viernes. 29.03.2024

FMI y Reforma Laboral, sacrificios sin recompensa

Ahora que la política salarial se ha situado en el centro del debate por la absurda propuesta de los sabios del FMI, puede ser un buen momento para hacer balance del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva...

Había una pareja muy enamorada pero a la vez muy pobre. El marido quería hacer un bonito regalo a su mujer para el aniversario de boda. Sabía que le hacía mucha ilusión una peineta de oro para su hermoso cabello, así que se vendió su reloj de bolsillo que había heredado de su bisabuelo para comprarla.

Su mujer, que también quería demostrarle su amor al marido, vendió su hermoso y largo cabello para poder comprarle una cadena para el reloj de bolsillo.

Esta breve historia, utilizada en las técnicas de negociación para explicar que no siempre se puede alcanzar un objetivo sólo con el sacrificio, aun lleno de buenas intenciones, si no ha estado debidamente coordinado.

Es precisamente lo que nos ha ocurrido con los fuertes sacrificios realizados en estos años por los trabajadores en materia salarial en muchas empresas y sectores cuando se han realizado de forma desordenada, sin relacionarse con beneficios, empleo, inversión, precios, etc., como establecía el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (II AENC) para los años 2012, 2013 y 2014 firmado el 25.2.2012 por CEOE, CCOO y UGT.

Ahora, se ha vuelto a situar la política salarial en el centro del debate por la absurda propuesta de los sabios del FMI emplazándonos a rebajar el 10% los sueldos. Puede ser un buen momento para hacer balance del II AENC, de su resultado en relación con su objetivo principal. Recordemos, éste era explícitamente facilitar el equilibrio y reparto de esfuerzos entre el factor trabajo y el capital para conseguir la necesaria reducción de costes y mejorar la competitividad de nuestros bienes y servicios con el objetivo de consolidar el empleo desde una negociación fluida de los convenios.

Pero la realidad ha sido muy distinta. Ha imperado la crispación, el bloqueo y dilatación en la mayoría de los convenios durante 2012 y 2013, incluso se ha reducido el número de trabajadores y empresas cubiertos por éstos. ¿La razón? La Reforma Laboral aprobada por el PP poco después de la firma del II AENC que modificó de raíz las reglas de juego y debilitó, por no decir dinamitó, las bases sobre las que se había negociado este acuerdo. Así, dejó prácticamente sin efecto los tímidos estímulos al dialogo y a la participación de los trabajadores en las empresas. Porque se trata de dos orientaciones contrapuestas que han generado para los sindicatos españoles una situación de extrema dificultad. Debían negociar los convenios con un pie en el tren en marcha de la Reforma Laboral y el otro pie en el andén de los criterios acordados con CEOE en el II AENC.

¿Ha sido una estrategia equivocada la que expresa el II AENC? No, en absoluto, fue una estrategia equivocada. Siguen siendo válidos, por necesarios, tanto los criterios recogidos en este acuerdo sobre flexibilidad en la organización del trabajo y la jornada, como los profundos cambios introducidos en la tradicional política salarial con las nuevas referencias alternativas al IPC y la revisión salarial. O los nuevos criterios sobre el salario variable, que, por cierto, la experiencia ha confirmado las serias reservas para implantarlo que, más allá de la retórica, tienen muchas empresas cuando precisa negociación e información veraz sobre la marcha y resultados de la misma.

Porque el problema real, más allá de FMI o AENC, como explica en su excelente artículo, el profesor de la URJC, Miguel Ángel García Díaz, “es la sensación de desequilibrio en los esfuerzos que tienen los trabajadores asalariados, porque después de realizar un importante esfuerzo…. comprueban con rabia que la tasa de desempleo sigue siendo indecente”.

Día a día se demuestra esta situación en las muchas negociaciones en empresas donde los sacrificios son negociados y acordados; tanto donde los sacrificios responden al conocimiento de las causas y razones que los justifican como cuando los sacrificios se traducen en clara contrapartidas en empleo o mayor carga de trabajo.

Estos sabios --el Gobierno, la CEOE, el FMI y el Comisario Olli Ilmari Rehn--, deben saber, como sabe la gran mayoría de la sociedad española, que ya querrían para si poder demostrar con hechos y decisiones los niveles de responsabilidad que los trabajadores y las trabajadoras españoles y sus sindicatos están ejerciendo en los dos últimos años cuando se habla de sacrificios.

FMI y Reforma Laboral, sacrificios sin recompensa