martes. 23.04.2024

Cuando la independencia es lo único importante

Mi profundo respeto a todos los que creen en la independencia como la solución a los males de Catalunya.

Importa muy poco cómo va a ser la Catalunya futura, siempre y cuando sea independiente

Mi profundo respeto a todos los que creen en la independencia como la solución a los males de Catalunya. Mi profundo desprecio a quienes encabezan esa odisea azarosa desde la despreocupación y la irresponsabilidad. Se escamotean los datos, se tergiversan las cifras, se retuerce el sentido de las leyes, se airean medias verdades y se utilizan los argumentos más peregrinos para disparar contra todo lo que se mueve alrededor del campo específicamente independentista.

Importa muy poco cómo va a ser la Catalunya futura, siempre y cuando sea independiente. Como si la independencia fuera garantía de convivencia, de prosperidad y de buen gobierno. Pero si empezamos por arruinar la convivencia, comprometer la prosperidad y respaldar la trayectoria de un gobierno manifiestamente corrupto, ¿qué clase de Catalunya independiente nos vamos a encontrar al final del trayecto?

Hace unos días, Raül Romeva, el cabeza de la lista independentista, fue entrevistado para la BBC. El entrevistador le preguntó por la sombra de corrupción que gravita sobre los valedores principales del proyecto soberanista. Romeva debió de tener un momento de obnubilación y pensar que estaba hablando (en correcto inglés) para TV3, en lugar de para la BBC. Respondió que hay más corrupción en España que en Catalunya, y que precisamente con la independencia los catalanes esperábamos librarnos de la corrupción española.

No es cuestión de más o de menos, vino a responder el periodista inglés. Con la independencia podrán librarse ustedes de la corrupción ajena, pero no de la propia.

Muy cierto. La primera medida de una hipotética asamblea constituyente del flamante nuevo estado propio independiente sería decretar una amnistía para los delitos económicos de la etapa anterior. Borrón y cuenta nueva. Las deudas con el Estado español, las transferencias, los gastos previsibles de defensa y de cooperación internacional, la situación respecto de la Unión Europea, se abordarían con la misma alegría desbordante. Tabla rasa con todo. Sería estupendo ver el talante de nuestros prohombres y nuestras promujeres en las espinosas negociaciones a que darían lugar todos esos ajetreos.

Pero de las enseñanzas derivadas de nuestros dos grandes educadores, la literatura de masas y el cine, se deduce que viene a ser aproximadamente inútil para un ex convicto intentar empezar desde cero una nueva vida, porque las sombras más oscuras del pasado acuden puntuales a la cita para asediarlo con la certeza de que no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.

Horacio lo expresó de otra manera: quienes surcan la mar cambian de cielo, pero no de alma. Esa alma roñosa por las viejas cuentas pendientes es la que timonea la nave que se dispone a partir rumbo a Ítaca.

Cuando la independencia es lo único importante