jueves. 28.03.2024

Cuando estar mal es lo normal

El cóctel está servido: el riesgo de padecer algún tipo de problema psicológico a consecuencia de la pandemia es tan real como la maldita plaga en forma de coronavirus.
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Con el otoño a la vuelta de la esquina, la Covid-19 sigue su escalada ganando terreno y dejando un rastro de angustia, miedo, depresión...

La próxima pandemia

Un grupo de científicos británicos alertó en abril sobre la posibilidad de que la próxima pandemia sea la de la Salud Mental. La psicóloga Elke van Hoof (Profesora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije en Bruselas. Especialista en estrés y trauma) advirtió que el confinamiento de 2.600 millones de personas por la COVID-19 supuso “el mayor experimento psicológico del mundo”. “Pagaremos el precio” aseveró. Ya hemos empezado a pagarlo. Asegura la OMS que “en términos de salud mental pública, el principal impacto psicológico hasta la fecha es una alta tasa de estrés o ansiedad”.

Un indeseable compañero de viaje

Obligados a vivir en un permanente estado de alerta, no tuvimos alternativa, aceptamos el confinamiento para intentar frenar el avance imparable del coronavirus, convertimos en rutina el uso de mascarillas, asumimos como inevitable el hecho de prescindir de besos, abrazos y apretones de manos (añorando tocar y ser tocados, abrazar y ser abrazados); nos dejamos asustar por el miedo al contagio como un indeseable compañero de viaje y como hándicap adicional padecimos, y seguimos padeciendo, solicitudes contradictorias: los que despotricaban contra el mando único sanitario pasaron a solicitarlo con contundencia; los mismos presidentes autonómicos que ahora imploran al gobierno central que asuma el mando, son los que intentaron vendernos como capacidad de gestión su ineptitud y acabaron demostrando lo grandes que les vienen a algunos las competencias autonómicas.

La desconcertante sensación de irrealidad

Nuestra sociedad atraviesa una situación de emergencia sanitaria como no habíamos conocido, la COVID-19 es una amenaza real para la vida de las personas. Es inevitable que estemos aquejados de una desconcertante sensación de irrealidad, que la incertidumbre sea una constante, que el miedo a lo que no conocemos esté presente en nuestro día a día. Lo que estamos viviendo sobrepasa nuestra capacidad emocional de respuesta y aunque muchas actitudes puedan considerarse normales ante una situación anormal lo cierto es que los efectos de la pandemia se hacen notar en la salud mental de la población, pero el impacto psicológico no afecta a todos por igual: los perjudicados por patologías previas de salud mental son uno de los colectivos más vulnerables.

Intervención temprana

Al menos un 15% de la población padecerá algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida, la intervención temprana es un requisito imprescindible para la recuperación de los enfermos, por ello es necesario que los profesionales de Atención Primaria y Pediatría tengan a su alcance los recursos necesarios para poder identificar este tipo de patologías en niños y adultos y para que puedan ser un soporte en la continuidad y seguimiento de los tratamientos.

Los rasgos que definen la buena o mala salud mental dependen de cuestiones simples en apariencia: como nos sentimos con nosotros mismos, como nos sentimos en el trato con otras personas, como respondemos a los retos diarios. Un sencillo test que consta de tres únicas preguntas y que muchas personas consideradas “sanas” no pasarían satisfactoriamente podría darnos la clave, un test cuyas preguntas aparentemente carecen de complejidad: ¿Está usted satisfecho consigo mismo? ¿Se siente usted a gusto en compañía de otras personas? ¿Es usted capaz de enfrentarse a las exigencias que la vida le plantea? La respuesta negativa a una sola de estas tres sencillas preguntas evidencia la ausencia de una de las características que definen a una persona mentalmente sana.

Es notorio el aumento de los casos de ansiedad, depresión, estrés y pensamientos negativos asociados a esta maldita pandemia que nos ha tocado vivir. Psiquiatras y psicólogos clínicos aseguran que en estos tiempos de coronavirus “estar mal es normal” y alertan de que la incertidumbre y el miedo al contagio, a un nuevo confinamiento o al desempleo, son factores que producen en la población lo que se conoce como ansiedad anticipatoria: “el miedo al miedo”. El cóctel está servido: el riesgo de padecer algún tipo de problema psicológico a consecuencia de la pandemia es tan real como la maldita plaga en forma de coronavirus.

Cuando estar mal es lo normal