viernes. 19.04.2024

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Parece que la política española vive un proceso de regeneración y renovación empujada, en parte, por los resultados electorales...

Parece que la política española vive un proceso de regeneración y renovación empujada, en parte, por los resultados electorales, en parte, por presiones sociales y colectivas, y en parte por presiones de su interior que tampoco entendía cómo se estaba desperdiciando una generación y cómo instituciones con una democracia del siglo XIX pretendían entender y liderar una democracia del siglo XXI.

Para este proceso es necesario un replanteamiento del papel de los partidos políticos en la sociedad, entender que el líder de un partido está ahí para defender las propuestas y el programa de todos/as los/as que trabajan voluntariamente, en el mayor de los casos, para que ellos puedan liderar. Para lograr esto, los partidos deben centrarse en renovar sus estructuras. La ciudadanía puede verse tentada a buscar líderes que les den respuestas a todo, pero el verdadero objetivo sería buscar líderes que sean capaces de convertir a los partidos en estructuras efectivas donde canalizar las soluciones que construyamos entre todas y todos y donde poder defenderlas por medio de sus representantes, cada uno dentro de sus líneas ideológicas  básicas, lógicamente.

¿Y esto cómo se hace? Porque es fácil pedir renovación y difícil aportar ideas. Ahora mismo, la política y la sociedad española están abarrotadas de personas que piden cambios, pero no dan opciones sobre cómo hacerlos. Algunos sí las dan, pero pocas veces se les oye y cuando se asumen sus propuestas, poca gente recuerda quienes las propusieron y se les suele seguir tachando de radicales por defender una postura diferente en cualquier ámbito.

Una de las necesidades más urgentes dentro de los partidos políticos es que exista la bicefalia. La sociedad se ha vuelto un elemento demasiado variable, ágil y complicado como para que una sola persona pueda dirigir un partido y a la misma vez asumir las tareas políticas de encabezar una lista de gobierno.  Habrá que buscar opciones. Puede que sea difícil. Habrá que hacer pruebas y se cometerán errores, pero es un hecho que a largo plazo será inevitable, al menos en la mayoría de los ámbitos. Especialmente ahora cuando la principal labor de un partido sería renovarse.

Por otro lado, estos liderazgos tendrán que tener una amplia capacidad para conseguir acuerdos. Nos esperan años en los que no existirán mayorías absolutas, eso deben asumirlo los partidos y también la ciudadanía que vota, ya que ellos mismos habrán configurado ese panorama. Es decir, si tu gobierno local está compuesto por varios partidos, han sido los y las ciudadanos/as quienes han dibujado un panorama donde pactar es necesario y los partidos representados deberán adaptarse a eso. Todos preferiríamos, quizá, mayorías de nuestra línea ideológica, pero también habrá que respetar el resultado de las urnas. Y eso será duro para unos y otros.

Tampoco basta prometer lo que haga falta para ganar y en este punto, habrá más responsabilidad de la ciudadanía que de los nuevos liderazgos. Me explico, Los nuevos líderes deberán estar más vigilados por nosotros, los ciudadanos, sobre lo que dijeron, lo que dicen, lo que hacen o porqué cambian de parecer. Si un liderazgo carece de credibilidad, da absolutamente igual lo que diga. En ese sentido debemos buscar liderazgos que respeten una coherencia o un razonamiento en sus decisiones, sean de cambio o de permanencia en una postura, y no aquellos que simplemente nos digan aquello que queremos oír.

Seguramente los líderes que están surgiendo ahora mismo, esos que algunos, con ignorancia, trataban de esconder argumentando que aún no era su momento, esos que algunos decían que eran el futuro sin asumir que realmente son el presente, esos serán los que marquen el camino en los próximos años. Estamos presenciando cómo nacen. Seremos testigos y en parte, artífices de quienes sean. Luego podremos quejarnos por habernos equivocado o nos alegraremos de haber acertado, pero seguro que no tendremos excusa si no hemos aprovechado el momento para opinar. Es un buen momento para acercarse a la política el que no lo hubiera hecho hasta ahora, porque todos los partidos, ya existentes o nuevos, de una forma más evidente o de una forma más interna, están en un proceso de renovación que debe ir más allá de la foto del cartel.

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