viernes. 19.04.2024

Semana tragicómica

La mujer que amonestaba a Manuela Carmena con el apotegma de que para ir a la política se debe salir de casa llorada, no ha podido contener algunas lagrimitas...

Los diarios la llaman “semana trágica” para el PP, pero exageran. No es para tanto, caramba. Fíjense en Esperanza y las ranas, vaya imagen chusca para los aficionados a los memes. La mujer que amonestaba a Manuela Carmena con el apotegma de que para ir a la política se debe salir de casa llorada, no ha podido contener algunas lagrimitas (¿de despecho? ¿de nostalgia por cualquiera tiempo pasado?) dedicadas a su alférez de complemento, caballero cadete Ignacio González, que a su vez ha reaccionado a la prisión incondicional dictada por el juez con imprecaciones entre dientes contra Cristina Cifuentes (“esa gilipollas no esconde nada”). Cristina, por su parte, ha dado en la flor de “hacerse la rubia” como fórmula ideal para esquivar complicaciones de alto voltaje.

Visto en conjunto, tiene todo un aire de guión de una clásica película de enredo de Pedro Almodóvar: “Qué hace una chica como tú al borde de un ataque de nervios como este”. Por ejemplo.

Para semanas trágicas, aviso, las que se avecinan. La postura del PP en relación con la corrupción parece bastante perfilada hasta el momento. Rafa Hernando, el portavoz, ha podido hablar más alto, pero no más claro: «Me preocupa Venezuela.» La frase, sin quererlo él, se asemeja mucho en estructura y eufonía a esta otra: «Viva Cartagena.» Incluso riman. En asonante.

El jefe del gobierno, Mariano Rajoy, ha reaccionado a las malas noticias sobre su tropa saludando la actual bonanza económica. “Sí -debe pensar-, hay algunas víctimas de la coyuntura, es fatal que suceda así, pero no debemos entretenernos en guardar los lutos a la antigua, sino seguir adelante con mayor ahínco, trabajando por un futuro esplendoroso que tal vez llegue a depararme la plusmarca europea en la especialidad de resistencia en poltrona. Los muertos al hoyo y los vivos al bollo.”

Mientras, el PSOE sigue su fatigosa campaña hacia unas primarias en las que no tiene nada que ganar, y sí todo que perder. Y Podemos ha aparcado la política para subirse en un tramabús. Y Ciudadanos saca pecho porque cuanto mayores las cuitas del PP, tanto mejores las perspectivas electorales para su marca blanca o su cara B. Mors tua vita mea.

Y no se olviden de Carles Puigdemont llamando a somatén a la sociedad civil catalana, como una estructura más de estado. El temporal no amaina. Son tiempos de desolación en los que, siguiendo la fórmula ignaciana, todos cierran filas y nadie encuentra oportuno hacer mudanza.

Tal como están las cosas, se perfilan para el gobierno y para la clase política más semanas trágicas, y peores que la presente. Un síntoma: a quienes apostaron en su día todo su capital por la judicialización de la política, han empezado a estallarles en las manos las juntas de fiscales.

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