El 22 de marzo de 2016 una delegación de SOS Sanidade Pública, encabezada por Manuel Martín García, acudió a Bruselas, para entrevistarse con parlamentarios europeos y hacer entrega de documentación en relación con la denuncia presentada ante la Comisión Europea por las irregularidades del Hospital Álvaro Cunqueiro (HAC) de Vigo. Ese día la ciudad de Bruselas sufrió un atentado terrorista, brutal y desalmado, que provocó decenas de muertos y centenares de heridos. Nada puede justificar tanta maldad y tanto dolor. Queremos condenar estos ataques violentos y expresar nuestro apoyo a todas las víctimas y sus familiares.
La polémica sobre el nuevo hospital de Vigo continúa. Vamos a hacer a continuación, en varios capítulos, un relato cronológico de lo acontecido en los últimos meses.
Octubre de 2015: El traslado desde el Hospital Xeral al nuevo hospital fue realizado a toda prisa, sin tener rematadas las obras y con un edificio que presentaba múltiples deficiencias. De poco valieron las advertencias y protestas de profesionales y usuarios. Distintos colectivos sanitarios del nuevo hospital estuvieron durante semanas alertando de la falta de material básico para realizar su trabajo en condiciones dignas y seguras. Pero el proceso continuó, pues la concesionaria perseguía iniciar el cobro del canon pactado lo antes posible. Hubo consecuencias muy negativas, pero solo recordaremos algunos momentos importantes de lo sucedido.
Un paciente de 66 años (con diagnóstico de adenocarcinoma gástrico, de máxima prioridad quirúrgica) no pudo ir a quirófano para ser operado, por "falta de material , pese a avisar el día anterior", según los propios cirujanos. El enfermo con cáncer fue para su domicilio "quedando pendiente de reprogramar" la operación, tal y como figura en el informe de alta. El personal del Hospital asegura que esta es una de las muchas intervenciones que fueron suspendidas, por ese motivo o por que el instrumental quirúrgico no estaba esterilizado.
Pero, a pesar del caos del traslado, que tuvieron que afrontar y sufrir los profesionales y enfermos, lo que de verdad importa es el negocio. Y en ese terreno las cosas fueron mejor. Informaba la prensa que la concesionaria del HAC sumó más de tres millones de beneficio ya antes de abrir el hospital. La UTE, controlada por Acciona y Puentes y Calzadas comenzó a explotar los servicios no clínicos cedidos por la Junta, y presentó unos beneficios de 1.2 millones en 2014 y de 1.9 en 2013, segun explica en su memoria.
Con el inicio de la actividad clínica la factura que tendrá que afrontar la Xunta comienza a crecer. La hipoteca que tendremos que pagar con dinero público es enorme. En los presupuestos generales de 2016 el gobierno de Núñez Feijoo prevé un incremento de la partida destinada a sanidad del 4.4%, que representa unos 140 millones de euros. Parece una buena noticia pero, si la analizamos, vemos que 70 millones irán a parar a los bolsillos de la concesionaria del HAC: esto quiere decir que la mitad del incremento del presupuesto sanitario es fagocitado directamente por la UTE del nuevo hospital. En 2016 la Xunta le entregará 42 millones de euros del plazo anual por la construcción del hospital, y 27 millones más por la privatización de servicios no clínicos (restauración, lavandería, mantenimiento, limpieza o transporte interno, entre otros).
A partir de ahora a hipoteca será esa, alrededor de 68 millones de euros cada año, que deberán seguir pagando los sucesivos ejecutivos hasta el año 2035. El impuesto del HAC representa el 35% de las inversiones de la Xunta en Vigo: uno de cada tres euros invertidos este año por el gobierno gallego en Vigo irán directamente a la UTE. Y así será en lo sucesivo: el nuevo hospital será objeto de la mayor partida presupuestaria de la Administración gallega durante muchos ejercicios. Cuando acabemos de pagar la hipoteca el edificio ya estará obsoleto y será preciso otro nuevo. Ese es el gran negocio organizado polo gobierno de Núñez Feijoo, para beneficiar a la empresa concesionaria, que garantiza sus ganancias para mucho tiempo. Pierden los ciudadanos y pierde la Sanidad pública, hipotecada por décadas y gobernada por intereses privados (tanto en el HAV como en el hospital de Povisa) que buscan maximizar el lucro, incluso a costa de la salud de la gente.