Emérito de Ciencias Políticas y Políticas Públicas, Universitat Pompeu Fabra

El porqué de la radicalización de las derechas: su hostilidad hacia las izquierdas