miércoles. 24.04.2024

De “Sol” a “Sol”

Aquel movimiento que se inició en Sol, acaba de demostrar, también en Sol, que se ha transformado en una formación política...

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Foto: Podemos

Aquel movimiento que se inició en Sol, acaba de demostrar el pasado 31-E, también en Sol, que se ha transformado en una formación política, que no se enmarca en las tradicionales organizaciones que venían representando el espacio de la izquierda desde los años setenta

Cuando se produjo la ocupación de la Puerta del Sol por varias docenas de jóvenes tras una manifestación contra el giro antisocial del Gobierno de Zapatero en 2011, muchos despacharon la aventura con frases despectivas: se trataba de una movida de “perroflautas”. La entonces desconocida Delegada del Gobierno en Madrid, presionada por el equipo municipal del PP, decidió echar por la fuerza a aquellos pocos indignados, desencadenando la creación del campamento permanente y el denominado movimiento 15-M.

Aquel movimiento que se inició en Sol, acaba de demostrar el pasado 31-E, también en Sol, que se ha transformado en una formación política, que no se enmarca en las tradicionales organizaciones que venían representando el espacio de la izquierda desde los años setenta.

Recordemos que el franquismo se derrumbó fundamentalmente por la tremenda movilización que, desde finales de los sesenta, afectó a todos los sectores de la sociedad, haciendo imposible una continuidad, ni tan siquiera edulcorada, de aquel régimen y forzando el pacto político que nos situó en el sistema democrático actual.

Sin embargo, el PCE, que junto con otros grupos menores, fue el principal instrumento político organizador de aquella lucha contra la dictadura y que esperaba recibir en las urnas el lógico reconocimiento del bloque social que había encabezado, quedó relegado a un papel testimonial, optando ese bloque desde las primeras elecciones de 1977 por el PSOE, un partido histórico de la izquierda, pero dirigido por un grupo de jóvenes que, en su mayoría y por decirlo de modo suave, habían desempeñado un papel muy discreto en la clandestinidad.

Posteriormente, la campaña por la salida de España de la OTAN en 1986, que dividió profundamente el campo progresista, volvió a movilizar intensamente la base social de la izquierda, hasta el punto de que el referéndum estuvo cerca de ganarse para el NO, frente a todo el aparato del Estado, la presión internacional y los medios de comunicación. De la reflexión en el seno del PCE sobre aquel proceso surgió IU, pero tampoco logró traducir las grandes manifestaciones anti – OTAN en organización y mucho menos en votos, aunque logró sobrevivir como  opción política, quedando estructurado el campo de la izquierda de modo asimétrico con las dos fuerzas tal como las hemos conocido hasta ahora.

Sin duda por pensar que esa estructura era inamovible muchos no se tomaron en serio el campamento de Sol. Los mecanismos habituales volvieron a funcionar, ganó el PP las elecciones y aquí paz y después gloria.

Pero como sabemos, la situación empeoró. El paro, los recortes, la agresión a los derechos sociales y a las libertades democráticas, unido al insulto permanente de la corrupción, han motivado cuatro años de lucha continua con cientos de miles de personas en la calle, huelgas generales incluidas. Y en ese contexto surge Podemos, como partido heredero del 15-M, pero también como referente de miles de activistas de las mareas de todos los sectores, así como de militantes sindicales y políticos hartos de los tejemanejes de las cúpulas de los partidos clásicos de izquierda y que está logrando convertir la protesta social en organización y previsiblemente en votos.

En los próximos meses veremos si esta nueva fuerza política viene a ocupar únicamente el antiguo espacio de IU a quien ya ha fagocitado o si, como pretende, será la alternativa de gobierno que sustituya al PSOE como opción progresista frente a la derecha. Dependerá de su actuación, pero también de la capacidad de los dirigentes socialistas para seguir facilitándole el trabajo, si continúa en la línea recién inaugurada de alcanzar acuerdos populistas absurdos con el PP.

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