martes. 16.04.2024

Coalición, estabilidad y eficacia

Por primera vez en la historia de la vigente democracia española, el Gobierno de la nación estará conformado por una coalición, una coalición progresista. Ocurrirá con un Presidente del PSOE, como siempre ha ocurrido con los retos importantes que afronta el país. 

Y, sobre todo, compartimos la gran ilusión y la enorme responsabilidad de responder positivamente a las esperanzas que millones de españoles y españolas han depositado en nosotros

Los gobiernos de coalición entre varias formaciones políticas siempre fueron frecuentes en las democracias consolidadas del resto de Europa. Con la creciente fragmentación en la representación parlamentaria, además, se han convertido en habituales.

De hecho, hasta 19 de los 28 gobiernos nacionales de la Unión Europea son hoy coaliciones, incluida la propia Comisión Europea. 

La fórmula de la coalición también se utiliza desde hace tiempo en España, de forma profusa y normalizada, para constituir los gobiernos de las Comunidades Autónomas y de muchos Ayuntamientos.  

14 de los 19 ejecutivos autonómicos vigentes cuentan con consejeros procedentes de fuerzas políticas diversas. Hay gobiernos autonómicos de dos partidos (Andalucía), de tres partidos (Navarra) e, incluso, de cuatro partidos (Aragón).

En el ámbito municipal, la coalición se ha convertido en la fórmula más habitual para la formación de gobiernos, sobre todo en las grandes ciudades. Así ocurre, por ejemplo, en Madrid, en Barcelona, en Valencia, en Valladolid, en Murcia… 

Desde determinados ámbitos conservadores se empeñan durante estos días en identificar coalición con inestabilidad, ingobernabilidad, hipertrofia e ineficacia. Es cierto que pesan aún en la memoria colectiva algunas malas experiencias históricas. No existen antecedentes recientes de coaliciones en el gobierno nacional.

Y hay una ansiedad poco disimulada por parte de las derechas en el deseo de que fracase esta primera coalición progresista. 

Sin embargo, hay buenas y poderosas razones para que la experiencia de la coalición progresista sea un éxito. 

La coalición entre PSOE y Unidas Podemos responde a la voluntad popular expresada en las urnas el pasado 10 de noviembre. La ciudadanía voto mayoritariamente por un Gobierno liderado por el PSOE y fruto del acuerdo entre fuerzas de progreso.

En un escenario político nacional en el que predomina la pluralidad y la diversidad de posiciones y planteamientos, coalición equivale a encuentro, a suma, a acuerdo y, por tanto, a estabilidad y eficacia.

Nadie puede sostener en serio que Alemania o Suecia, por poner algunos ejemplos de otras coaliciones de gobierno en Europa, sean precisamente referencias de ingobernabilidad. 

PSOE y Unidas Podemos ya hemos demostrado durante la XII legislatura, a partir de la moción de censura al Gobierno Rajoy, que compartimos valores fundamentales y que somos capaces de entendernos para impulsar políticas de progreso. Ahí está la subida histórica del salario mínimo para acreditarlo.

Ambas formaciones hemos suscrito un amplio acuerdo programático y legislativo, con medidas valientes para el avance social, el feminismo, el ecologismo y el europeísmo. 

También hemos firmado un protocolo de funcionamiento de la coalición progresista, que asegura la coherencia del Gobierno y el trabajo bien coordinado en el Parlamento.

Y, sobre todo, compartimos la gran ilusión y la enorme responsabilidad de responder positivamente a las esperanzas que millones de españoles y españolas han depositado en nosotros. 

Ya sabemos lo que hay enfrente: unas derechas radicalizadas, sin respeto alguno por la institucionalidad democrática, que van a hacer todo lo posible, lo lícito y lo ilícito, para frustrar el buen trabajo de este Gobierno, “aunque se hunda España”, como diría Montoro. 

Esto tiene que salir bien y nos va a salir bien.

Coalición, estabilidad y eficacia