viernes. 19.04.2024

Soy Presidente, he sido Presidente, y seguiré siendo Presidente

Me llamo Rajoy, bueno así me llaman hoy, Presidente Rajoy (para no perder la rima). De pequeño, cuando estaba trotando por Pontevedra me llamaban Marianito, luego crecí y acabaron llamándome Mariano. He de reconocer que de rapaz era un poco incapaz hasta para andar, que el habla se me daba mal, como si padeciera  frenillo, dislalia o algo parecido, pero me dijeron que no me preocupara, gallegos como yo había habido con mayores defectos, incluso con el habla aflautado y no fue óbice para dar órdenes y poner a todo el mundo firme, compensando su pequeña estatura con cargos muy altos, incluso superiores al que ahora desempeño, pues mandaba el susodicho sobre el ejército y los civiles, cosa que ya me gustaría, pero no me lo permiten una leyes hechas para una mayoría sin tener en cuenta que yo, como el otro, general de generales, hemos nacido para salvar a España y preservarla de los males que la aquejan, como he venido haciendo durante todo mi mandato. Eran, por tanto, inconvenientes sin mayor importancia; pese a ellos, llegaría muy lejos, no sólo hasta Madrid, sino más allá, incluso más allá del Pardo, hasta la Moncloa, donde ahora me encuentro y de donde me quieren echar unos advenedizos, que a buen seguro son más inútiles que yo, porque no tienen tanta experiencia de gobierno como yo.

Fui, por nombrar solo algunos carguitos, ministro de varias carteras. Todas a la vez no, hombre, que tengo solamente dos manos, como todo hijo de vecino que elige al alcalde, pero eso sí, mucha mano derecha y algo de izquierda (jajaja, qué malo soy), que para llevar varios misterios, digo ministerios, hay que ser muy español y tenerlos bien puestos... Iba a decir una incongruencia, pero no me van esas cosas de insultos, o malas palabras como ruiz, que siempre sientan mal, porque somos sentimientos y queda algo de educación, mejorada eso sí, que hemos luchado por la calidad, por la caridad y la solidaridad con los amigos y compañeros de partido, con esos que íbamos al “bar de cenas”, de “rato en rato”, no diariamente, que los tiempos no están para derrochar, que la crisis nos afecta a todos, y nada “sobra”, aunque algunas malas lenguas hablen de “sobres”.

Esas rondas eran antes, ya no, algunos de mis compas ahora no pueden salir de copas ni de jarana, no porque no tengan dinero, que lo tienen pero escondido, que para ellos la crisis no existía, y se aprovechaban de ella. Por ser malos están en la cárcel. Y por no hacerme caso. El gobierno que formé, como me dio la gana (¡qué tiempos cuando podía hacer lo que quería con el apoyo de la mayoría! -soy pura poesía- jejeje), ese gobierno mío de mis entretelas, quiso ser generoso con los amigos, y tratamos de blanquearles ese dinero con una atractiva ley de amnistía fiscal, pero ni de los amigos te puedes fiar, no trajeron lo que pensábamos, y por eso siguió la crisis. Así que yo, quede claro, no tengo la culpa. Estoy convencido de que son casos aislados, que en mi partido somos todos decentes y que los grandes empresarios son también decentes... salvo algunos, repito. Pero en todas las familias hay un garbanzo negro. A veces son los que destacan en la olla y por eso algunos periodistas, que “no deberían echar las campanas al suelo”, se ceban en ellos, nos pisotean como a felpudos campanudos, y a todos nos juzgan por igual, sin cesar de criticar. Piensan que también yo, que soy Rajoy, tengo que dejar en el presente de ser presidente (qué rimoso me he vuelto), porque he hecho mal las cosas...

Ya quisiera ver yo a otros dirigentes conseguir en tan poco tiempo lo que yo: en educación, en sanidad, en servicios sociales, en el aumento del paro, en la disminución de derechos... (Perdón he tenido un lapsus; es a la inversa). Me he cargado en cinco años, y así es preciso reconocerlo, lo que otros han tardado un siglo en conseguir. Si eso no indica capacidad, que venga Dios y lo vea. Y digo más para que no se me malinterprete y vengan los periodistas sacando las cosas de “calcio”: Estoy dispuesto a acabar de una vez por todas con el desempleo. Es mi promesa estrella si sigo de presidente, y no puedo estrellarme, porque tengo que seguir de presidente al ser el único que se atreverá a hacerlo. Seguro que si sale elegido de presidente otro de esos políticos novatos en estas segundas votaciones, no tendrá coj... digo agallas para hacerlo (me mata el sentido de la rima). Y no quiero que en este caso rime, pues la compostura, las  buenas maneras, no hay que perderlas, aunque nadie te apoye. Puestos a hablar de esto: ¿es lo mismo rimar que arrimar? A mí me pierden las dos cosas, pero últimamente estoy muy interesado en arrimar. Dejando aparte de si hago rima asonante o consonante, me interesa arrimar votos a mi candidatura, pero estoy notando que hay muchos que no me votan, ni dejan que me voten. Eso es tener mala entraña, y poca visión política, precisamente cuando España progresa y va saliendo de la crisis gracias a mi capacidad. No pido otra cosa que solidaridad. Ambas posturas, capacidad por mi parte y solidaridad por la suya, conseguirán que España siga progresando. Y además, riman, porque rimar y arrimar pueden llegar a ser la misma cosa, coincidir en un punto concreto del hemiciclo para que deje de ser un circo, que también, hemiciclo y circo, es otra rima, aunque a algunos no les entre en la cabeza. Y no les entra, con rima, sin rima, ni arrima, porque no quieren el progreso de España sino su propio progreso, y obtener el poder que tanto me ha costado a mí.

Hablando de rima: capacidad y solidaridad, ¿es rima asonante o consonante? No lo recuerdo bien, hace tanto que dejé la secundaria que no sé bien si asonante era si no sonaba entera, y consonante, si sonaba al final de cada verso, sola o acompañada de otros versos y otras rimas... Bueno dejemos este galimatías, y vayamos a lo nuestro. Al paro.

Quiero decir a hablar del paro, porque sería el colmo que un presidente de gobierno tuviera que irse al paro, entre otras cosas porque está tan a la baja la Seguridad Social, que no quedaría dinero para pagar su subsidio...  ni aunque fuera la mitad. 

¿Que cómo voy a acabar con el paro?, me preguntarán algunos incrédulos, ¿ahora, tan pronto, y así, de un plumazo, si en estos años pasados de “legisladura” no he sido capaz? Tengo la solución. Es difícil e impopular, por eso no me he atrevido a llevarla a cabo antes, y eso que se trata de una medida a la que estoy acostumbrado, porque he tomado muchas parecidas, alguna de ellas, malinterpretadas, como la ley esa que han dado en llamar “mordaza”, cuando no se trata de poner un bozal a nadie, sino de dar seguridad a la sociedad (lo mío con la poesía es innato), y proteger a los ciudadanos tranquilos que no se meten en política, que la política es para unos pocos que vivimos de eso.

Yo muy malo no seré cuando he pasado por tantos cargos hasta ostentar el más importante, que aunque muchos no lo crean es el cargo que menos poder tiene. Ya me gustaría a mí ser el que más manda en España, como el otro paisano, o en Europa, como la germana esa de la caridad, y mandar a tomar por... vientos a quienes me ordenan cortar y recortar por lo sano (Nada, que no lo puedo remediar, cortar y recortar). He hecho ya tanto recorte que me van a galardonar con el cuerno de oro, como el mejor recortador de toros; he dicho de “toros”, que de “todos” ya tengo a bien haberlo conseguido desde el primer día que tomé posesión de este palacio del que ahora me quieren echar. Pues ¡no señor! No pienso irme. He sido presidente, soy presidente, y seguiré siendo presidente... Porque está claro que ninguno de mis adversarios se pone de acuerdo, mucho blablabla, mucho que no te queremos, que te vayas, y no son capaces de echarme... Porque yo soy capaz de rimar con  suma facilidad, sin embargo,, pese a mis esfuerzos, no consigo arrimar ni siquiera el ascua a mi sardina. Y mira que les he dicho por activa y por pasiva que pacten conmigo, que yo tengo la fuerza, y que la fuerza les acompaña, como en la guerra esa de las galaxias, pero no me hacen ni pu... Bueno que las formas no hay que perderlas, ni el sillón, ni el coche oficial, ni el sobre del sobresueldo... Me estoy haciendo un lío, y no estoy para achicar el agua a nadie.

Como me he ido por otro cauce, creo que no he contestado a la pregunta de cómo voy a acabar con esta lacra que es el desempleo. Sé que muchos no me creerán, porque he podido hacerlo antes y no lo he hecho. Pero es que no quería cargar más las tintas ante tantas medidas negativas como he tenido que implantar a los sufridos españoles. No es que me vaya a sacar ahora un conejo de la chistera, o haya soplado la lámpara de Aladino y haya venido a mí el Genio a concederme un deseo: el de acabar con el paro. Ese es mi mayor deseo, y a la vez es mi gran promesa. ¡He encontrado la solución! Por fin estoy dispuesto a tomar la medida que tanto he dudado en llevar a cabo: ¡prohibirlo! Sí, señor. Si de nuevo salgo de presidente, el paro será prohibido. ¡Hala!  

Soy Presidente, he sido Presidente, y seguiré siendo Presidente