viernes. 19.04.2024

Brindis al sol por la unanimidad de España

Puesta en la tesitura de preparar las condiciones idóneas para un Congreso que se anuncia borrascoso, la gestora del PSOE ha dado dos pasos significativos de sus intenciones: el primero es el patrocinio indisimulado de una “cena estratégica” cuyos comensales han sido José Luis Rodríguez Zapatero, Susana Díaz y Ximo Puig. La conjunción tuvo lugar “en un céntrico hotel madrileño”, según fuentes periodísticas, y las partes interesadas han coincidido en restarle importancia (es normal que los dos principales barones, andaluza y valenciano, y el último presidente de Gobierno socialista, leonés, cenen juntos en Madrid y en fechas, como se sabe, festivas y de distensión. Las fuentes no precisan quién pagó el convite, pero Sherlock Holmes definiría la deducción como “elemental”.) El segundo paso ha sido la enésima llamada de atención al PSC, en este caso acerca de sus posibles alianzas electorales en Catalunya, en particular con el conglomerado de izquierdas plurales cuya cabeza más visible es la alcaldesa de Barcelona Ada Colau. El portavoz de la gestora Mario Jiménez ha señalado que el PSC es la “marca” del PSOE en Catalunya, y por el PSOE solo puede decidir el PSOE. Centralismo no democrático, desde el momento en que el PSOE es ahora mismo un puñado de gestores encerrados sin luz ni taquígrafos en una dependencia de Ferraz.

Si, a guisa de experimento, ponemos en relación entre sí los dos movimientos tácticos de la gestora, y añadimos a ambos los globos sonda que van apareciendo protagonizados por Madina y por Patxi López para una posible bicefalia, la conclusión (meramente provisional) es que la gestora del partido se encamina con paso firme al mismo caladero de votos ya casi esquilmado al que se ha recurrido en todas las anteriores consultas: recentralización más que centralidad, recurso retórico a las hoy casi inexistentes “clases medias bien pensantes”, desconfianza en relación con el socio catalán, exorcismo a todo lo que huela a izquierda radical, e insistencia en la unanimidad, más que unidad, de España. Algo que vendría a confirmar la paciente labor de Antonio Hernando en funciones de rosa de Alejandría: desplantes al PP cuando calienta el sol, y enjuagues diversos con el PP cuando renacen las sombras.

Cada cual es libre de hacer de su capa un sayo, pero todo este entramado tiene el aspecto de un brindis al sol sin ninguna consistencia. El próximo congreso podría convertirse en un marramiau de pronóstico, o bien, y la alternativa es peor, nacer ya difunto. Hará bien la gestora en tomar nota de que los sondeos presentes indican un ascenso en las expectativas del PP gobernante y nuevos declives en la ya muy mermada intención de voto al primer partido – por el momento – de la oposición. De que la sufrida militancia va a afrontar el congreso, y las primarias consiguientes en el caso no del todo confirmado de que se mantengan, con una disposición reivindicativa y aguerrida. Y, en conclusión, de que la consigna guerrista clásica de que quien se mueva no sale en la foto ha quedado enteramente démodée, desde el momento en que ya no hay foto en la que salir.

Brindis al sol por la unanimidad de España