martes. 16.04.2024

Del tramabús a la moción de censura

Cristina Cifuentes no es una recién llegada, lleva desde principios de los 90 ostentando cargos de responsabilidad en el partido de la corrupción

Carolina Alonso y Javier Cañadas | Nos encontrábamos a bordo del tramabús denunciando los “casos aislados” de corrupción del PP, al tiempo que algunos nos tachaban de exagerados, pero la realidad muchas veces supera la ficción, esa misma mañana llamaban a declarar al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para rendir cuentas acerca de la financiación ilegal del PP y al día siguiente encarcelaban a Ignacio González, expresidente del mismo partido, de la Comunidad de Madrid, por el caso Lezo, una trama de corrupción que supuso el desfalco de una de las empresas públicas más importantes de la CAM, el Canal de Isabel II, para presumiblemente, financiar ilegalmente al PP, favorecer a un puñado de empresarios cercanos y enriquecer a una serie de políticos de ese mismo partido.

El problema de la corrupción es estructural, esto supone que los representantes electos de la soberanía popular se encuentran ligados por un millar de hilos invisibles a grandes empresarios y bancos, usando las instituciones para su enriquecimiento personal. Las contratas se han convertido en un mecanismo para asegurar el negocio y transferir dinero público a manos privadas, después vienen los sobrecostes de donde salen las “mordidas”, que terminan en cajas B y en los bolsillos de particulares.

Este proceder está dañando increíblemente lo público, algunos portavoces del Partido Popular no han cejado en su empeño de cuestionar la eficiencia de las empresas públicas, llegando a afirmar que esto no hubiese sucedido si se hubiese gestionado de manera privada, quieren privatizar para ofrecer nuevos negocios a empresarios afines. Esta manera de hacer política tiene otra vertiente, la corrupción “legal”, mediante contratas privilegiadas, privatizaciones y puertas giratorias, origen de lo que nosotros llamamos “trama”.

Nosotros por el contrario creemos que la mejor manera de que estos hechos no vuelvan a suceder, es desalojando primero a los corruptos de las instituciones, para luego implementar sistemas de control democrático y ciudadano, constante. Es muy importante que el partido de la corrupción abandone el gobierno, para poder abrir los cajones, eliminar las trabas y tapones a la investigación e iniciar una profunda auditoría de lo que ha ocurrido realmente en estos años de PP al frente de la Comunidad de Madrid.

El problema de la corrupción se ha vuelto crónico, además, el PP se encuentra inmerso en un proceso de “renovación de élites", dejando caer a un par de “manzanas podridas” pretenden salvar al resto, pero el problema es sistémico y ha puesto en riesgo la democracia, sobretodo ahora que sabemos que se ha utilizado el aparato del Estado y las instituciones por parte de los diversos gobiernos del PP para intentar ocultar los hechos, manchando a jueces y fiscales.

Cristina Cifuentes no es una recién llegada, lleva desde principios de los 90 ostentando cargos de responsabilidad en el partido de la corrupción, era vocal del Consejo de Administración del Canal de Isabel II, cuando se desarrolló la trama Lezo y estaba en FUNDESCAM, la fundación que utilizaba, según los investigadores, el PP para captar fondos opacos para financiar sus campañas electorales y así ir en condiciones muy ventajosas a las elecciones, y ha tenido que responder en una comisión de investigación en el Asamblea de Madrid por una adjudicación en el servicio de hostelería de dicha institución a una de las empresas señaladas en las diversas tramas, propiedad del donante del PP Arturo Fernández.

La actual moción de censura se  ha promovido no sólo buscando el apoyo parlamentario, esto también ha servido para retratar a C’s como el sostén del régimen más corrupto y para sacarle los colores al PSOE de Pedro Sánchez que ni se ha planteado desalojar a Cristina Cifuentes en la Comunidad ni a Mariano Rajoy en el Estado, poco han importado escuchas o informes de la UCO. Al no apoyar lo que es el sentir mayoritario de la sociedad española, el hartazgo frente a la corrupción, hacen que la cámara se quede obsoleta, lo que para nosotros es un imperativo ético, el control, el rigor en la gestión y el asentamiento de una alternativa de gobierno y de gestión, para otros no parece ser importante, más preocupados de tacticismos internos y en cambiar un poco para que nada cambie.

Necesitamos recuperar la democracia y las instituciones parasitadas por la trama mafiosa, como un halo de esperanza frente a la resignación, no queremos que la corrupción se normalice, por ello es tan importante una moción de censura, que es además una propuesta alternativa de gobierno para la región y punto de partida para ganar en 2019.


Carolina Alonso y Javier Cañadas. Consejeros ciudadanos de Podemos en la Comunidad de Madrid

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