sábado. 20.04.2024

El derecho a la educación

Nací en una casa sin libros. Mis abuelos eran analfabetos funcionales. La escuela pública fue para mí un territorio liberador...

Nací en una casa sin libros. Mis abuelos eran analfabetos funcionales. La escuela pública fue para mí un territorio liberador, que me permitió acceder a la cultura y a la formación. En aquellos oscuros años sesenta la enseñanza pública facilitó que muchos jóvenes procedentes del medio rural gallego tuviésemos un destino distinto al de nuestros padres, lejos del andamio y de la emigración. Conozco de primera mano la importancia de la educación como factor de equidad e integración.

Los poderes públicos tienen la obligación de mantener y mejorar el sistema público como elemento clave del Estado de bienestar. Pero no es así. Los actuales gobernantes aplican con insania sus políticas de recortes sobre los centros públicos mientras la enseñanza concertada tuvo, en Galicia, un incremento de un 30% de fondos en los últimos cinco años. Asistimos a una radical ruptura del pacto social que potenció la emengencia y el desarrollo de los servicios públicos de cobertura universal. Hoy vemos como, desde el propio poder, están procediendo de manera sistemática a su desmantelamiento.

La editorial gallega Laiovento (dirigida por mi amigo Francisco Pillado) publicó hace poco un libro excelente –“Educación: dereito ou mercadoría”-, coordinado por la pedagoga Mariló Candedo. En este trabajo los autores hacen un repaso de las diferentes medidas adoptadas por los gobiernos central y autonómico en los últimos tiempos, que están provocando una auténtica contrarreforma educativa, que nos conduce a tiempos pretéritos, que ya creíamos superados. Estamos ante un cambio de modelo, afirma Mariló Candedo, que utiliza "la crisis económica como coartada perfecta para colocar verdaderas cargas de profundidad en un modelo educativo que, con todos sus defectos,  consiguió logros indiscutibles en términos de igualdad de oportunidades y equidad social".

La estrategia aplicada es la misma que en la sanidad: recortar, desprestigiar y privatizar. Ese es el modus operandi de las políticas neocon que aplican los actuales gobernantes. Las medidas adoptadas, tal como se relata en el libro, siguen los dictados de organismos, como el BCE y el FMI, que poseen el control a escala internacional. Pero introducen dos elementos diferenciales: la fuerte presencia de la Iglesia, que ve aumentados sus privilegios, y la orientación recentralizadora, dacordo con su modelo de Estado, que pretende reducir al mínimo el papel de las autonomías.

El ministro Wert impone con soberbia su ley, sin propiciar acuerdos con los otros partidos y con la oposición frontal de la comunidad educativa. El discurso oficial centra su foco en las deficiencias del sistema: el fracaso escolar, el abandono precoz, la escasez de alumnado excelente, la sobretitulación, los bajos resultados en el informe PISA, la falta de competencia en lenguas extranjeras. No se reflexiona sobre la educacion que se precisa para enfrentar los retos del siglo XXI, pero usan este argumentario para recortar de forma drástica los presupuestos y substraer a la educación pública recursos materiales y humanos de manera radical. Están ejecutando una auténtica contrarreforma educativa que nos devuelve a los tiempos de la desigualdad, cuando los hijos de los pobres sabían que nunca llegarían a la Universidad, pues “su destino estaba escrito en el código genético", tal como afirmaba Mariano Rajoy de joven, cuando se manifestaba como un entusiasta defensor de la desigualdad natural de los seres humanos.

El derecho a la educación