jueves. 28.03.2024

Todo lo que siempre quiso saber sobre la monarquía y nunca se atrevió a preguntar

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Ha llegado el tiempo de situar a la monarquía frente al espejo ciudadano y permitir que, entre todos, decidamos quien nos representa como Jefe del Estado... ha llegado el tiempo de la Refundación Democrática

Quien no recuerda aquella comedia de Woody Allen en la que interpreta a un experto sexólogo respondiendo distintos aspectos de divulgación sexual. De manera cómica y descarada afronta algunos tabúes relativos a la sexualidad humana. Magnífica película, aunque maltratada por el paso de los años.

Cambiemos el sexo por la monarquía y hablemos de tabúes institucionales que nunca se han atrevido a plantear y que, a día de hoy, siguen sin respuesta. A modo de decálogo caminemos por Palacio y escrutemos privilegios sin coartada posible en cualquier Estado democrático moderno.

- Carece de sentido ético que la monarquía incumpla el Art. 14 de la Constitución y no quede sujeta al principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. La ejemplaridad de las instituciones no es discutible. Tomemos nota…

- Parecería medieval y cómico, al tiempo que machista, que la Jefatura del Estado y el derecho de sucesión de la Corona mantenga la primacía del varón sobre la mujer. La clase política, partidaria de “sostenella y no enmendalla”, ha dejado al capricho de “la rana Gustavo” o de métodos anticonceptivos, la posibilidad de que surja un conflicto sucesorio, en el caso de que la reina alumbrase un bebé de sangre azul y con formas masculinas. Un agravio sexista y un adefesio democrático. Tomemos nota y van…

-La ejemplaridad de las instituciones muestra una flagrante contradicción al no estar sometida la Casa Real a la fiscalización por parte del Tribunal de Cuentas. Asumimos una falta total de transparencia de la Jefatura del Estado, al estar exonerada de la declaración y registro de bienes y derechos patrimoniales de todas las personas pertenecientes a la Casa Real. El erario público debe estar amparado por la Ley, sin exclusiones  ni privilegios. Tomemos nota y van…

-Fuimos meros espectadores de noticias provenientes de Suiza que indicaban que el rey emérito era titular de una cuenta, al parecer herencia de su padre. Los políticos se pusieron de perfil, a nadie escandalizó el tancredismo del gobierno ¿Puede el Ejecutivo afirmar que la Casa real no tiene recursos en el extranjero, y en particular en paraísos fiscales? ¿Van a exigir responsabilidades al titular de esa cuenta? Quizás sea llegado el tiempo de investigar el patrimonio de la familia real. Algo huele a Urdangarín en Zarzuela, convendría ventilar el Palacio. Tomemos nota y van…

Tenemos la sana costumbre en este país de mantener la intimidad individual al margen de la vida pública, sea cual sea el rango del individuo. Es un plus de respeto que no debemos transgredir. La vida íntima del rey emérito es de su exclusiva competencia, a menos que afecte a estamentos sensibles de la seguridad nacional. Es urgente que el gobierno responda de manera contundente al requerimiento de un parlamentario: ¿Tiene constancia el Gobierno de que entre 1996 y 1997 se utilizaron fondos reservados para comprar el silencio y la discreción de una conocida actriz, Bárbara Rey, que mantenía una relación con Don Juan Carlos? En la rumorología de la Villa y Corte corrían chismes y comentarios sobre “escapadas” y más lindezas del rey emérito, un chico travieso de familia bien al que todo se le consentía. Si caza elefantes y mantiene relaciones extraconyugales es de su exclusiva competencia, salvo que sea a cuenta y cargo de los Presupuestos Generales del Estado y con escoltas a sus espaldas. No es suficiente: “Lo siento mucho, no volverá a suceder…”. En la vida pública se sigue la máxima de que “quien la hace la paga”. Tomemos nota y van…

- Es inadmisible que el artículo 56.3 de la Constitución  establezca que: la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad". ¿Quizás sea una donación de Francisco Franco? Quien sólo respondía ante el Altísimo… aquella Constitución hecha entre corsés y ruidos de sables, no puede mantener privilegios e impunidades que llevarían al ridículo: un monarca podría asesinar a un ciudadano sin consecuencias punibles. ¿De qué estamos hablando, de absolutismo o democracia? Tomemos nota y van…

-Por cierto y a propósito de impunidades: ¿Es inviolable la figura del rey emérito? Tomemos nota y van…

-La infanta Elena de Borbón sufrió un accidente  en las instalaciones hípicas del Palacio de Zarzuela, con resultado de lesiones de carácter leve, pero como si el Pisuerga pasara por Valladolid, asistimos perplejos a noticias que precisan respuesta clara y contundente: ¿Bajo qué criterios de necesidad y/o utilidad para el correcto desempeño de las labores de la Jefatura del Estado se construyó  un complejo hípico en Zarzuela? ¿El precio total de la construcción de este equipamiento? y ¿A cargo de qué partida presupuestaria se consignó el gasto? ¿El caballo del que se cayó la infanta es de titularidad pública o privada? Todo esto suena a naftalina y a cuentos casposos de princesas dieciochescas. Tomemos nota y van…

-Asistimos como espectadores de gallinero en sesión continua a la relación, más allá de la cordialidad, del rey Juan Carlos con las monarquías del golfo Pérsico, en un coleguismo que transgredía los límites éticos exigibles a un monarca de un país, como España, una monarquía parlamentaria. No puede ser que todo valga por unas fragatas, o un tren a La Meca. Deberían aclararnos, más allá de un “Todo por la pasta”, si la firma de un contrato de compra de cinco corbetas por más de 2.000 millones de euros para la marina saudí, es motivo suficiente para mantener estrechas relaciones reales con una dictadura

Fuimos testigos durante años de los reportajes al mejor estilo NODO que nos vendían como un mérito aquellas imágenes de monarcas bien enrollados con abstracción total del régimen dictatorial al que representaban. Conviene poner el reloj a cero y aclarar: ¿A quién representaba el rey Felipe VI en su viaje reciente a Arabia Saudí? Al igual que preguntaba el parlamentario Domenech ¿Es consciente el Ejecutivo de que Arabia Saudí es una dictadura que lidera una intervención militar en Yemen que suma más de 7.000 muertos? Los califatos quedaron circunscritos a los libros de Historia,  pongamos a nuestro país en el siglo XXI. Tomemos nota y van…

Más del setenta y cinco por ciento de los españoles no aprobaron la Constitución del 78, realizada bajo el paraguas de los restos de un régimen franquista de alargada sombra y con la firme intención de perpetuarse entre bastidores y manteniendo la impunidad de sus actos delictivos, al amparo de militares nostálgicos y ruidos de sables en salas de banderas. Las condiciones democráticas del país eran precarias, la resultante de aquello es una Carta Magna, más carta que magna y que está sirviendo de coartada para perpetuarse en el poder aquel una clase dirigente que utiliza esta la Constitución como escudo personal.

Ha llegado el tiempo de poner el Estado al servicio de la ciudadanía, de consultar en tiempos modernos quiénes somos y que queremos ser. Replantear las relaciones interterritoriales, respetando la diversidad que nos enriquece, abandonando de una vez para siempre el denostado “unos contra otros” y equiparando las fuerzas centrífugas a las centrípetas. Sólo así es posible mantener y cohesionar este Estado que sufre tensiones desde aquellos tiempos lejanos de los reyes Católicos. Ha llegado el tiempo de situar a la monarquía frente al espejo ciudadano y permitir que, entre todos, decidamos quien nos representa como Jefe del Estado. No se trata de la clásica encrucijada entre Monarquía o República, es mucho más importante, va mucho más allá, se trata de definir un país para los próximos siglos. No es posible mantener esta situación por más tiempo, ha llegado el tiempo de la Refundación Democrática.  

Todo lo que siempre quiso saber sobre la monarquía y nunca se atrevió a preguntar