jueves. 25.04.2024

El fantasma de la libertad

Un fantasma recorre España: el espectro de las prohibiciones. Contra ese espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja derecha española, Rouco y la Cope,  Rajoy y las TDT, el propietario del restaurante Guadalmina y la FAES.

Un fantasma recorre España: el espectro de las prohibiciones. Contra ese espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja derecha española, Rouco y la Cope,  Rajoy y las TDT, el propietario del restaurante Guadalmina y la FAES. Es cierto que, más que la célebre frase de Marx y Engels que inicia el Manifiesto Comunista (“Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”), en la ocurrente campaña electoral del PP resuena  el ingenio humorístico de los Hermanos Marx. Aunque bien mirado, dada la zafiedad que siempre ha caracterizado  a esos señores, seguramente encuentren la inspiración en los autores de la tierra como Esteso, Juanito Navarro, Martínez Soria, Chiquito de la Calzada, los Morancos y demás insignes cómicos.

No hay día que en que  los voceros del PP , sus adjuntos en la TDT y los gacetillas fascistas de la caverna mediática, no proclamen, con impostada solemnidad unas veces y, otras, con chulesca indignación, que la libertad de los españoles está gravemente amenazada  por la compulsión prohibicionista de Zapatero y de sus aliados, los progres irredentos. Según sostiene esa caterva de freedom fighters (émulos de los luchadores por la libertad de Reagan) parece que hoy España es una especie de Corea del Norte a la ibérica manera. Una vez más esos patriotas están dispuestos a dar hasta la última gota de su sangre por defender la libertad de todos los españoles, y también las españolas, que para eso son unos auténticos caballeros, ante la tiranía que coarta el libre albedrío. Sin vergüenza alguna se suman con fingido entusiasmo a la más manida de las consignas del mayo del 68: “Prohibido prohibir”, como un Cohn Bendit o un Alain Krivine cualquiera. ¡Y se quedan tan panchos!

Si existen los milagros, estamos asistiendo a uno de los más gordos: la conversión de la secular y archiautoritaria derecha española a la doctrina de  “libertad o muerte”. Aquí unas veces se cercena la libertad de torturar a los toros –a excepción de los embolats catalanes, que gozan de enchufe por mor de su proverbial independentismo-. Allá se impide al ciudadano que  fume donde  le salga de sus santos huevos-con perdón de la expresión-, mediante el uso de la delación de masas y tácticas nazis de represión. Acullá  se restringe la indeclinable libertad de movimiento limitando la velocidad en las carreteras, retrotrayéndonos a los tiempos del gasógeno. Por no hablar de las restricciones de consumo público de energía que nos abocan a los oscuros y tristes tiempos, tan bien retratados por el inolvidable  Rafael Azcona en  El Pisito o  en La Colmena de Mario Camus, en los que el hambre, la miseria, el estraperlo y el miedo eran los valores añadidos más destacados de la “marca” España.

Desde que el rey godo Recadero abrazó la  auténtica fe, no se conocía en la piel de toro un prodigio de abjuración semejante. Atrás queda el “Viva las caenas” de sus ancestros absolutistas; más lejos aún, el Gran Inquisidor ha sido sustituido por las piadosas maneras de Rouco, los Legionarios de Cristo y el Opus Dei; a las catacumbas han sido arrojados aquellos  gloriosos pronunciamientos militares  que  los militarotes de guardia  decidían  cada vez que la patria estaba en peligro-es decir, siempre-como se demostró el 23-F; arrumbadas quedan las guerras civiles y las carlistadas , ya sólo cosa de  moros y gente de parecidada jaez;  olvidadas y bien enterradas están las cunetas del régimen del Generalísimo-también llamado “el régimen anterior”- de modo y manera que hasta el señor Joaquín Leguina-al parecer, militante del PSOE- considera que no está nada bien menear la mierda ¿de quién es la mierda, por cierto?( Dicho sea entre paréntesis:pero ,hombre, don Joaquín, permítame que le diga ,¿cree usted que merece la pena convertirse en bienquisto de la derecha franquista  por epatar a cuatro pelagatos a cambio de unos minutillos de vieja gloria en la televisión de turno?)

Se puede atribuir con toda justicia al Gran Timonel de la derecha española este giro copernicano desde el fascismo de prietas las filas, hasta el abrazo incondicional del pensamiento ultraliberal, entroncando así con otros defensores a ultranza de la libertad como son los ilustres Reagan, Thatcher, Bush, Berlusconi y demás amiguetesde farra. Del mismo modo que el  grito de Dolores en México pronunciado por el cura Hidalgo representó el inicio histórico de la independencia mejicana, la rotunda proclamación proferida por Aznar López en Valladolid el día 3 mayo de 200: "A mí no me gusta que me digan no puede ir usted a más de tanta velocidad, no puede usted comer hamburguesas de tanto, debe usted evitar esto y además a usted le prohíbo beber vino",¿Y quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?", "Déjame que beba tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie ni hago daño a los demás", es ,sin duda ,el punto de arranque de la renovación ideológica y moral de nuestra moderna derecha postfranquista. Dicho todo ello sin menoscabo de otras importantes contribuciones como la del propio Rajoy, cuando rompiendo con su habitual contención profirió su legendario grito “¡Viva el vino ¡”. O, quizás de algo menor altura intelectual, pero no por ello de menor interés, la del señor Pons demostrando que las medidas liberticidas de ZP están inspiradas en la Cuba de los hermanos Castro y la Venezuela de Chávez. El gran dilema  filosófico, político y moral de la historia del pensamiento y de las ideas  - desde Platón a Popper, de Rousseau a Marx, de Sartori a Zizek- caracterizado por la tensión dialéctica entre la libertad individual y la libertad de los demás, queda así zanjado definitivamente por la aportación de esos lumbreras castizos.

Ese súbito “amour fou” por la libertad de propios y extraños que aparentan los publicistas del PP, podría tener, no obstante, algunas  consecuencias funestas si se aplicase la misma vara de medir  a algunos asuntos  sobre los que hasta el momento no se han pronunciado. Por ejemplo, ¿deberían las mujeres ejercer  la libertad de decidir sobre su cuerpo? ¿podrían ,acaso ,dejar de pagarse con dinero público la libérrima actividad  de la iglesia católica?¿se debe limitar la libertad de forrarse de los gestores del IBEX 35?¿tendrían que prohibirse los burkas, hiyad, niqaq, turbantes, los minaretes y demás expresiones libres del  infiel?¿tendrán los ciudadanos derecho a casarse y formar familias libremente, sea cual sea su inclinación sexual?¿acaso nuestros vecinos podrán ejercer la libertad de decidir sobre su destino sin que sientan a cada instante la amenaza de ser atacados ,bombardeados, invadidos y saqueados en nombre de la libertad y la democracia?

Algo va mal en nuestro mundo, como dice Tony Judt  en su último libro. El desorden global no da todavía lugar a un nuevo orden más justo, más igualitario, más sostenible, más pacífico y cooperante. Pero aunque reine la confusión, algo está claro: en el origen  de las causas que han precipitado al mundo a la crisis global (crisis financiera, crisis medioambiental, crisis energética, crisis alimenticia, crisis social, crisis prebélicas)  está el mismo común denominador: la imposición de las libertades (de propiedad, de empresa, de comercio) de unos pocos sobre la mayoría. De tal modo que las libertades y derechos de la inmensa mayoría de los ciudadanos quedan subordinados  a la  ilimitada y sacrosanta  libertad  de unos pocos depredadores plutócratas, su cohorte de servidores y sus omnipotentes empresas.

Según  neurocientífico Michael S.Gazzaniga hay dos maneras de superar a un depredador: una es ser mayor que él y, la otra, formar parte de un grupo mayor. Existe una tercera según autor de cómics Gary Larsen: todo lo que necesitas es que uno de tus compañeros corra menos que tú. Eso último es lo que propugnan como modelo de progreso para nuestra sociedad esos nuevos luchadores por la libertad.

El fantasma de la libertad
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