sábado. 20.04.2024

El 'escrabel' de Rajoy: “Tomar el tranvía en la Puerta del Sol, o tomar el sol en la puerta del tranvía”

escrable

Dicen los psicólogos y expertos en estos temas que el lenguaje y el pensamiento van unidos, estrechamente interrelacionados, que son la misma cosa, hasta el punto de que el lenguaje es pensamiento, y el pensamiento se expresa en el lenguaje. Éste, a su vez, es el escaparate del cerebro, salvo excepciones como la tartamudez, que puede deberse a otras causas, como el agolpamiento de ideas, o un tropel de pensamientos, que quieren exteriorizarse con la misma rapidez que surgen en el interior; al ser imposible por la limitación temporal de cada frase, una detrás de la otra, producen la vacilación en la pronunciación. La tartamudez es casi lo contrario, puede considerarse como indicativo del exceso de ideas, o atribuirse a la timidez del individuo. Pero cuando el cerebro está dañado por otra causa, problemas en el nacimiento, combinación genética, o por la educación y presión ambiental, es distinto. Resumiendo, tal como sea su expresión externa, nos indica su “amueblamiento interior”. Cuando interiormente los muebles están mal colocados, o sea, las neuronas en nuestro cerebro, se desvaría, y el lenguaje se hace ininteligible, farragoso, o carente de lógica. Las disfunciones en el habla son indicativo, pues, de alguna disfunción cerebral. Es bien sabido, a  pesar de que solamente usamos, según Einstein, el 10 % de nuestro cerebro, que éste lo controla todo, es la máquina que nos mueve. Por tanto, un defecto en el habla, es un defecto del pensamiento. Eso lo debe saber también el señor Rajoy al sacar el tema en su discurso del Congreso en la moción de censura que la ha puesto Podemos. Lenguaje y pensamiento.

Y por su boca bajo bigote, bordeada de barbilla blanquecina, nuestro presidente, lanzó otra de sus joyas, dirigiéndose a los escaños de los culpables de encontrarse ese día y a esa hora ahí, cuando mejor estaría corriendo por los jardines de palacio, cuando tanto calor hace en Madrid. He aquí textual la frase del susodicho: “Ustedes piensan antes de hablar, o hablan tras pensar. Cuanto peor, mejor para todos, y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí su beneficio político”.

Y uno que ha estudiado los intríngulis del lenguaje y hace de las palabras su instrumento tratando de crear arte, literatura, y trata de enseñar el significado de este maravilloso don que es el habla, como código de comunicación, busca por si encuentra algún “tropo”* que defina el pensamiento o la idea que con esas frases ha tratado de expresar nuestro locuaz presidente de gobierno. Y uno, obligado a estudiar la “preceptiva literaria”, analiza el texto, sabiendo que el “tropo” es una figura bien de pensamiento -fondo-, bien de palabra en la oratoria -forma-; y al no hallarlo, rebusca por si existe algún retruécano, metonimia, epifonema, preterición, o paradojas a las que tan aficionado era nuestro gran pensador Unamuno, y llegar a alguna conclusión que aclare lo dicho. Y uno, ante las frases del estadista Rajoy, echa mano, como si de una brújula se tratara, para guiar sus pasos fonéticos, del ejemplo del popular retruécano que dice: “No es igual tomar el tranvía en la Puerta del Sol, que tomar el sol en la puerta del tranvía”, donde se condensan ambos tropos, de pensamiento -idea/fondo-, y de palabra -forma-. Pensamiento y expresión.

De este tenor, pero sin sentido, como hechas a contrapié, suelen ser los galimatías del señor Rajoy. Sus discursos, como ha dicho Buenafuente, son como los muebles del Ikea, te lo dan en piezas y tú te encargas de enlazarlos; y siempre... o te sobran piezas o te faltan. A Rajoy parecen faltarle, porque ni con el mejor ensamblaje, encuentra uno sentido a lo que dice, aunque “sea sentimiento y tenga mucho español, vecino de cualquier alcalde, un caso aislado de corrupción, pues todo lo publicado es mentira, salvo algunos casos”... ¡Qué labia! ¡Qué agudeza de pensamiento! Ganó la moción porque no tenía otro remedio. Pero también ganó Podemos que le ha puesto en un brete al señor Brey.

Me mandó las imágenes de su intervención un amigo, y pensé en un principio que sería un montaje, hasta que luego vi la misma escena con las mismas palabras en los informativos. No me lo podía creer, aunque tampoco me extrañó que de tal boca salieran tales palabras, acostumbrados como nos tiene nuestro ínclito presidente a semejantes dichos, hechos, y puestas en escena rayanas en el ridículo, propias de alguien con un cerebro destartalado, afectado por lo que dio en llamarse el Síndrome de la Moncloa, o la obnubilación del poder. Esas cosas deben afectar sobre todo a quien no lee más que informaciones deportivas para esquivar las noticias sobre corrupciones que le rodean como los buitres la carroña. Debe ser duro mantenerse en situaciones límites a diario, y si un día esas situaciones explotan, como es una moción de censura o de confianza, aunque de antemano tenga uno las de ganar, eso de sentarse o ponerse de pie en un banquillo o en un atril, dando el careto que uno no sabe qué poner, ni qué decir que no se sepa, bueno o no tan bueno, es lógico que las mayores barbaridades y estupideces surjan sin querer, por eso que Freud llamó la “Psicopatología de la vida cotidiana”. Todos lo hemos sufrido alguna vez, en mayor o menor grado, que en el puesto de un presidente que preside a trancas y barrancas, y le persiguen desde dentro y fuera de su partido, debe ser de pasión cruenta. Un mal trago.  Podría concluir que para componer bien sus frases, se compre un tablero con fichas de letras y empiece por cruzar palabras, como en el “escrabel”*. Resultará divertido y no hará sufrir a los españoles con tantos cortes, recortes, corrupciones y amnistías... Injustas, crueles y canallescas medidas que empobrecen a los españoles mientras enriquecen a sus amigos.


SCRABBLE, también conocido con otros nombres, como Juego de Palabras Cruzadas, es un juego de mesa de dos a cuatro jugadores, en que mediante siete fichas con diferentes letras, cada jugador debe formar palabras y entrecruzarlas hasta que quien consigue la mayor puntuación, sale ganador. En los años 80 se hizo muy popular, hasta el punto de comenzar a celebrarse campeonatos al estilo del ajedrez. En 1991 se celebró el primer campeonato mundial en Londres, y ses años después, en Madrid.

TROPO: Es un elemento de la retórica consistente en desviar el contenido de una palabra o expresión, sustituyéndolo por otro. Sustitución o alteración de una frase por otra cuyo sentido es figurado.

Las figuras (tropos), tanto de pensamiento como de palabra, pueden ser lógicas, pintorescas o patéticas. Las del señor Rajoy solo son patéticas, como la muestra.

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