viernes. 29.03.2024

La momia reviva

valle de los caidos

“Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, reflexiona”
Confucio. Filósofo chino, (571-449 a. C)


La momia desde Cuelgamuros vuelve a caballo para conocer a sus sucesores y orientarlos en el camino de la salvación

Pocas faunas en Europa son tan ricas como la de esta España nuestra. También en la fauna política, donde las buenas especies están a punto de extinguirse, y predominan las deformadas por la corrupción. Las hay de todo pelo, procedencia, tipos, medidas y formas. Junto a los políticos, están los empresarios, en comandita, los que sin producir nada, todo se lo llevan. Sin ellos, sin su influencia, no habría políticos corruptos. Porque los grandes empresarios en España no se dedican a producir, que para eso están los pequeños y mal llamados “emprendedores”. Los grandes empresarios españoles y sus compadres, los banqueros, se dedican a evadir dinero, a no pagar los impuestos que debieran, a blanquear dinero con empresas fantasma, en connivencia y compinchados con los políticos en los diferentes gobiernos, y a comprar terrenos, casonas, futbolistas y otras empresas y profesionales a precio de ganga, para guardar su imagen y seguir eludiendo impuestos y evadiendo capital.

Parecen pocos, porque España es pequeña y todo se sabe, pero son muchos, porque España es grande y libre, donde cada cual hace lo que le da la gana, y cuanto más poder e influencia tiene el parásito, más mano larga le dejan los políticos para que siga haciendo de las suyas. De la mayoría de estos chanchullos poco se sabe, porque no interesa que se sepa. También esto forma parte de la democracia, aunque sea más propio de dictaduras. Y es que las auténticas democracias no existen, teniendo como tenemos en el mundo a su vigilante y guardián, el tío Sam y sus hijos... En España, además, con el agravante de una democracia hecha a la medida del franquismo, que aún perdura, promocionada por ese tío que mete las narices donde haya algo que llevarse, o controlar.

Hasta ahora, podía considerarse que eran ejemplares de cualquier fauna normal, en la que no hay bichos raros, deformes, con más o menos visibles variantes para adaptarse al medio, según Darwin. Adaptación en la que el tío Sam y sus secuaces son expertos, y procuran inocular a otros. Pero lejos de ser una evolución de la especie, es un retroceso. Se está viendo en Europa, y ahora ha surgido en España, que parecía mantenerse vacunada de tanto extremismo, donde, por si fuera poco y no tan grave, se mira con buenos ojos, porque a esos bichos nos han acostumbrado; sus ideas y comportamientos no se han condenado ni reprobado todavía, como en Europa.

Por si algo faltaba para seguir siendo Europa, ha surgido una especie, de la que todavía existen pocos ejemplares, salida del jurásico franquista cuyos genes perduran. No se sabe si es una evolución o un injerto de una dictadura implantada en la fauna española desde la guerra, cuyos genes se concentraban en un generalote que los repartía a sus adeptos. De humanos, entonces y ahora, tienen únicamente el habla, producto natural de un pensamiento exclusivo y excluyente. Por sus palabras y hechos se les distingue. Sus hechos gráfica y concisamente expuestos, estarían reflejados en un mazo -que no un martillo, del que eran y siguen siendo acérrimos enemigos, por ser símbolo de trabajo-, y un padrenuestro escrito en el mango: “a Dios rogando y con el mazo dando”. Golpes y torturas a sus semejantes por tener ideas, quizá para tratar de sacárselas e introducirlas en su mollera, carente de ellas, y oraciones cada mañana, no se sabe bien a qué dios, si al de las condecoraciones para que las repartiera como los genes, o al Dios de los altares. Tampoco sirve de mucho dilucidar cuál, puede que fuera el mismo, al menos sus representantes le llevaban bajo palio, como la custodia en el Corpus. Esta especie, con la misma entraña, el mismo mazo, y la misma mollera, que parecía extinguida, ha surgido de la crisis con tanta fuerza como la susodicha surgida de la guerra. Su lema, el mismo de entonces: ¡salvar España!

Es fauna peligrosa. No respeta a la que evoluciona, ni a la que trata de acomodarse a los tiempos, aunque guarde reminiscencias del pasado, que por pasado hay que dejar atrás. Es especie depredadora que ataca sin ton ni son, dispuesta a formar otra guerra si es preciso, y si no lo consigue, dispuesta a servir a los dioses que no llevan medallas, sino poder oculto, y juegan con las finanzas y las personas de bien para dominar el país y el mundo. Es fauna manejada por intereses que nada tienen que ver con las democracias, aunque se aprovechan de ellas. Cuidado con esta especie surgida del parque jurásico del franquismo, pasado de rancio. El resto de la fauna ibérica debe estar alerta, y distinguirlos porque no van disfrazados y se sienten orgullosos remitiendo a valores que se creían inmutables, identificados con principios de un movimiento inmóvil. Valores falsos, fútiles, que hacen creer ciertos y eternos, lanzando mensajes que nos suenan familiares de haberlos oído continuamente. Pero son hueros, sus discursos son demagogia pura. Aparentan ofrecer rosas y no llevan sino espinas que se clavarán en nuestra piel hasta desangrarnos.

Se nota que aquellos años oscuros aún perduran en el inconsciente colectivo. Sembrando la mentira durante casi medio siglo, han provocado la creencia en el español medio de que era todo verdad, que vivíamos mejor, que España era lo que era porque había lo que había, un salvador. Pero lo que había era eso: Miedo y mediocridad. Que se lo digan (en recuerdo) al insigne poeta don Antonio Machado, que, como muchísimos españoles de la fauna fructífera, tuvo que morir, hace ahora 80 años, fuera de los muros de una patria que amaba más que nadie.   

La momia desde Cuelgamuros vuelve a caballo para conocer a sus sucesores y orientarlos en el camino de la salvación. Quizá otra fauna se vea obligada de nuevo a emigrar; otra vuelva a sufrir torturas, económicas, jurídicas y sociales, y otra no pueda respirar ni encontrar un futuro mejor. Por ese camino íbamos al cambiar hace poco de gobierno. Un gobierno al que intereses partidistas no han dejado gobernar. Parecía que habíamos tomado nuevo rumbo. Que terminaba esa noche de pesadilla que se repite cada cierto tiempo. Pero no. Acabamos con el bipartidismo estilo yanqui, y surge otro con reminiscencias totalitarias y mensajes trasnochados que no llevan a otro lugar que al abismo.

No demos dar marcha atrás. No construyamos una historia que luego tengamos que ocultar. Distingamos el trigo de la cizaña. Cada vez hay más cizaña, y nos puede confundir. Cultivar el trigo es vivir. Y sabemos cómo hacerlo. El 28 de abril es la ocasión para hacerlo.

La momia reviva