martes. 16.04.2024

Belén Esteban, first

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Existe un tiempo para cada cosa y una cosa para cada tiempo. Belén Esteban, Paquirrín, la madre que lo parió, incluso Bertín Osborne, etc, son las cosas que unen criterio y pensamiento con el pueblo llano, sin dobleces…

«He perdido todos mis ahorros, lo estoy pasando muy mal. Necesito pagar a Hacienda una deuda importante. Durante mucho tiempo no he controlado mis deudas. Estaba todo mal organizado y hasta que mis nuevos gestores lo han ordenado todo, he tenido que desembolsar unas cantidades muy fuertes, estoy sin capital». Dramáticas declaraciones al borde del llanto de una figura de relevancia nacional, Belén Esteban, confiesa el daño que le han causado personas desleales, incluso muestra el dolor que le produjo comprobar que: «alguna gente que esperaba que me ayudara no lo haya hecho».

¿Cómo pretende este país avanzar en conquistas sociales y democráticas si dejamos en la estacada a símbolos, a personajes que representan el sentir de una inmensa mayoría de ciudadanos? No existen comparaciones posibles ante la repercusión social que alcanza cualquiera de los programas a los que asiste esta dama del papel cuché. Incluso echamos en falta aquellas declaraciones que dijo en su día para defender su intimidad: “Yo por mi hija MA-TO…”. Nos extraña que ahora se arredre por algo tan fútil como la Agencia Tributaria.

Cuando hablamos de un político, siempre nos vemos obligados a realizar una pequeña reseña, para ubicar al personaje y así orientar a los lectores. No es necesaria introducción alguna, en este caso, existen nombres propios que no precisan de focos, ella misma es el foco. Me atrevería a señalar que si hablásemos del torero Jesulín de Ubrique, no vendría mal situarlo en el entorno de Doña Belén Esteban, como padre de su hija, así no cabrían especulaciones sobre quien es este hijo predilecto de Ubrique, que dio a conocer la marroquinería que se elabora en esta localidad gaditana y que tanto beneficio reportó a diarios tales como: Hola, Semana, Diez Minutos, etc. Conocido, incluso, por abarrotar plazas de toros con mujeres al borde de un ataque de nervios, donde el toro era lo único no importante. Eso sí, ese pobre morlaco quedaba huérfano, aunque ya poco le importaba, de orejas y rabo, ante la petición unánime de “la respetable” con bragas y sujetadores al aire, que a continuación eran arrojados al albero de la plaza. El torero, muy educado él, saboreaba fragancias y acumulaba trofeos. Hablamos de aquellos tiempos gloriosos en los que vente duros valían cien pesetas.

Algunos países desarrollados se dan a conocer por sus avances sociales y su progresía llevada a las aulas. Suelen ser nórdicos y hogareños, cuestión de grados Celsius. Otros países, incluso más avanzados, son referente mundial por la incidencia de sus “prime time”, o sus “virales” de efectos nocivos para la salud emocional. Auténticos gurús de la televisión marcan tendencias, crean opinión publicada y fabrican personajes que inciden de forma mediática en la sociedad de la desinformación. Tal es así, que en el paradigma de los medios, los EEUU acaban de elegir a un Presidente, prototipo de concursante de Big Brother VIP, salido de “programas con alto contenido en testosterona” y elevado por millones de ciudadanos a la categoría de: “America first man”.

Basta ya de boberías y perder el tiempo con inútiles discursos de políticos en deriva radical. Dejemos la política para los políticos, ya nos lo decía aquel militar bajito de cuyo nombre no puedo acordarme, que cada cual ocupe su espacio. Bastante jodidos nos tienen, como para ocupen un sillón de nuestro salón a la hora del telediario. Existe un tiempo para cada cosa y una cosa para cada tiempo. Belén Esteban, Paquirrín, la madre que lo parió, incluso Bertín Osborne, etc, son las cosas que unen criterio y pensamiento con el pueblo llano, sin dobleces. Ellos representan a la mayoría absoluta de una ciudadanía que prefiere  “pájaro en mano que ciento volando”.

Sería exigible que todos los grupos parlamentarios se pusieran de acuerdo y formasen una Comisión de Investigación en el Parlamento, a la carrera, en San Jerónimo, que reparase el daño causado en el rímel ocular de nuestra admirada Belén Esteban, acudiendo en auxilio de su desesperado grito: ¡SÁLVAME!

Belén Esteban, first