jueves. 28.03.2024

En busca de El Padrino

Sandro Pozzi en su novela relató la ruptura de los mecanismos de confianza entre mafias y cómo los distintos corruptores buscan la muerte de sus capos...

La película El Padrino, comienza con don Vito murmurando que él cree en América, donde hizo su fortuna. También en la justicia y asegurando la fidelidad de todo aquel que acudía a su despacho a pedirle trabajo o un favor judicial. El poder corrupto se basa en la capacidad que tienen los ejecutores para repartir privilegios a través de soslayar los mecanismos del Estado de derecho a cambio de la fidelidad en forma de silencio de los afectados. Como en la película de Francis Ford Coppola, estamos asistiendo con el asunto Bárcenas que salpica al Partido Popular, a un claro caso de corrupción.

El mecanismo era muy sencillo: el tesorero conseguía (todo supuestamente, a la espera de resolución judicial), financiación ilegal del partido a través de donaciones de empresas a cambio de concesiones de obras o tratos de favor específicos. Era un engranaje perfecto: el partido se aseguraba así financiación suficiente y sus líderes cobraban sobresueldos ilegalmente por posibilitar las concesiones de las empresas. Todo durante el periodo en el que el PP comenzó a amasar poder en ayuntamientos, comunidades autónomas y en el gobierno del Estado. Como el Padrino don Vito, Bárcenas y el PP creían en España porque les estaba haciendo ricos. El mecanismo resultó eficaz: Bárcenas conseguía sobresueldos y favores a empresas y el partido guardaba silencio del botín obtenido por el extesorero.

Pero todo se truncó cuando salió la trama Gürtell y los favores a empresas y empresarios salieron a la luz. Entonces se descubrió que el extesorero del partido guardaba ingentes cantidades de dinero en Suiza y otros países, toda una fortuna de origen desconocido que debía de aclarar. Entre los líderes del partido, (la familia) amigos íntimos que compartían fiestas, despachos, reuniones, comidas de restaurante, comenzaron a cundir las alarmas, la reacción primera siempre era asegurar los mecanismos de fidelidad de siempre: el partido destituye al tesorero, pero confía en que todo se aclare y pueda volver a ocupar su puesto. Mientras, procura su defensa a cambio de que éste no abra la boca. Y el tesorero que acumulaba años de secretos y miserias entre los que eran sus compañeros, esperaba de ellos, ayuda, esto es, algo más que consuelo para salir de la situación en la que le había metido la justicia. 

Para conseguirlo, acudió al mecanismo que manejan los corruptos: el chantaje: si no hay ayuda, hay revelaciones. Así se filtraron los papeles donde Bárcenas había anotado los sobresueldos que se repartieron en el partido. La cuerda se estaba tensando y en el partido, la reacción primera se tornó en desconfianza de todos contra todos. Si el tesorero estaba dispuesto a desnudarles, habría que cambiar los modos y el tratamiento hacia su exempleado que había sido pagado por el partido hasta enero de este mismo año. Lo único que no sabemos de esta historia es cuándo se produjo el punto de inflexión, aunque podemos tener una sospecha razonable de la ruptura entre Bárcenas y el partido cuando el extesorero destituye a los abogados que le estaba pagando el Partido Popular. De modo que ya no se confiaba en la inocencia de Bárcenas sino que el extesorero era un delincuente, una oveja extraviada que el partido había tenido demasiados años entre sus filas, alguien, en definitiva, que les había engañado y que trataba de inculparles ante la justicia. Así, el mecanismo consuetudinario de toda relación basada en la corrupción parece que se está rompiendo definitivamente.

Y ahora estamos, como en la película de Coppola en busca de el Padrino. Sandro Pozzi en su novela relató la ruptura de los mecanismos de confianza entre mafias y cómo los distintos corruptores buscan la muerte de sus capos. Bárcenas está en la cárcel y el partido parece haberle dejado caer definitivamente por este motivo, el extesorero está en busca de su Padrino, Mariano Rajoy, en una guerra en la que parece estamos asistiendo a las primeras batallas. Los mensajes entre Bárcenas y Rajoy que publica el diario El Mundo confirman lo que todos suponíamos: existe un chantaje del extesorero al Presidente del Gobierno. Bárcenas, caído, busca venganza, como Michael Corleone vengó el intento de asesinato de su padre. Si el Padrino (Rajoy) no ayudaba al primero, éste revelaba todos los secretos del partido. Y los secretos no son más que sobresueldos y financiación ilegal, un cóctel que, mezclado con la malísima situación económica van a convertir la acción de gobierno en imposible. Yo no sé si va a haber moción de censura, pero desde luego, si siguen las revelaciones de esta naturaleza, la erosión del Partido Popular va a ser imparable y es muy probable que el bloque económico-mediático que apoya a la derecha se divida en busca de una nueva familia.

La comparación entre la película de Coppola y la realidad resulta asombrosa, pero lo que más debe repugnar es la forma corrupta de ejercer la política que tiene el Partido Popular. Todos nos temíamos relaciones entre el poder económico y político, ya lo había avanzado el Viejo Topo hace muchos años, pero lo que no sospecháramos es que esa relación fuera podrida hasta el punto de que la corrupción pasara por encima del Estado de derecho.

En busca de El Padrino