viernes. 19.04.2024

Fuerzas Especiales de Orden Público

No ya por el hecho de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, haya sido el protagonista en el llamado caso Cotorra...

El proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, no tiene otro objeto que el de auto protegerse el propio Gobierno porque saben que a no mucho tardar pueden verse corridos, todos su miembros, a “gorrazos” por las calles

No ya por el hecho de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, haya sido el protagonista en el llamado caso Cotorra, cuando con todo detalle y a través de los medios de comunicación dio cuenta de la detención de los abogados que controlan a los presos etarras antes de que esta operación hubiera dado comienzo lo que provocó el que aquellos a los que la policía pretendía detener, cosa que hizo poco tiempo después del “anuncio” de que ya habían sido detenidos, pudieran destruir pruebas, como al parecer así hicieron para que su colaboración con los etarras no pudiera demostrarse con la debida claridad. No es por este hecho por el que repito por enésima vez que este ministro debe ser cesado de inmediato porque, en lo que en mi opinión respecta es seguro que algún día armará la “Marimorena” y obvio es decir que la culpa será única y exclusivamente de Mariano Rajoy por mantenerlo en el cargo. Lo de que en el proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, que no tiene otro objeto que el de auto protegerse el propio Gobierno porque saben que a no mucho tardar pueden verse corridos, todos su miembros, a “gorrazos” por las calles, el menos así lo veo yo venir, porque está claro que al final los ciudadanos se van a cansar de que los tomen por tontos, no ya de que los tengan por tontos, que sería la apreciación más benévola, sino de que los traten como si realmente fueran tontos cuando en absoluto lo son. Tienen mucho aguante, eso es cierto, pero de ahí a ser tontos media un abismo. Dicha ley que prevé fuertes, altísimas, sanciones económicas no impuestas por los jueces sino como “multas” administrativas fijadas directamente por los policías intervinientes en cualquier circunstancia que pueda ser calificada como una alteración del orden público. Es una Ley para amedrentar, para asustar, para “aborregar” por si a alguien se le ocurre salir a la calle reclamando algo que el Gobierno le ha hurtado o haya legislado o aprobado algo que dañe los intereses de la ciudadanía. A esta brillante idea del ministro responsable del caso Cotorra, se le ha unido la de crear lo que yo llamaría las Fuerzas Especiales de Orden Público, las FEOP, que consiste en legalizar la barbaridad de que algunas de las determinadas funciones policiales que son de la total y absoluta competencia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, principalmente de la Policía Nacional, les sean otorgadas también a los vigilantes jurados asalariados en empresas privadas, algo que a todos nos ha puesto los pelos de punta pues no se pueden dar ciertas atribuciones a determinados individuos con solamente llenar un test y hacer un cursillo de unos cuantos días de duración, a lo mejor la formación consiste en enseñarles a manejar correctamente la “porra”, cuando en el caso de las Fuerzas de Seguridad del Estado se exigen meses, años de aprendizaje tanto intelectual como de controlar una situación de emergencia haciendo el menor daño físico y evitando siempre que los hechos puedan empeorar. Para eso se necesita ser un profesional bien formado y eso precisa tiempo y medios adecuados y no gente que crea que la cabeza es solamente un lugar donde poder “colgar” la gorra. Espero que lo ocurrido recientemente en Torrevieja, donde dos posibles aspirantes a ingresar en las FEOP la emprendieran a golpes contra un matrimonio de turistas franceses en presencia de sus dos hijos de 13 y 5 años por el mero hecho de que sonó la alarma que suele anunciar un posible hurto, alarma que en ocasiones, a mi me ocurrió y se de otros que les sucedió lo mismo, una vez sonó sin que existiera causa alguna que justificara su aviso de “robo”. El caso es que estos dos probables o futuros integrantes de las FEOP nada han podido demostrar el porqué de aquella desaforada y violenta actitud ni tampoco, al menos yo no le he leído en parte alguna, la empresa privada a la que pertenecen ha emitido comunicado alguno aclarando o intentando justificar el porqué de tan desproporcionada actuación de sus dos empleados. Con lo cual la cosa suena a metedura de pata y nunca mejor dicho lo de utilizar la “pata”. Esto es lamentable pero es bueno que haya ocurrido para ver si es posible si se está a tiempo de parar esta “brillante” idea del ministro del Interior de dotar de “autoridad” y de “armas defensivas” a gente que su capacidad no digo ya moral, pero si intelectual, no vaya más allá de saber quién era el “Capitán Trueno”. A lo mejor el ministro si sabe quien era este célebre personaje del comic. Pero… quien sabe, a lo mejor no.

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