jueves. 28.03.2024

Joan Coscubiela, en la diana del odio del independentismo

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Quienes estén interesados en hacer una tesis sobre el fenómeno del sectarismo y el odio que se puede llegar a generar en muchas personas alineadas a una idea política, les recomiendo que sigan diariamente el Twitter de Joan Coscubiela. Será una experiencia que les permitirá disponer de un auténtico laboratorio, abundante material sobre el fanatismo para su estudio de investigación.

Sabíamos que, en todos los procesos identitarios, la historia nos lo ha ido demostrando, las personas somos capaces, sin reflexionar, de unirnos a grupos. Que primero empezamos dejando de empatizar con el otro y luego, en no pocos casos, pasamos al odio. El Twitter de Juan Coscubiela es una buena plaza pública en la que se ve con claridad este salto en el que se pasa a la violencia verbal, al insulto, la mentira y la difamación. Joana Bonet escribió en La Vanguardia, que “el insulto se ha convertido en herramienta de relación social, válida y aceptada, y una forma de violencia amplificada por las redes”. Pero aceptar el odio y el insulto, la normalización de este hecho en el debate político y social, sería la evidencia que se ha roto...y que la sociedad hemos dimitido del principio de convivencia. Si queremos usar un calibre grueso, con referencia a la filósofa Hannah Arendt para definirlo, podríamos incluso decir que estamos entrando en “la banalización del odio”

Solo tenemos que asomarnos diariamente a la cuenta de Twitter de Joan Coscubiela y encontraremos no precisamente troles, sino personas ilustres de la sociedad catalana, el establishment mediático e intelectual de la capilla, como directores de periódicos, presentadores de televisión, actores, periodistas, políticos profesionales y cientos de personas mal educadas que responden con indisimulado odio y descalificaciones a todas las opiniones y comentarios, generalmente bien educadas, de Joan Coscubiela. No voy a reproducir en estas líneas la lista infinita de infundios, insultos, incluso amenazas. Para quien no los conozca o piense que quizás estoy exagerando, aquí tienen el enlace @jcoscu; buceen en su cuenta y encontrará un amplio catálogo de personajes claramente supremacistas, anti sindicales, reaccionarios, fascistas y clasistas, sí clasistas.

Cuando lean la ristra de insultos y de odio se preguntarán, como es lógico, si estas personas están mentalmente sanas y equilibradas, o simplemente es el resultado lógico de una caldera social, calentada irresponsablemente por los líderes del procés, que acaba destilando fanatismo y odio. Ese odio en estos días tan analizado y comentado al ver a los fanáticos seguidores de Trump asaltando el

Congreso de EEUU en búsqueda o, mejor dicho, a la caza de infieles y traidores a la patria. Precisamente “traidor” es el insulto que recibe constantemente Coscubiela por parte de ese sector de “patriotas”.

La pregunta que nos podemos hacer es ¿qué es lo que genera a estos “patriotas” tanto odio una persona que ya no está en la batalla partidista y electoral?, ¿qué les motiva destilar tantos ataques, incluso desde los ámbitos institucionales, como hemos visto hace unos días desde un programa de máxima audiencia de TV3, o por parte de editoriales de diarios digitales de la órbita independentista? Quizás la respuesta la tendremos que buscar en las palabras del filosofo Nietzsche cuando dijo que: "nadie odia al inferior o al igual; se odia al que se cree superior, se odia al que se teme".

Por esto el odio a Joan Coscubiela constituye un signo de debilidad del independentismo frente a su histórico discurso del 7 de septiembre de 2017 en el Parlament, que bien podría resumirse en aquel histórico grito "venceréis pero no convenceréis”. Debilidad, frente a la dignidad de la foto exhibiendo el voto “NO”.  Y que sus odiadores le arrojan, día a día, en las redes sociales con la pretensión de insultarlo, cuando en realidad es una imagen que recuerda la valentía y honestidad de quien defiende de frente su opinión con honestidad.

Lo odiadores ya deberían saber que la línea que separa los legítimos desacuerdos de la polarización populista es el modo cómo se trata al oponente. Lo más preocupante y peligroso es que el lenguaje que usan en el Twitter de Joan Coscubiela, no es por desgracia una anécdota, es un reflejo del ambiente en el que viven amplios círculos de la sociedad catalana.

Y a Joan, reiterarle, como dice la ranchera, "¡no te arrugues cuero viejo, que te queremos de tambor!". 

Joan Coscubiela, en la diana del odio del independentismo