sábado. 20.04.2024

Península Ibérica, un C.S.I. real

Siempre hemos podido escuchar (o leer) opiniones acerca de una realidad superior a los horrores de la ficción y lo cierto es que, en ocasiones, la maldita realidad adelanta en ese sentido a la ficción más oscura, como la del día en el que es `Hallado muerto un edil gallego del PP denunciado por abuso sexual a una menor´. Según El País del 18 de junio del corriente, “Rolando Mejuto García, edil del PP del Ayuntamiento de Melide (A Coruña, cerca de 7.600 habitantes), fue hallado anoche muerto, ahorcado, cerca de su casa familiar. El cadáver fue localizado por agentes de la Guardia Civil cuando iban a buscarlo a su domicilio a causa de una denuncia por supuestos abusos sexuales a una menor que había presentado contra él la madre de la adolescente, residente en una localidad cercana”.

La inquietud que generan algunos capítulos de la serie Crime Scene Investigation se convierte en tragedia cuando la realidad real supera a la ficción ficticia estadounidense y es cierto: la realidad supera la ficción trasladada a Las vegas, Miami o Nueva York cuando se comprueba que “Mejuto era un hombre casado y con dos hijos. Estaba colgado de un árbol muy cercano a su domicilio, por lo que los agentes no dudan de que se trata de un suicidio”. No obstante, la investigación acababa de comenzar…

Lo que sí se hallaba en avanzado estado de composición era el origen del  proceso de liberación de una menor en serios problemas: tal y como podía leerse en El Mundo del 19 de junio y según EFE, la Policía Nacional acababa de liberar a esa menor, “que era explotada sexualmente en un bar de la provincia de Toledo, a la que obligaban con palizas o la ingesta forzada de estupefacientes y a la que, también, habían intentado vender por 2.000 euros. Los agentes han detenido a los cuatro miembros del clan familiar que controlaba a la víctima por delitos de prostitución y a uno de ellos, además, por agredirla sexualmente en repetidas ocasiones, según ha informado la Policía”. La joven, de nacionalidad rumana, había “contraído una grave enfermedad de transmisión sexual a consecuencia de las relaciones sexuales que fue obligada a mantener” y, una vez en España, había sido “alojada en una casa donde le retiraron toda la documentación personal y le explicaron que a partir de ese momento sus obligaciones consistían en ser la mujer de uno de los individuos del clan, que la agredió sexualmente en reiteradas ocasiones”.

Explotación sexual

Quizá lo más llamativo de dicha información sea que la acción “se enmarca en el Plan de la Policía Nacional contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual”, plan que puede obligar al lector de buen corazón a indagar en hechos delictivos que no se presentan de forma aislada. De hecho, ese mismo día el mismo medio recordaba que un hombre había sido detenido por abuso de menores en Pensilvania después de hallar a una docena de niñas en su casa, otro desalmado que se enfrenta “a cargos por abusos contra menores” una vez halladas esas doce niñas “viviendo con él, incluyendo una chica de 18 años y dos hijas que tuvo con ésta”, jóvenes “de entre 6 meses y 18 años de edad”. Por otro lado, el 23 de ese mismo mes, El Mundo se hacía eco de unas informaciones de Europa Press sobre otro caso similar: `La Policía libera a una joven retenida por sus hermanas para que ejerciera la prostitución´ es el titular que da paso a un artículo en el que se asegura que los detenidos eran “cuatro miembros de su familia tras constatar que sus hermanas y sus respectivas parejas la tenían retenida para que ejerciera la prostitución. Según informa la Jefatura Superior de Policía, la victima fue engañada con falsa promesas de trabajo para que viajara desde Paraguay a España y, una vez en Madrid, fue presionada para que ejerciera la prostitución por los arrestados, que llegaron a incomunicar a la joven durante cinco días para inducirla a prostituirse como modo de saldar la deuda económica contraída”.

El río de malas noticias parece, en nuestros días, caudaloso y lo es, pues, a finales de ese mes, la situación era más que preocupante: “La investigación se inició a principios de junio al tener los agentes conocimiento de que la joven estaba siendo retenida en un domicilio del barrio madrileño de Ciudad Lineal para prostituirse. Tras varias gestiones, los policías comprobaron la veracidad de los hechos y constataron que las personas que tenían retenida a la joven eran sus propios familiares”. El caso es que los “agentes comprobaron que la víctima llegó a España hace pocos meses con la falsa promesa de trabajar como empleada del hogar pero en Madrid le indicaron que debía prostituirse para saldar su deuda. Al negarse, los arrestados le retiraron el pasaporte, el teléfono móvil y todo el dinero que tenía para que comenzara a ejercer la prostitución. En un descuido de su hermana, la joven pudo realizar una llamada telefónica y avisar de su situación a un amigo, logrando así que se activara la intervención policial”.

Ni las diferentes elecciones políticas ni la nueva cita con el fútbol internacional permiten aligerar las ansias de destrucción de los cobardes que solamente en forma de tiranía son capaces de satisfacer sus deseos sexuales y de poder o, quizá, sea posible que dichas citas les permitan propagar su virus mortal con más tranquilidad, pues, según elmundo.es del 28 de junio, diez niños son víctimas de delitos de abuso sexual en España cada día: “`Ese viejo dicho de que el tiempo lo cura todo, es una puta mentira´, afirma rotundo el pianista James Rhodes que ha compartido su historia de nuevo para hacer más visible la realidad sobre la violencia infantil; sufrió abusos a los seis años. Save the Children y la Universidad Pontificia Comillas ponen sobre la mesa esta cuestión, que no consideran lo suficientemente tratada, en el Congreso Sin Cicatrices”.

Enrique Alpuente informa sobre dicha jornada celebrada en Madrid, donde “los responsables pretenden prevenir y concienciar sobre la violencia en la infancia. `Unas cicatrices ni escondidas ni siquiera infligidas´, ha puntualizado el rector de la universidad, Julio Martínez. Para dar cuerpo a la importancia de esta realidad la organización se ampara en las cifras. `En 2014, cerca de 37.000 niños fueron víctimas de delitos violentos en España, de los que 3.732 fueron víctimas de delitos contra la libertad sexual y entre los que se encuentran 246 casos de abusos a menores´, afirma Almudena Escorial, coordinadora de Relaciones Institucionales de Save the Children”. En el caso específico de la Península Ibérica, el director general, Andrés Conde, “esboza una muestra en tres rasgos. En primer lugar, `existe un nivel de tolerancia social muy elevado´. El segundo rasgo es la ausencia de información, `aquello de lo que no hay datos, no existe para los medios de comunicación y por lo tanto, para la sociedad´. Por último, Conde se refiere a la atención pública y política, respecto a la violencia en la infancia, como algo `puntual y efervescente´. `Solo se presta esa atención cuando ocurren sucesos trágicos como el suicidio o asesinato de un niño. Se habla puntualmente y después desaparece´, explica el director”.

¿Cuándo desaparecerá o, cuando menos, remitirá esta lacra? Desde luego, en julio de 2016, no caerá esa breva.

Península Ibérica, un C.S.I. real