martes. 23.04.2024

Gorra o casco… el dilema

A la hora de salir esta mañana muchas dudas: ¿gorrilla de visera o casco? Me dije que podía llevar ambos: la gorrilla puesta y el casco en la bolsa que siempre llevo en previsión de compra. Esto me obligaba, claro, a portar en la mano la bolsa en lugar de llevarla prendida a la cintura. Así que al final la gorrilla de visera a la cabeza y el casco en el perchero.

No podía evitar, ya en el autobús, ir diciéndome ¿y si me topo con una de esas obras en las que no dejan ni mirar si no llevas el casco puesto? De la duda metódica me sacó la conversación que mantenían los viajeros frente a mi asiento. Él luciendo un impecable desdentado de los años noventa. Ella la delgadez de la pasarela Embajadores.

 ‘Que sí tía, que se enrolla’ ‘Al Isidoro, el abuelo, le dio un permiso cuando cumplía una ruina en Carabanchel…’ ‘Y no volvió… que ya me lo has contado…’ contestó ella. ‘Porque estaba con el caballo, se cogió un ciego y no pudo…’ Pero cuando yo me curraba el tercer grado en los juzgados al pasar saludaba…y al Monchi y al Enrique les regaló unos pantalones vaqueros… ‘ ‘Que sí, tronco, que ya me lo has contado también muchas veces, pero ya verás como la Carmena esa no nos pone autobuses para la cunda, como tú dices, que la gente cuando pilla cambia, y si pilla mucho cambia mucho…y cuando el desdentado iba a responder, ella, mirándole de frente, dijo: ¿o no cambiamos nosotros cuando pillamos?

Y mientras se descojonaban de risa me calé firmemente la gorrilla de visera, me bajé del autobús y fuime en busca de la obra del día…opus dei, que la llaman algunos.

(A Gabriel, mi amigo, a tiro de piedra del disfrute de gorra y casco)

Gorra o casco… el dilema
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