jueves. 28.03.2024

Históricos

historicos
Imagen reciente de Anita Sirgo, una de las protagonistas de la Huelgona de la minería asturiana en 1962. Desgranaba maíz delante de los esquiroles que entraban a trabajar a los pozos; una forma de llamarles gallinas.

El otro día, en Torremolinos, ejercí modestamente de “histórico”. Sobre la mesa, delante de mi asiento, una cartela decía: «Paco Rodríguez de Lecea, histórico de CCOO». Lo histórico, sin embargo, fueron las CCOO, los acontecimientos que se vivieron colectivamente, y todo lo más algunas grandes personalidades entre las que no sueño con contarme. Que yo sea histórico no significa en rigor más que dos cosas: que soy viejo, y que estuve allí. Ninguna otra cualidad añadida.

Alguien, en el mini coloquio que siguió a las intervenciones, preguntó si no teníamos miedo en aquella orgía de represión. Anita Sirgo, asturiana, minera de Langreo, contestó por los cuatro ponentes:

─ ¿Miedo? ¿Qué si teníamos miedo? Estábamos acojonaos… Pero a ver qué remedio…

Más que hacer nosotros/as la historia, la historia nos cae encima. Históricos lo somos todos/as, esa es la verdad, en algún momento puntual, en el cuarto de hora de protagonismo que a todos/as nos toca. En ese trance concreto, cada cual hace honestamente lo que debe y lo que puede, dada la situación con la que le ha tocado bailar.

Y dos notas añadidas a la forma en que empezó “todo aquello”. La primera, éramos muy jóvenes. Recuerdo a ese propósito una frase de la escritora Alice Munro, que he citado ya en otra ocasión en estas páginas: a los treinta años, dice Munro, vemos las cosas que nos pasan como si le estuvieran pasando a otra persona. (Nosotros ni siquiera llegábamos entonces a los treinta. Y en ningún momento, constato, se nos ocurrió que lo que nos estaba sucediendo fuera historia; que nosotros/as mismos/as fuéramos históricos de alguna forma o por alguna analogía.)

La segunda nota la expliqué en mi parlamento: nosotros no éramos los vencidos de la guerra incivil; éramos otra generación, estábamos ya en otra película. La derrota no estaba en nuestra herencia genética, y por esa razón pasamos por encima de todas las dificultades con la idea de que teníamos de nuestro lado la razón, y con la razón de tu lado siempre ganas, como se enseña en el cine.

Claro que tuvimos miedo, claro que estábamos acojonaos. El hecho objetivo es que no pisamos nunca el freno porque, como dijo Anita, “a ver qué remedio…”.

Del Blog Punto y Contrapunto

Históricos