viernes. 19.04.2024

¡Infeliz navidad! Niños sin Navidad

“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos” J. F. Kennedy

“Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia”. Nelson Mandela

Por las redes sociales, en estas fechas entrañables y familiares, en muchos aspectos hasta ñoñas y edulcoradas, sacadas de quicio, las injusticias y desigualdades se hacen bien patentes. En estas fechas de regalos y comilonas, la imagen y la voz de un niño mejicano se divulga entre el mundo rico apelando a nuestra conciencia por si nos resta todavía algo de humanidad. En el corto video, difundido por las redes sociales, este niñito mejicano, ejemplo de millones de niños en su mismo estado, y aún peor, pregunta a los niños del mundo rico, con acceso a la escuela, sanidad, casa, ropa, agua y comida, si saben qué es pasar noches durmiendo en las aceras, soñando con un beso de sus padres, las caricias y juegos de sus hermanos. Les pregunta si saben qué es caminar descalzos, no tener padre ni madre, vagabundear mendigando entre el desprecio y la opulencia de otros niños y padres que le rodean y pasan de largo con sus paquetes de regalos y bolsas de comida... Pregunta si saben qué estar malo y no tener pa medicinas...; pisar el suelo abrasador o helado y no tener zapatillas... Soñar con comer porque lleva días sin probar bocado, o sin beber agua casi muerto de  sed... Pregunta con la tristeza irisada en sus grandes ojos, si saben qué es “ver la navidad y no poder gozarla”, ver millones de juguetes en escaparates y saber que Santa Claus no va a traerle nada... ¿Sabes qué es ser niño pobre? Pregunta el mejicano del video.

   Si peligroso es ser niño, ser niño pobre es la vergüenza de la humanidad. Y ser niño, pobre, y rodeado de tiros, es la mayor ignominia de la humanidad. Y ser niño y morir de un bombazo o un disparo, haber crecido en plena guerra, y huir de ella para morir ahogado en el mar o muerto de frío en un campo de refugiados, es la barbarie de una humanidad que se cree civilizada. Ser niño, y pobre y morir de hambre, es el pecado sin perdón de una humanidad sin futuro, sin alma, sin inteligencia. Estos niños nos indican que formamos una humanidad idiota. 

Y a pesar de todo, ese niño pobre mejicano, o de cualquier parte del mundo, influido por millones de luces que iluminan calles, escaparates y juguetes, sabedor de las injusticias de esta aldea global, desea al mundo rico y civilizado que tenga una ¡feliz navidad! Lo que ellos desean, lo quieren para los demás... los que nada tienen a los que les sobra todo, incluso la navidad.  

La pobreza es una aberración. La peor enfermedad. El mundo está infectado por ella y no nos damos cuenta. Peor todavía, lo sabemos pero cada vez sembramos más pobreza, tanto en nuestros semejantes como en la naturaleza, que siendo rica, la estamos convirtiendo en pobre, agotando sus recursos... Tan absurdos, incoherentes y estúpidos somos los humanos. Nos creemos ricos a costa del manejo de los demás y de la misma naturaleza. Nos creemos privilegiados por vivir en la parte del mundo que creemos lo tiene todo... Y nos falta lo más elemental: humanidad, consciencia y sabiduría. Somos inhumanos, las bestias nos ganan en comportamientos coherentes y conocimientos lógicos. Somos inconscientes confiando que el progreso nos salvará. Somos ignorantes que cada vez sabemos menos y obramos peor, guiados por el egoísmo y el interés, tanto en relación con nuestros semejantes, como ante el medio en el que nos desenvolvemos. Somos tan estúpidos que nos creemos su dueño, y no queremos ver, obnubilados por la técnica, que el medio natural es quien manda sobre nosotros; él es nuestro dueño, sin el cual no podemos vivir. La naturaleza, fuente de sabiduría, vivirá y pervivirá cuando nosotros hayamos desaparecido, o mejor todavía, se desarrollará según sus propias leyes de mejor manera cuando nosotros hayamos desaparecido; un proceso semejante al de los dinosaurios. La humanidad desaparecerá cuando falten niños. Y los niños son el fruto más sensible, indefenso y frágil de la naturaleza.

   Cada año, cada siglo, vamos peor. Nuestro gran Quevedo, crítico, sabio y poderoso de mente y de lengua, nos lo advierte en unos versos imperecederos, cuya actualidad, después de cinco siglos, deberían hacernos reflexionar, así como los pensamientos de esos dos grandes hombres de nuestra cercana historia. Aprovechemos estas fiestas, quienes tenemos el privilegio de vivirlas en paz y en familia, para pensar, y cambiar nuestra imperiosa estupidez.

   Acabemos con la pobreza; suficientes medios hay. Erradiquemos con urgencia la pobreza infantil, la de otros países, y la que nos rodea, la nuestra. Sólo un dato, ofrecido por instituciones de confianza con amplia experiencia en el mundo infantil: En seis países de la rica y civilizada Unión Europea hay más de 9 millones de niños en situación de extrema pobreza. Sin contar los refugiados. España es el 2º país con más pobreza infantil de Europa. Uno de cada 3 niños es pobre. Sí, en España. ¿Cómo será su navidad? ¿Y en Alepo, el Kurdistán, Sudán, Gaza, en toda Siria..? Su música no es otra que disparos y explosiones. Sus luces son las bombas. Sus ilusiones, las enfermedades y el hambre. Sus regalos, las heridas y la muerte. ¡Basta ya!

La pobreza....  Fco. De Quevedo.

Pues amarga la verdad,
Quiero echarla de la boca;
Y si al alma su hiel toca,
Esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
Ha engendrado en mí pereza
La Pobreza.

….

¿Quién procura que se aleje
Del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo toda Cristiana,
Tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
El desprecio y la tristeza?
La Pobreza.

¡Infeliz navidad! Niños sin Navidad