viernes. 19.04.2024

Ellos gestionan mal y ahora nos privatizan

Soy médico de la Sanidad Pública de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), y hasta ahora debía estar orgulloso de ello, según nuestros dirigentes políticos (tanto del Ministerio de Sanidad como de la Consejería de Sanidad de la CAM).Pero ahora parece ser que no.

Soy médico de la Sanidad Pública de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), y hasta ahora debía estar orgulloso de ello, según nuestros dirigentes políticos (tanto del Ministerio de Sanidad como de la Consejería de Sanidad de la CAM).Pero ahora parece ser que no. Que esta sanidad pública ejemplar, estos excelentes profesionales que siempre mencionaban los altos cargos en cualquier ocasión, se han convertido en un cúmulo errores, un ejemplo de gestión ineficiente, un compendio de barbaridades contables, una gran tabla de datos de gastos injustificados e injustificables. Parece ser que ahora nos debemos avergonzar nosotros, el personal sanitario en general y los médicos en particular, de este desastre. Porque lo que ayer era un ejemplo, ahora es un desastre. Sin embargo, no es un desastre médico, científico, ni de calidad profesional. Es un desastre de gestión. Y ahora, hundido en la vergüenza, me pregunto ¿no son ellos, los gestores, los que dirigen la Sanidad de la CAM, los responsables del desastre? ¿No deberían avergonzarse ellos? Porque, a pesar de la situación en que nos encontramos, sin médicos no hay Medicina (ya les gustaría a algunos).

Llevan gobernando la Comunidad de Madrid desde 1995, y gestionando la plena transferencia en Sanidad desde 2002. Desde entonces, a parte de ser los responsables de la organización de la atención sanitaria en Madrid, han abierto seis hospitales públicos, y tres de gestión privada. Nueve hospitales nada menos. ¿Por quién se han asesorado para hacer todo esto? Hay bolsas de ineficiencia en el sistema que todos vemos ¿A quién han preguntado por ellas, y qué han hecho al respecto? Lo cierto es que a los médicos, a nuestro Colegio, Sindicatos, Sociedades Científicas, apenas nos han preguntado nunca nada. Se han regido por el cortoplacismo, por las campañas electorales, por la propaganda: los actuales dirigentes de la gestión de la Salud en la Comunidad de Madrid no han liderado una política sanitaria, han hecho electoralismo con la Sanidad. Han plagado sus campañas electorales de inauguraciones de hospitales. Se han llenado la boca de las excelencias de su Medicina, sus transplantes, sus planes de lucha contra el SIDA, el cáncer... Pero (ellos mismos lo dicen) lo han gestionado mal. Ahora no les salen las cuentas. Y como no les salen las cuentas, se les ha ocurrido una solución: dejemos que unas empresas privadas lleven la Sanidad en esos seis hospitales que abrimos, ya que nosotros no los hemos sabido gestionar. No hay "externalización" que valga; esa palabra no existe. Van a privatizar esos hospitales. Unas empresas privadas con ánimo de lucro se harán cargo de ellos. Tanto de los servicios no sanitarios como de los sanitarios. Incluyendo a los propios médicos, que ahora pasarán a trabajar para esas empresas. Y si esas empresas necesitan mejorar su cuenta de resultados, que a nadie le quepa duda de que afectará al trabajo de los médicos. No podemos olvidar que no son fundaciones sin ánimo de lucro. El ejemplo más claro, y en boca de todos, es Capio Sanidad. De "Capio", empresa sueca de servicios sanitarios que ha desaparecido de la escena madrileña, sólo queda la marca comercial. Se trata en realidad de CVC Partners, una sociedad de capital riesgo con inversiones en todos los sectores imaginables cuyo único objetivo es el reparto de dividendos.

Ahora viene la cuestión más importante: ¿es realmente necesario privatizar los hospitales para contener el gasto sanitario? ¿Estas empresas con ánimo de lucro, no encarecerán el servicio al incluir el reparto de dividendos en la esencia de su funcionamiento? Hay abundante literatura al respecto, y la privatización de la sanidad, en ninguna de sus facetas, ha demostrado contener el gasto sanitario. De hecho, en aquellos países con sanidad privada, el gasto en Sanidad supone una proporción mayor del PIB. En la Unión Europea, existen países con atención sanitaria "no integrada", en los que una compañía independiente sin ánimo de lucro se encarga de contratar a proveedores públicos o privados la prestación de servicios sanitarios (Alemania, Francia, Centro-Este de Europa), y países con sanidad "integrada", donde la administración pública produce los servicios sanitarios integrando a los proveedores en su organización siendo por tanto mayoritariamente servicios públicos (Gran Bretaña, Paises Nórdicos, Sur de Europa). En un informe reciente del Banco de España (noviembre de 2012), se señala que el gasto sanitario en los países con sistema de atención "no integrada" es superior (8-9% del PIB) al de aquellos con atención "integrada" (6-7% del PIB). ¿Por qué entonces tanto interés de nuestros gestores públicos en privatizar hospitales? ¿Por su incapacidad para gestionarlos? ¿Cuán es el problema entonces, los empleados públicos o los gestores? De las distintas estrategias para reducir el gasto en los sistemas sanitarios públicos, los topes presupuestarios y las restricciones cuantitativas asociadas sólo producen beneficios marginales. Según el propio informe del Banco de España, el mejor método es la racionalización de la gestión pública, y especialmente el control de acceso a la atención especializada potenciando la atención primaria. Esto afecta a los seis nuevos hospitales tanto como a los grandes hospitales terciarios, centros de salud, hospitales monográficos, etc. Hablamos de gestión de los Servicios de Salud.

Somos médicos quienes hemos estado, muy a nuestro pesar, en huelga desde el pasado 27 de noviembre. La actual Consejería de Sanidad cuenta entre sus méritos el haber provocado el mayor conflicto laboral del personal Facultativo de que se tiene noticias en nuestra Comunidad. Hemos hecho huelga porque conocemos las deficiencias del sistema y deseamos participar en su solución. No queremos que la incompetencia de los gestores nos lleve a una privatización de nuestros hospitales. Queremos seguir siendo empleados públicos, porque realizar nuestro trabajo como hasta ahora, y no respondiendo a las necesidades de presentar mejores cuentas de resultados de una empresa. También creemos que es posible que sea reformar, entre otras cosas, el sistema de contratación e incentivos, y no nos oponemos a ello. Queremos, en definitiva, hacer nuestro trabajo cada día mejor, y de manera más eficiente. Señor Fernández-Lasquetty, si ustedes no saben hacerlo, déjenos ayudarles.

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