jueves. 18.04.2024

Las relaciones hispano marroquíes en tiempos convulsos

El pasado día 24 de noviembre el Instituto Elcano presentó su nuevo informe sobre las relaciones entre España y Marruecos.

El pasado día 24 de noviembre el Instituto Elcano presentó su nuevo informe sobre las relaciones entre España y Marruecos. En dicha presentación se ha vuelto a insistir sobre la relevancia de esas relaciones y se ha vuelto a poner  el énfasis en  la necesaria consolidación de los vínculos económicos, políticos y culturales. Particularmente en estos momentos de gran agitación política y grandes turbulencias regionales e internacionales que requieren mayor grado de cooperación bilateral y multilateral en una zona clave para la estabilidad de Europa y su área de influencia como son todo el Norte de África, el África subsahariana y el África Occidental.

En la presentación y en el extendido debate posterior se han abordado asuntos de gran interés y suma actualidad. También se trataron aspectos novedosos que reflejan  esa evolución in crescendo  del volumen y de la calidad de dicha relación, pero no se obviaron los desafíos y las dificultades relacionadas con contenciosos bilaterales no resueltos. Además de otros ligados a  una compleja coyuntura regional que requiere hilar fino y claro en cada pauta y momento para que dicha evolución llegue a un grado  de complicidad y de confianza que le blinde de las  oscilaciones cíclicas que constantemente aparecen como elementos perturbadores de un desarrollo normal hacía una estable y duradera buena vecindad.         

El hecho religioso y la práctica del culto salieron a relucir con fuerza en el informe por razones obvias, poniendo el énfasis sobre la necesidad de una colaboración más estrecha y manifiestamente mejorable que debe responder  a los serios desafíos que representa en estos momentos la gestión del campo religioso musulmán.

La estrecha cooperación de Marruecos con Francia elogiada después de los atentados terroristas de Paris, y la reciente petición  expresa por parte de Bélgica para que se apure la colaboración en la práctica del culto, deben suponer un aliciente más para que España y Marruecos fortalezcan su cooperación en este ámbito. Esta cuestión es importante debido, por un lado, a la urgencia y gravedad del asunto, y por otro, a que España  está todavía a tiempo para diseñar un plan integral y multidisciplinar que aborda los lugares del culto, la formación de los imames, y sobre todo la enseñanza de los niños marroquíes y/o de origen marroquí.    

Las mezquitas no pueden ser bajo ningún concepto lugares de adoctrinamiento radical, y para ello es necesario:

Primero;  espacios establecidos y supervisados por las autoridades competentes, más que nada para evitar flujos financieros de dudosa procedencia y de dudosa utilidad, y también para supervisar la actividad programada, su calidad y a los que la imparten.

Segundo; la formación de los imames en la  lengua  y en la cultura del  país de acogida, e incluso en la cultura y la lengua del país de origen, y por supuesto la formación en los valores de democracia, de pluralidad y de respeto a los derechos reconocidos universalmente.  

Tercero;  sin lo planteado en el primer y segundo punto, las mezquitas se convierten en un lugar de adiestramiento, y lo que es peor, en un espacio paralelo de enseñanza y de culto, que casi siempre se contradice con lo que los niños musulmanes aprenden en las escuelas tanto en la forma como en el fondo.  Aprendizaje que genera cuando menos esquizofrenia y no facilita la inserción ni la sincronización  con el entorno social, máxime cuando se sabe que la abrumadora mayoría de esos cursos de las mezquitas se imparten en el fin de semana!  Si recientemente una campaña de change.org que clamaba al cielo para reducir los deberes a los niños para que les quede tiempo para hacer de niños, que lo son también, imaginaos a eso niños musulmanes que tienen  que ir a los mencionados cursos durante el fin de semana.   

Sólo con estos datos  queda casi al descubierto cómo se empieza a producir la “quiebra  de la cadena” que conduce  hacía una  integración deseada que debería empezar por  una enseñanza plural e igualitaria que inmunice contra cualquier atisbo de desvió. La enseñanza y la educación son la clave; son el principio por donde debe empezar todo.

Si asumimos esta evidencia habríamos avanzado un trecho importante en la ardua tarea de integrar a esos futuros ciudadanos, porque de eso se trata, la formación de ciudadanos en los valores, y procurar por todos los medios posibles que no se produzca la citada “quiebra de la cadena”.

Es fundamental una pedagogía incluyente para con los colectivos vulnerables con iniciativas de discriminación positiva, que active y fortalezca la  identificación con lo que se instruye en la escuela, que supone por otro lado el inicio de la identificación  con el entorno social más próximo.

Obviamente, esto no sería eficaz sin la implicación de los padres, y sobre todo sin una oferta específica para el “rescate” de las madres que en un porcentaje muy elevado viven una doble exclusión.  

El informe de Elcano subraya que España aún no tiene capacidad de influir en la comunidad musulmana, afirmación que suscribo en gran medida, porque en asuntos tan delicados como este, se ha ido  dando palos de ciego o en el mejor de los casos, mirando hacia  otro lado. Es tiempo para que la colaboración con Marruecos tenga en cuenta también  este campo, porque el colectivo marroquí es con diferencia el más numeroso, y porque  el propio informe  pregona la ampliación de los ámbitos de cooperación sobre todo ahora que Francia y Bélgica han requerido la colaboración marroquí en la gestión del hecho religioso, entre otros. Una coordinación multilateral y circular tendrá más beneficios que inconvenientes para los países del norte y por supuesto para los del sur de la ribera del Mediterráneo, porque si Marruecos está haciendo esfuerzos en la gestión  del hecho religioso, con colaboraciones con países tan significativos como Francia y Alemania en materia educativa y en materia de la formación de los imames, puede ir compaginándolos con aprendizajes, digo Marruecos,  en su proceso de apertura y democratización.    

Finalmente, la lucha contra el terrorismo, cualquier tipo de terrorismo, no tiene que suponer una excusa para la merma y la erosión de los derechos en el norte, y mucho menos debe suponer una ruptura de los procesos de cambio en el sur, porque esto supondrá la victoria de los intransigentes y los perturbados de los dos lados. 

Las relaciones hispano marroquíes en tiempos convulsos