lunes. 07.10.2024

La metástasis de la información

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Portada del ABC

El pasado día 2 de abril los medios alcanzaron su particular pico en la carrera alocada que libraron por encontrar el adjetivo más dramático para informar del aumento del paro registrado durante el pasado mes de marzo. Daba igual que nos encontráramos en el peor momento del confinamiento, sin todavía poder doblegar la curva, con aumentos insoportables del número de muertos diarios y el futuro de las UCIS comprometidísimo.  

Con esta situación, los medios, sin distinción alguna tanto públicos como privados, eligieron gratuitamente aumentar la angustia de todos dibujando el panorama más sombrío posible, plagándolo de adjetivos apocalípticos y agravando la sensación de vacío que produce el silencio y la soledad de nuestras calles.

Los medios se han fabricado una aureola de portadores de la verdad que nadie les ha otorgado

Tan difícil era, haber elegido un tratamiento algo más quirúrgico de los datos planteando que, como se esperaba, los datos eran malos y haberlos acompañado de una explicación exhaustiva y más precisa de las medidas en marcha que podían paliarlos, en un intento de aliviar la presión y la incertidumbre.

Pero eso exige otro tipo de negocio menos lucrativo, exige una recuperación de la profesión periodística, una vuelta a lo genuino que no es otra cosa que contar la realidad sin sobreactuarla. Somos sociedades maduras que no necesitan legiones de echadores de cartas que nos lean el futuro. Ustedes limítense a contar que ya sacaremos nosotros las conclusiones.

Los medios se han fabricado una aureola de portadores de la verdad que nadie les ha otorgado. Se han convertido en mesas camillas virtuales, autenticas puertas giratorias para periodistas, de dudosa representatividad, que circulan por distintos medios y que se dedican a  impartir doctrina con un desparpajo  que ruboriza. Los nuevos pontífices de la secularización. A este entretenimiento lo llaman pluralidad informativa.

La pandemia los está poniendo al descubierto, demasiadas décadas ofreciendo información  espectáculo como para ser capaces de dar la respuesta que la población necesita en momentos de enorme incertidumbre.

Para cuando estemos a punto de lograrlo los medios estarán pugnando ya por un nuevo pico, esta vez el de la batalla por liderar la confrontación y conseguir, de ese modo, arruinar la recuperación

Siguen tratando la información de la crisis del Covid19 con la técnica que se ha venido en denominar “de minuto y resultado” que sirve tanto para contar muertos como saques de esquina. La obsesión de los 10.000 pasos como el mayor exponente de la sociedad del rendimiento sigue contaminando los informativos de estadísticas que no tiene ningún contexto en el que soportarse, de datos comparativos de realidades con temporalidades inconexas con el propósito inconfesado de hace creer que pese a todo somos sociedades eficientes en constante movimiento, cuando la realidad, más tozuda que nunca, muestra justo todo lo contrario que precisamente en la era de la conectividad máxima estamos confinados, una palabra poliédrica donde las haya pero que si algo sugiere, es que no estamos precisamente  en condiciones de superar ningún record.

El único record, record mundial, ha consistido en saber “a marchas forzadas” cuáles son las fases de la epidemia. Dicen los expertos que cuando se hace cima no se puede bajar inmediatamente hay que soportar una nueva fase de aclimatación después del tremendo esfuerzo de la subida en condiciones extremas, donde la falta de oxigeno ha dejado la cordada muy mermada. El descenso habrá de hacerse con garantías antes de que el tiempo empeore y poder comenzar a desescalar, un verbo desconocido que todos anhelan  poder conjugar. 

El objetivo, para todos, llegar al nivel del mar para recuperar los niveles de saturación y como mucho dar un paseo por la orilla mientras los más atrevidos se dan un chapuzón.

Para cuando estemos a punto de lograrlo los medios estarán pugnando ya por un nuevo pico, esta vez el de la batalla por liderar la confrontación y conseguir, de ese modo, arruinar la recuperación.

La metástasis de la información