jueves. 28.03.2024

Paro, miedo y desconfianza

La crisis causa estragos en un empleo de baja calidad que se crea a borbotones cuando la economía va bien y que se destruye en riadas en tiempos de crisis. Empleo temporal y sin derechos.

En 2007 España contaba con poco más de 2 millones de personas desempleadas.  En 2013 hemos superado ya los 5 millones.

La crisis causa estragos en un empleo de baja calidad que se crea a borbotones cuando la economía va bien y que se destruye en riadas en tiempos de crisis.  Empleo temporal y sin derechos.

Es una vana ilusión pensar que la bajada del paro en 6.632 personas en el mes de marzo es uno de esos brotes verdes, ilusorios, que los sucesivos gobiernos se han empeñado en ver en el horizonte. 

La verdad es que el paro sólo ha bajado en el sector servicios, lo cual significa que los contratos del periodo vacacional han permitido este pequeño respiro.

La situación sigue siendo dramática. Sigue habiendo más mujeres paradas que hombres.  Sigue creciendo el paro juvenil.  Los contratos que más aumentan son los temporales y a tiempo parcial. 

Si en 2010 la cobertura con prestaciones de desempleo era del 80’6%, hoy solo el 63,2% de las personas inscritas en el paro están cubiertas por prestaciones por desempleo.  Las prestaciones asistenciales suponen ya más del 50% del total.  Los expedientes de regulación de empleo han crecido un 33% con respecto al año anterior.

En este contexto, un gobierno obsesionado por los ajustes, no ha dudado en endurecer las condiciones de acceso al subsidio de desempleo para mayores de 55 años.  Las reformas laborales impuestas, no han cortado la sangría de empleos y han facilitado el despido masivo de trabajadores.

Nadie en su sano juicio puede afirmar que el país va por el buen camino.  El destrozo económico y social es cada vez mayor.

La imagen del Gobierno no puede ser un cúmulo de declaraciones institucionales de plasma televisivo.  Es la hora de bajar a la calle y explicar, las propuestas, negociar las medidas, dialogar con las personas y los grupos que las representan. Es la hora de unir a una sociedad que quiere ser escuchada en un momento dramático.

Es verdad que comenzaremos a salir del atolladero cuando  generemos confianza.  Pero esa confianza será el fruto del compromiso acordado y compartido y nunca de la imposición que sólo genera lejanía, miedo en las personas y desconfianza.

Paro, miedo y desconfianza