jueves. 28.03.2024

Voladura controlada

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El pasado domingo tuve la prudencia de ahorrarme el proceso agónico del recuento de las elecciones catalanas y conecté la TV hacia las 11 de la noche, intuyendo que a esa hora ya podía haber resultados definitivos y acerté, el escrutinio iba por el 98% y tanto porcentajes de voto como número de escaños ya no se movería.

La inesperada imagen que ofrecían los datos, tanto de votos como de escaños, obtenidos por el PSC era lo más parecido a esos cuadros de Turner  que contemplados a distancia se hace imposible distinguir los detalles de la composición, pero en los que  siempre aparece un pequeño punto de luz muy luminoso que según te acercas acaba adueñándose de toda la escena para que descubras todos sus elementos.

Por el contrario, los datos de ERC y de JUNTS te devolvían esa imagen de las cordadas que inician el descenso desde el campamento 4 hacia el campamento base después de comprobar que el cambio brusco de tiempo obliga a renunciar a hacer cumbre y dar por terminada la expedición.

Pasados unos días la imagen que se consolida y que explica más cabalmente lo sucedido en las elecciones del 14 de febrero, es la imagen de una voladura controlada.

La principal tarea después del 14 de febrero, con los indultos en marcha, es reconstruir país y sobre la base de una convivencia normalizada articular los proyectos políticos que cada cual considere aprovechando la experiencia vivida 

Los resultados obtenidos por Salvador Illa en las elecciones catalanas significan la voladura controlada del proyecto independentista tal como lo hemos conocido durante esta última década.

Ganar por más de 60.000 votos y obtener el mismo número de escaños que los obtenidos por la fuerza más votada del independentismo con los presos del procés todavía en prisión, significa devolver la Hoja de Ruta a la casilla de salida y poner el referéndum y la amnistía en el congelador mientras se exploran otras vías de acceso a la independencia que se antojan más lentas que las hasta ahora experimentadas.

Se entienden perfectamente las prisas por reeditar una mayoría parlamentaria tan posible como engañosa, los números dan, pero las cuentas no salen. Es sorprendente la facilidad con la que los medios pactan titulares para eliminar la competencia. Nadie puede creerse a estas alturas la cantinela de que el independentismo sale reforzado en estas elecciones porque como bloque suman 2 diputados más, cuando se han dejado por el camino la friolera de 600.000 votos.  

Es solo cuestión de tiempo, el independentismo sabe desde las 0:00 horas del día 15 de febrero que tiene que hacer su particular travesía del desierto, mayoría absoluta incluida, no está en condiciones de seguir cometiendo errores de bulto del tipo de impedir que Illa vaya al Parlament a explorar una mayoría como fuerza más votada, lo harán porque son expertos en ingeniería democrática, pero sumarán otro atropello que celebrarán sus bases pero que nos les devolverá ni un ápice de la credibilidad perdida durante este periodo.

Este intento de ganar algo de tiempo invisibilizando el proyecto de Illa para la sociedad catalana, será un intento baldío, el proyecto de normalización de la convivencia en Catalunya está en marcha y se abrirá paso por la sencilla razón de que ha encontrado a alguien que lo puede encarnar.

Sobre estas líneas comienzan los sudores fríos de ERC, aparte de no sumar a los comunes a su proyecto, salvo que estos estuvieran dispuestos a entregar de llaves de la ciudad de Barcelona al PSC, esto es anecdótico, los sudores le vienen de saberse más que nunca, como recordaba Junqueras la noche electoral, partido de gobierno en Catalunya y para gobernar, es muy conveniente que los contenedores sigan pegados a las aceras, un propósito complicado si apuestas por los Cuperos como socios de legislatura.

La principal tarea después del 14 de febrero, con los indultos en marcha, es reconstruir país y sobre la base de una convivencia normalizada articular los proyectos políticos que cada cual considere aprovechando la experiencia vivida para comprender que cuando alguno de esos proyectos es identitario las coyunturas no son suficientes para articularlos.

Voladura controlada