viernes. 19.04.2024

Nos dicen que la economía va bien

El gobierno del PP está empeñado en vocear que la economía va bien. Quizás por aquello de que una mentira muchas veces repetida...

¡Pero es mentira que la economía vaya bien!

El gobierno del Partido Popular está empeñado en vocear que la economía va bien. Quizás por aquello de que una mentira muchas veces repetida acaba percibiéndose como real; y también, quizás, porque estamos ante un nuevo proceso electoral, el de las elecciones europeas.

Pero no es verdad. No lo es en la microeconomía de las familias, y no lo es tampoco ni siquiera en los datos de la macroeconomía, donde la Deuda Pública alcanza el 94% del Producto Interior Bruto (PIB), y el Déficit Público está en el 7,1% del PIB.

En España debemos  un cincuenta por ciento más  que cuando los populares llegaron al gobierno.

Tenemos un millón más de parados que cuando el Partido Popular tomó las riendas del gobierno con la promesa de que iban a reducir el paro.

Y el poco empleo que se crea, lo está siendo como empleo precario, con escaso salario y en muchos casos a tiempo parcial. Lo que incluso lleva a que no salgan las cuentas reales en cuanto a las horas de trabajo que se destruyen  con arreglo a las que efectivamente se crean. Porque se sigue destruyendo empleo fijo a tiempo completo (que figura como baja unitaria por cada persona) mientras la mayor parte de lo que se crea lo es por horas y para ejercer solo durante ciertos días…, (aunque figuren como varios empleos creados y varias altas en la seguridad social).

Los últimos informes económicos publicados para España por la Unión Europea, señalan que la deuda pública en nuestro País ascendió en el año 2013 hasta el 93,9% del PIB. Y referente  al déficit público, dando por buenos los resultados del 6,6% del PIB declarados por el gobierno popular, nos recuerdan que si se incluyen las ayudas a la banca (que habrá que incluir) la cifra sube al 7,1% del PIB.

La ecuación, una vez más, es bastante simple. Se sigue insistiendo en rebajar los impuestos a los grandes capitales y a los más ricos a cambio de incrementar la deuda pública que acabaremos pagando el conjunto de los españoles, si se paga, y si no pagaremos las consecuencias del impago.

Porque las ayudas a la banca o el rescate de las autopistas, o el no desmontar todo tipo de vericuetos que favorecen la elusión fiscal de las grandes corporaciones, no sale gratis por mucho que lo diga el gobierno.

Y en la otra cara de la misma moneda, estamos sufriendo, aquí si la inmensa mayoría de los ciudadanos, por una parte  la nula capacidad económica para activar la inversión pública por parte del Estado, y por otra, los incrementos de todo tipo de impuestos directos e indirectos.

Porque, la austeridad que nos siguen predicando y vendiendo, consiste en realidad en una devaluación continua  de los salarios y de la capacidad adquisitiva de las familias. Para eso aprobaron la reforma laboral y para eso sigue presionando la famosa troika con la necesidad de nuevas vueltas de tuerca y más reformas.

Y ello aunque paralelamente, en los países del sur de Europa principalmente, eso suponga una mayor contracción del consumo y el que la economía no crezca lo suficiente para crear empleo de calidad…, y claro, así las cuentas no salen, y además es imposible.

Sin ir más lejos, creo que ha sido en los primeros días del mes de Abril, que se hizo público el informe de los auditores que ahora nos envían desde Bruselas, dos veces al año, desde que se produjo el rescate de la banca con dinero del Fondo de Rescate Europeo; ya saben los 41.000 millones de euros que España tenemos que devolver –creo que era a doce años con dos de carencia- y que vencería en el año 2026. Y que hasta que eso ocurra, como decía, dos veces al año vienen de Bruselas a supervisar nuestras cuentas. Es así  porque además estamos comprometidos a que en el año 2016, ahí a la vuelta de la esquina, nuestro déficit público no supere el 2,8% del PIB.

Una ecuación que solo sería posible resolver con un fuerte impulso del crecimiento económico que no se ve ni se aventura por ningún lado, y que resulta incompatible con la permanente devaluación de los salarios y con los millones de personas que no encuentran trabajo.

Por eso, más allá de la propaganda del gobierno popular, la economía de las familias va mal, muy mal. Pero claro, la propaganda y el papel lo aguantan todo.

Nos dicen que la economía va bien