jueves. 28.03.2024

O cambio o campanario

La política real tiende al mestizaje; las poses identitarias son más bien propaganda, apta para ser difundida desde los altos campanarios.

La política real tiende al mestizaje; las poses identitarias son más bien propaganda, apta para ser difundida desde los altos campanarios

Válgame dios, y cómo se ha puesto elpais.com al constatar que las encuestas de opinión arrojan resultados opuestos a los previstos por los estados mayores de los partidos. «Irresponsables», editorializa, y subtitula más tonante que Júpiter: «La polarización creada por Podemos y el Partido Popular es falsa y peligrosa para España.»

Primero, también el PSOE está polarizando hasta el extremo su campaña. Segundo, mal puede haber “creado” polarización el Partido Popular desde su posición de absoluta inmovilidad. Tercero, mal puede reprocharse a Podemos que busque aire electoral para salir del rincón donde quería asfixiarlo la tenaza PSOE-C’s. Y cuarto, quien ha repartido a su gusto las cartas para la partida, no puede quejarse de que los demás saquen ventaja jugando unas bazas a las que se había asignado a priori el rol de perdedoras.

Irresponsables son quienes han desperdiciado las posibilidades que les ofrecía el resultado del 20-D porque querían más todavía; no solo un cambio fotogénico, valorable sobre todo en relación con el desastre de los cuatro últimos años, sino además a su entero gusto, con ignorancia o con desdén hacia las fuerzas telúricas (no confundir con las siglas, estoy hablando de las mareas) que están sacudiendo con insistencia el tablero de juego.

No se ha hecho ni siquiera política de campanario, sino política reducida a la disputa por el cuerpo inferior del campanario, dejando salir indemne al PP del apuro donde lo han metido la codicia desaforada y el gusto por la chulería gratuita del ordeno y mando. Ahí están los resultados de tanta cominería por mejorar a base de fotoshop el retrato auténtico del 20-D: crecen las opciones del PP, crece una abstención que favorece también al PP, y las perspectivas del PSOE quedan por detrás de lo que se sitúa a su izquierda. No es una “pinza”, es un juicio sumario de la opinión.

Un porcentaje considerable del electorado sigue indeciso sobre su voto; otro porcentaje, que ha decidido abstenerse en junio, podría cambiar de opinión. Un viraje del PSOE hacia un pacto de todos contra la derecha tendría efectos multiplicadores inmediatos. Hace falta cierta valentía para probarlo, en una organización tan orgullosa de su imagen de marca y que cuida con tanto mimo su proyecto de diseño exclusivo. Pero como le explicó Togliatti a Nenni en ocasión de un cambio de rumbo histórico para Italia, la disyuntiva real está entre el hacer política – ejercicio difícil, pero remunerador en ocasiones – y el hacer propaganda, cosa más sencilla en principio, pero también bastante más aguachiná. La política real tiende al mestizaje; las poses identitarias son más bien propaganda, apta para ser difundida desde los altos campanarios.

O cambio o campanario