viernes. 29.03.2024

Nación de naciones

Felipe Gonzalez y Alfonso Guerra
En 1976, González declaraba a “El Socialista” que España es “una realidad plurinacional” y reivindicaba “la estructura federal del Estado”.

“Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.” No es una declaración populista ni un exabrupto secesionista, sino un principio consagrado por la Carta de las Naciones Unidas y asumido por el mismo PSOE que lo demandaba por igual para saharauis, palestinos, catalanes, vascos y gallegos, en las resoluciones de los Congresos del 72, del 74 y del 76. Pero lo cierto es que el Secretario General elegido en Suresnes, Felipe González -el gran manipulador- nunca creyó lo que predicaba. El tiempo lo situó en lo más rancio del españolismo junto a Alfonso Guerra, un tándem inseparable. Pisoteó el ideario de su propio partido…

Habrá que recordarle que en el Congreso de Toulouse, de 1972, ya se había incorporado la cuestión de las nacionalidades a los principios ideológicos del PSOE, y que cuando ganó al veterano Llopis en el 74, propugnaba una “Constitución federal en la que se garantice a todos los pueblos del Estado español el principio de autonomía y el derecho de autodeterminación”. En 1976, González declaraba a “El Socialista” que España es “una realidad plurinacional”, reivindicaba “la estructura federal del Estado” y se comprometía a asimilarla con la organización interna que se pensaba establecer en el Partido. Estructura que se llevó a cabo y aún se mantiene.

Esta esquizofrenia viene de muy atrás y hoy los gestores ilegítimos, con González dirigiendo la orquesta entre bastidores, prefieren ignorar la idea de la “nación de naciones” que naciera entre los republicanos socialistas exiliados en Méjico e incluso niegan la validez del concepto de nacionalidad que en su día apoyaron para la Constitución que dio paso al Estado de las Autonomías. El secretario general que sucedió a FG se vio traicionado por barones que negaban el desarrollo autonómico intentando frenar la expansión del PSC y su hondo compromiso con Cataluña. Almunia, partidario, entonces, de gobernar con el PNV y de apoyar a Maragall, llegó a decir que el PSOE era “incapaz de mantener un único discurso sobre el modelo de Estado, al tiempo que Aznar ponía el énfasis en un cerrado nacionalismo español”.

Zapatero, poco antes de alcanzar la presidencia del gobierno, apoyó el plan de Maragall y puso “la mano en el fuego” en aquel pacto para la reforma del Estatut  firmado por el PSC, ERC e Iniciativa per Catalunya, con el desenlace por todos conocido: se quemó hasta las cejas.

En 2013, tras la debacle electoral de 2011, el PSOE de Rubalcaba aprobó, en un Consejo Territorial en Granada, un documento que reconocía la convivencia entre nacionalidades y regiones, y apelaba al federalismo para clarificar las carencias del sistema autonómico. Un año más tarde y con Pedro Sánchez como Secretario General, se celebró un nuevo Consejo Territorial en Zaragoza, donde se declaró necesaria la reforma constitucional para definir a España como un Estado federal con nacionalismos asimétricos.

Saltaron todas las alarmas en Zarzuela y Moncloa, al informar los servicios de espionaje que Sánchez negociaba con catalanes y vascos un acuerdo, que, junto a Unidos-Podemos, sumaría los votos necesarios para ser Presidente de Gobierno. La situación era crítica y se dio luz verde a un plan diseñado en lejanos despachos, con el respaldo de González y algunos barones regionales, para apartar a Pedro Sánchez y dar un golpe de mano en  Ferraz, que facilitara un gobierno de la derecha, al tiempo que una gestora se hiciera cargo del partido y preparase el desembarco de otro personaje dócil  y con el españolismo más rancio al cuello.  

Decía Miguel de Unamuno: “…venceréis, pero no convenceréis”. Más evidente resulta en el caso de los pueblos con identidad definida: …sin convencer no existe la victoria. Todo Estado que contradiga este axioma, será definido como un Estado Colonial.

Nación de naciones