viernes. 19.04.2024

Ante un momento crítico: Apelación al Seny

naniano

El creador de este conflicto se llama Mariano Rajoy, máximo responsable de su partido cuando éste decidió recurrir un Estatuto Catalán aprobado por las instituciones que tenían que hacerlo y por el pueblo

Se viene insistiendo últimamente en el hartazgo y el cansancio de una parte de la población respecto a la cuestión catalana. Y es probable que así suceda a muchas personas de fuera y dentro de Catalunya, hecho que resultaría terrible porque estamos ante el momento más crítico y peligroso de nuestra historia desde que se celebraron las primeras elecciones democráticas hace cuarenta años. No, esto no es una broma ni algo pasajero, el problema generado en Catalunya ha venido para quedarse salvo que el seny y la política generosa ganen la batalla a la idiotez y la chulería irracional, que hasta ahora vencen por goleada. Ya se sabe -Rayo dixit- “cuanto peor, mejor para todos”.

Para quien esto escribe -ya lo he dicho muchas veces- el creador de este conflicto se llama Mariano Rajoy, máximo responsable de su partido cuando éste decidió recurrir un Estatuto Catalán aprobado por las instituciones que tenían que hacerlo y por el pueblo. Pero no sólo por eso, sino porque desde que -en plena crisis económica- comenzó a despuntar la rabia que llevó a muchas personas a postulados independentistas sin serlo, la postura del jefe de la derecha heredera de Franco ha sido la misma que la de Don Tancredo, aquí no pasa nada, esto no tiene importancia, no tengo nada que negociar y se aplicará la ley. Claro, la ley está para cumplirla y hay que hacerla cumplir, pero la ley no soluciona los problemas que tú mismo, por tu incompetencia indolente, has creado y que antes de que tu fueses jefe de ese partido no existían, luego condición imprescindible para que la ley que se aplique sea justa y ayude a resolver el conflicto, es que tú, Presidente del Gobierno de España, te vayas, dimitas y acabes de una vez con algo que no parece real y que se nos antoja pesadilla a muchísimos españoles que entendemos perfectamente que España es una nación de naciones y queremos a todas sus partes igual que a la nuestra. Con eso, el problema no estaría resuelto, pero se estaría en condiciones, con otros actores, de comenzar a hablar y a poner las bases para un futuro acuerdo que terminase con una deriva que inexorablemente nos lleva a todos al desastre. Y cuando digo desastre –soy historiador y conozco un poco lo que ocurre cuando aquí se impone la sinrazón- no le quito ni una sola letra al término, porque estamos en puertas de un cataclismo que puede acabar –como decía Jaime Gil de Biedma- mal, muy mal para todos, como tantas veces a lo largo de nuestra historia. Quién ha creado un problema, nunca, jamás, en ningún caso, puede ser parte de su solución, y en Catalunya, como afirmaba Enric Juliana en un programa de radio, el rechazo a Rajoy y a su partido es uno de los elementos más influyentes para movilizar a la ciudadanía en pos del referéndum. No tengo nada personal contra el Presidente del Gobierno del Estado, imagino que será un buen esposo, un padre bondadoso y un tipo normal en su entorno próximo, pero como hombre público ya ha pasado a la historia como lo que un hombre público no debe ser.

Por otra parte, y volviendo a repetir que para mí son Rajoy y su partido los principales responsables de esta crisis que puede terminar en tragedia, nadie con dos dedos de frente puede esgrimir que Catalunya tenga derecho a la autodeterminación unilateral, porque ese derecho sólo se reconoce internacionalmente a los territorios oprimidos, y Catalunya no está todavía en esa situación, es más, hasta que el Parlament dinamitó el Estatut con la aprobación de las leyes del referéndum y de transitoriedad gozaba de una autonomía incomparablemente más avanzada de las que tienen territorios similares de Francia, Reino Unido, Alemania o Italia. Lo que pase a partir de ahora, no lo sabemos, porque cuando se discute desde posiciones testosterónicas sólo pueden salir monstruos, y en eso estamos. Por mucho que se empeñen Mariano Rajoy y los suyos, la aplicación de medidas judiciales y policiales a discreción sólo llevarán a enquistar más el problema, por mucho que se empeñen Puigdemont y los suyos, apelar a las emociones y envenenar el ambiente patrio contra los otros, sólo conduce a la frustración que es hermana de la destrucción, a la animadversión y al odio, y ninguna patria se edifica sobre cimientos de frustración y de  odio, ni siquiera merece la pena. El deseo de pasar a la historia hace estragos, y por mucho que lo deseen ni Puigdemont ni Junqueras son Lluis Companys ni Lluis Companys tenía nada que ver con ellos.

En Catalunya, desde la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut, la contestación social ha ido desapareciendo, imbricándose en las calles de Barcelona de un modo abstracto con el sentimiento independentista, cosa bastante sorprendente cuando uno de los partidos que dirigen el Procès es Convergencia, hoy llamada Partido Demócrata de Catalunya, un partido de derechas, con muchos, muchísimos corruptos en sus filas y urdidor de recortes, privatizaciones, externalizaciones y medidas antisociales y represivas de todo tipo. Pensar que el nuevo Estado catalán se podrá librar del PP y luego combatir a Convergencia –que ha sido la creadora del modelo económico, clientelar, cultural y policial del país- es, por lo menos, ingenuo, más cuando el otro socio principal es Esquerra Republicana, organización caracterizada en los últimos años por la política del bandazo y que ante la hipotética tesitura de elegir entre una CUP supuestamente revolucionaria o Convergencia, estaría siempre a la derecha.

A estas alturas del partido, que se celebre o no el referéndum apenas tiene importancia, como decía Azaña los cántaros se van a estrellar contra los cántaros y todos vamos a perder, sin poder decir a día de hoy si la derrota se convertirá, como tantas veces en tragedia, o sólo quedará en calamidad. Se ha jugado con fuego, se sigue jugando con fuego, y de la irracionalidad que guía a los emocionados nunca ha salido nada bueno. Por eso desde aquí, en un país marcado por el “sentimiento trágico de la vida”, apelo al seny, y pido que se vayan, que desaparezcan para siempre  de la vida política quienes nos han llevado este preludio de la sinrazón que nos lleva al delirio. Y pido, con todas mis fuerzas, que se ejerza el derecho a decidir, a decidir si tienen que ir a la cárcel de inmediato o a la basura los corruptos, los defraudadores fiscales, los privatizadores, los explotadores, los manipuladores, los que han llevado a la miseria a millones de personas, los vendedores de humo y los que confunden ley con uso de la porra.

Ante un momento crítico: Apelación al Seny