jueves. 28.03.2024

El PSOE necesita una refundación

Prometer una cosa y luego hacer la contraria ya no sale gratis. Y eso es síntoma de madurez democrática...

Las todavía recientes elecciones europeas, en ese sentido, solo han sido un eslabón más. Con el agravante de que ya de por sí, estas vienen siendo las elecciones de mayor abstención en nuestro País.

Por eso, en esta ocasión, la evidencia de la pérdida de confianza y de rumbo del Partido Socialista, ha sacudido con mucha mayor fuerza. Así de los más de once millones de votantes de los años 2004 y 2008 han pasado a obtener menos de un tercio.

Y si prefieren compararlo con las anteriores elecciones europeas, la pérdida es de más de dos millones y medio de votos, o sea, que casi un tercio de los apoyos se han esfumado.

Pero hoy no se trata por mi parte de volver sobre el análisis electoral ya realizado en su momento. Si no, recordando el enorme desengaño producido en la ciudadanía progresista y de izquierda, bucear en las principales causas que, desde mi punto de vista, han producido esa gran desafección.

Hoy, los ciudadanos de este País, acaban de ratificar que no toleran que se les mienta. Solo así cabe interpretar el castigo al PSOE y al PP en las pasadas elecciones europeas; donde más de cinco millones de personas les retiraron su confianza, a ambos, con relación a las anteriores elecciones europeas.

Prometer una cosa y luego hacer la contraria ya no sale gratis. Y eso es síntoma de madurez democrática.

La crisis de los últimos seis años, ha traído sin duda mucho dolor y sufrimiento a nuestro País, en especial para los sectores más débiles de la sociedad. Pero a la par, ha despertado muchas conciencias que ya no consienten dobles varas de medir, y mucho menos “leyes embudo” entre representantes y representados, ya saben el dicho de lo ancho y lo estrecho... Quieren igualdad de derechos y obligaciones. Quieren que se cumplan los compromisos y que además se haga sin dilaciones…

Quieren transparencia y que se les diga la verdad: cuánto ganan por todos los conceptos y qué compensaciones perciben…, qué planes de jubilación y cesantías disfrutan...  Todo, quieren saberlo todo.

Quien a estas alturas todavía no interprete y entienda que el voto (más de dos millones de personas)  a Podemos  a Compromis o a Ciudadanos, que son quienes llevaban ese mensaje de claridad y de transparencia en sus programas, lo ha sido también frente al obscurantismo que ha venido siendo norma en el Congreso y el Senado,  es que está incapacitado para rectificar y afrontar los nuevos tiempos.

La gente ya no se va a conformar con promesas bien intencionadas referidas en el tiempo: “haremos”, “veremos”, o ya lo pensaremos… No, quieren hechos, y los quieren para ayer.

Por eso, quien no sea capaz de plantear una refundación de su partido en esos términos, de formas y contenidos, máxime desde la izquierda y los sectores progresistas, corre el serio peligro de quedarse al margen de las demandas sociales, y por eso mismo, de convertirse en una fuerza irrelevante.

Y sin embargo, no parecen apuntar precisamente por ese lado las inquietudes en los partidos de la izquierda llamémosle tradicional.

En Izquierda Unida ni siquiera se han dado por enterados de que también va con ellos.

Y en el PSOE, primero han tratado de cerrar filas y hacer un apaño con la Presidenta de Andalucía. Y ante su negativa, todos los esfuerzos parecen dirigidos a minimizar los cambios que sean inevitables, tal como que al Secretario  del PSOE lo elijan toda la militancia o que las primarias sean abiertas a los simpatizantes. Pero de refundación del partido no quieren oír ni media palabra.

Ha habido un joven, Alberto Sotillos, que se ha atrevido a hablar de la necesidad de refundar el PSOE…, pero mucho me temo que se ahogará su voz, que no saldrá en los papeles, y que tendrá escasas oportunidades de hacerse oír y de explicarse.

Y sin embargo, ese es precisamente el futuro que hoy se reclama por una parte importante de la sociedad progresista, para ayer.

Ese es el mensaje que podría volver a ilusionar a miles de jóvenes y no tan jóvenes si en esa refundación se volviera a los principios de la Política como servicio a los ciudadanos, temporal en los puestos de representación institucional, y siempre desde la ética y para la solidaridad.

El PSOE necesita una refundación