viernes. 29.03.2024

No es la piel solo, Ángela

merkel

«Mariano, en Alemania diríamos que tienes piel de elefante.» Son palabras de Ángela Merkel a Mariano Rajoy, ayer, en Berlín. Fueron dichas en tono de broma, pero nadie se atreve a afirmar que la broma fuera cariñosa.

En España diríamos que Merkel ha estado sembrá, pero que tal vez se ha quedado pelín corta en la comparación. Es que no es la piel solo, Ángela, xD, es que hay bastantes más atributos de elefante en la figura olímpica del Augusto. La trompa, por ejemplo. Mariano tiene a cosa hecha una personalidad proboscídeamente prominente. Y también la senda, esa senda de los elefantes que Mariano recorre invariablemente a paso ligero todos los días para llegar a su bebedero favorito, sin desviarse un milímetro, mientras mastica brotes verdes y arrasa sin contemplaciones pero también sin saña, de forma mastodónticamente rutinaria, cualquier obstáculo grande o pequeño que encuentra a su paso.

Ahora lo que se le ha puesto delante es una votación contraria en el Congreso, sobre la paralización de la LOMCE. Se había anunciado a bombo y platillo apertura y diálogo, incluso un gran pacto nacional sobre la educación; pero a las primeras de cambio el nuevo portavoz del gobierno y ministro de Educación, entre dos chascarrillos para demostrar su carácter bonachón, ha advertido de que el Parlamento no tiene capacidad para modificar decisiones del ejecutivo en el caso de que tal cosa suponga alterar los presupuestos, porque los presupuestos son constitucionalmente intocables. La advertencia no solo se dirige al futuro de la LOMCE, sino a la intención anunciada de la oposición de reformar en sentido contrario el reformado Estatuto de los Trabajadores. Dos leyes de primer orden para la configuración de la convivencia.

Desde el gobierno, Méndez de Vigo conmina al parlamento a rectificar y plegarse en adelante a las disposiciones tomadas por el ejecutivo, porque de lo contrario el gobierno se verá obligado a plantear recurso de competencias ante el Tribunal Constitucional.

El TC, como todos recordamos, ha dictado hace pocos días una sentencia adjudicándose a sí mismo la potestad para sancionar a los políticos que desobedezcan los interdictos del Augusto. Joan Coscubiela escribió ese día que la altísima instancia judicial del país se había suicidado. La sentencia inauguraba un marasmo en el que no solo la política se judicializa, como venía siendo habitual bajo la égida clamorosa del césar Mariano, sino que además la justicia se politiza. No excluyan ustedes la posibilidad, yo diría la certeza, de que ahora los jueces vuelvan por mayoría a suicidarse con fruición, jubilosamente, y empiecen a sacar tarjetas amarillas y rojas a los diputados en pleno hemiciclo. Y como estamos viviendo un bucle melancólico, pasado mañana este tribunal rompedor y entusiasta que no nos merecemos será capaz de consumar un tercer suicidio consecutivo, y rizar el rizo declarando inconstitucional la misma constitución.

Lo de Mariano es mucho más que piel de elefante. Son huevos de dinosaurio, como esos que encuentran entre la hierba los héroes de Spielberg. Y cuando la gestora del PSOE acabe de entretenerse en castigar cara a la pared con orejas de burro a los díscolos que se negaron a abstenerse por patriotismo y responsabilidad en la votación de investidura; cuando la gestora del PSOE despierte por fin de su sueño pueril, comprobará que el cuento de Monterroso llevaba la razón, y el dinosaurio sigue allí.

Delenda est Mariano.

No es la piel solo, Ángela