jueves. 28.03.2024

No a unas terceras elecciones

Pero tampoco sirve cualquier alternativa.

Leía recientemente al ex presidente Felipe González pidiéndole al Partido Popular otro candidato en lugar de Mariano Rajoy. Y coincidía el líder de Ciudadanos con él, al dirigirse al PP en los términos de que busquen un candidato que sea capaz de aglutinar mayores afinidades y apoyos…

¿Acaso la Ley de la Reforma Laboral no es del Partido Popular?

¿La ley mordaza no es del PP, la corrupción a escala estratosférica no es un asunto de todo el Partido Popular?

Entonces, qué vaina es esta de insinuar que con otro candidato popular las cosas puedan ser distintas.

Se puede entender en la desesperación de un Rivera que quiere poner el acento en la necesaria regeneración política, y que ve cómo el mismo día que está votando a favor de la continuidad de Rajoy en el gobierno, se la vuelven  a  colar doblada… Porque, el PP, que es la corrupción personalizada, se la acaba de volver a jugar; y cuando todavía estaba el sí de Ciudadanos flotando en el aire del Congreso, resulta que, el ex ministro mentiroso (ese que dicen que dimitió por no saber explicarse) acaba de ser premiado por el Partido Popular con la propuesta de nombramiento para el Banco Mundial. Lo de González es otra historia.

¿Se puede alcanzar mayor grado de vergüenza para nuestro País? ¿Hay alguien con un mínimo sentido de Estado y de la decencia que pueda dar apoyo a un partido como el de los populares? Espero que no.

Cabalga también, otro ensoñamiento paralelo; el de seguir “empujando la bola” en la idea de que es posible sumar a un nacionalismo que de ninguna manera quiere dejarse sumar. Y que por ello, sigue poniendo y desgranando condiciones incumplibles… Me remito a la transcripción de la reciente intervención del representante de ERC en el Congreso en este último debate de investidura.

Por mucho que sea cierto, que hay que trabajar por un nuevo encaje constitucional de las nacionalidades históricas, que lo comparto.

Pero con el respeto a las leyes. Incluso para cambiarlas. Porque en democracia (y aquí no valen las trampas de hablar de leyes injustas y antidemocráticas que no deban ser respetadas) las leyes se aprueban por mayorías y se modifican o derogan de la misma forma. Y mientras tanto, nos obligan a todos y a todas.

Por eso, y porque el objetivo prioritario y principal debe ser que el Partido Popular no siga en el gobierno ni un solo día más de lo estrictamente imprescindible para dar paso a un nuevo gobierno comprometido a derogar sus muchas fechorías; unas en forma de leyes  inasumibles como las ya comentadas, y otras en forma de nombramientos absolutamente inasumibles y vergonzantes como el señalado o como los que han servido para la manipulación total de la televisión pública o como premios a sus ex ministros…

Así pues, es necesario e imprescindible lograr un acuerdo de mínimos capaz de superar vetos inadmisibles en los actuales momentos.

Puede ser, y lo dejo ahí, a través de valorar la formación de un posible gobierno del PSOE con independientes, donde el antagonismo de Ciudadanos y Podemos  no pueda dar paso a vetos sobre la presencia de uno u otro en el gobierno.

Un acuerdo de mínimos que sirva para derogar las leyes comentadas y para establecer ponencias sobre las reformas que se acuerden, por ejemplo sobre la propia reforma de la Ley Electoral para permitir una representación más proporcional. Y todo ello con el necesario apoyo de Podemos y Ciudadanos. Porque es eso, o repetir elecciones.

¿Pero, Ciudadanos no es la derecha? Sí,  una derecha que dice apostar por la regeneración democrática. Por eso se le debe tomar la palabra. Porque con el PP gobernando no hay regeneración posible.

¡Pero, eso no es justo para Podemos! No, no lo es. Pero quizás sea la única salida que, tal vez, pueda encarrilar este País llamado España hacia la regeneración política.

Y es que no estamos en el momento de buscar la mejor alternativa…, sino la que sea posible.

Porque se trata de huir del escenario de unas terceras elecciones que, sin duda, sería el peor de todos los escenarios posibles, más allá evidentemente de la continuidad del Partido Popular en el gobierno.

No a unas terceras elecciones