martes. 19.03.2024

Feliz será el Año Nuevo

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El dinero es una quimera por la que se matan los humanos. Como toda quimera es una mentira, una realidad virtual, sin existencia...

En estas fechas donde no hay tiempo ni ganas para leer algo que merezca la pena, pues mente y cuerpo están en otra cosa, sólo me queda colaborar a esa pereza lectora ofreciendo textos breves, que si son buenos, son dos veces buenos, y frases cortas, que si tienen fondo, no importará la forma. Todo para desear a mis lectores y a quien me lea por primera vez, o simplemente se haya fijado en el titular de la presente columna, que pasen felizmente el año que empieza, como en buena parte del mundo, este uno de enero. Sin duda feliz será el Año Nuevo, si a lo largo del mismo, cada persona se mantiene en salud y amor. Los dos únicos valores que justifican y engrandecen la vida. Y la alargan.

Habrá quien añada, por eso de la vieja canción, y el triple aforismo, el dinero. Salud, dinero, y amor. Se equivoca. El dinero es una quimera por la que se matan los humanos. Como toda quimera es una mentira, una realidad virtual, sin existencia, algo sin entidad que persiguen las mentes locas, que pueden ser devoradas por ella. No en vano se representa como un monstruo terrible con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. Otras veces con tres cabezas, cola de serpiente, o como un dragón devorador que echa fuego por las fauces. En la mitología griega, Quimera era un monstruo hambriento que vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las poblaciones y engullendo personas, animales, y rebaños enteros. Así es el dinero convertido actualmente en un deformado dios al que adoran los humanos y por el que son capaces de cualquier cosa, incluso matar a su padre. Por el dinero se montan guerras, se pergeñan desavenencias entre naciones y familias; por el dinero aumenta la esclavitud infantil, y la trata de blancas; por dinero se traiciona al amigo y se aniquila al enemigo; por dinero se destruye el planeta, y por dinero se destruyen los humanos. Todos los males acarrea el dinero, aunque pensemos que también acarrea bienes. El dinero, ha dicho el Papa, es el excremento del diablo. Y no voy a decir más, que mucho se ha dicho ya del dinero, desde el arcipreste de Hita, a Quevedo, y hasta el mismo Papa de Roma, que acabo de citar.   

Para desgracia nuestra, este sistema tiene la desfachatez de valorar más el dinero que la vida. Y así va el mundo. Habrá quien me refute que el dinero es necesario. Otra falacia. Es cierto que sin dinero no se puede viajar, o trasladarse al trabajo, ni montar empresas, ni alimentar a la familia, ni tener familia... De acuerdo. Pero en su justa medida. El dinero, los bancos nos oprimen, dirigen y esclavizan nuestra vida. Los bancos no deberían existir, y de hecho hasta hace un siglo no existían tal como hoy se han montado: todo lo controlan, desde vidas personales a gobiernos, y todo pasa por sus manos, invisibles, usureras, depredadoras y asesinas. ¡Vaya progreso! ¡Vaya sistema enfermizo y decadente, montado por unos pocos para hacer la vida imposible a los demás! Por eso abogo por la salud y el amor. Y si hay que añadir una tercera palabra, por eso del aforismo trinitario, que sea la paz. Salud, amor y paz. Eso deseo para todos en este año que empieza. Y feliz será el año nuevo:

- Si no hay más desahucios por falta de pago del alquiler, por las nubes, y las hipotecas, por sus usuras.

- Si no hay más asesinatos de mujeres indefensas

- Si no hay niños y niñas desaparecidos

- Si no hay guerras en ninguna parte del mundo

- Si no hay odios a quien no es de nuestro mismo color, de nuestra misma manera de pensar, o de nuestra aceptación

- Si no hay una concepción del otro como nuestro competidor o enemigo

- Si no hay mentiras e infidelidades entre las personas

- Si no hay despidos y pérdidas de puestos de trabajo, y cierre de empresas

- Si no hay malversación de fondos públicos

- Si no hay corrupción ni favores al amigo en las administraciones públicas

- Si no hay paraísos fiscales donde esconder el dinero público robado

- Si no hay gobiernos que conculquen los derechos humanos

- Si no hay delincuencia ni individuos que se apropien de lo ajeno

- Si no hay violencia en las calles ni en la televisión

- Si no hay pobres al lado de ricos que se mantienen ajenos a los problemas humanos

- Si no hay hambre en el mundo

- Si no hay desigualdades e injusticias, personales, económicas, familiares, laborales y ecológicas...

Tanto queda por hacer, por corregir y por promocionar, que si el sistema no cambia, nos veremos abocados al mayor de los abismos. Nuestra propia destrucción. También los ricos y clases poderosas. También los privilegiados. También los gobiernos. Nadie se salvará.

Si no hay todo eso, feliz será el Año Nuevo. La Vida Nueva.

Feliz será el Año Nuevo