viernes. 29.03.2024

Una mirada crítica sobre la realidad chilena (2)

Chile es el primer productor mundial con 1.796.000 toneladas de producción, según los datos oficiales referidos al año 2011.

Les comentaba de las tremendas desigualdades observadas en mi viaje recorriendo Chile. Y estaba señalándoles algunas paradojas de lo que ocurre con sus recursos naturales…

CODELCO es la empresa pública chilena que se encarga de la explotación del cobre.  Es el primer productor mundial con 1.796.000 Toneladas de producción, según los datos oficiales publicados y referidos al año 2011. Y sus reservas, a ese ritmo de producción, se calcula que alcanzarán para sesenta y cinco años más.

Produce unos ingresos por encima de los doce mil cien millones de dólares anuales, con un beneficio de explotación cercano a los cuatro mil quinientos millones de dólares, dando trabajo a más de diecinueve mil empleados.

Durante mi estancia en Chile, CODELCO estaba poniendo en marcha un proceso de ajuste de gastos con el objetivo de reducir sus costos en mil millones de dólares. Operación que debía servir para adaptarse al descenso del precio del cobre, que con arreglo a los precios medios del año 2014 y lo observado en los precios a final del mes de Enero en curso, había un descenso bastante considerable (de 311,3  a 249 dólares), una bajada desconocida en los últimos años.

Y por otra parte, al gobierno le llovían las complicaciones…

En esos días estalló el llamado “caso Caval”. Que resumiéndolo mucho, representa o se asemeja bastante, a lo que en España se conoció como “pelotazo urbanístico”.

Para que me entiendan, como cuando en plena burbuja inmobiliaria, en España, había quienes compraban tierras a precio de terrenos rústicos que luego se recalificaban y vendían como terrenos urbanizables. Todo aparentemente muy legal, pero que escondía un sin fin de figuras y actitudes corruptas, que se evidenciaron especialmente, cuando estalló la burbuja…

Eso es lo que está ocurriendo ahora mismo en Chile. Y eso es lo que está en la base del “caso Caval”. Donde el hijo de la presidenta Bachelet, obtuvo un crédito bancario (por ser quien era) para una compra especulativa de terrenos, que al poco volvió a vender obteniendo un buen montón de millones de beneficios injustificables.

La presidenta Bachelet tardó en salir a afrontar una actuación que le salpicaba directamente. Y le salpicaba directamente porque era ella quien había colocado a su hijo en un puesto de representación pública de su gobierno, y ello sabiendo a qué se dedicaban él y su esposa: a la especulación pura y dura  ¿Legal? Sí, porque no hay una norma que prohíba la especulación (aunque debiera haberla). Porque esos millones que unos pocos golfos se llevan con la especulación de la compra-venta de los terrenos, no llegan de ningún limbo. Son costos que al final se incorporarán al precio final de las viviendas, encareciendo su coste hasta extremos imposibles para un muy alto porcentaje de chilenos, como antes ocurriera en España.

Eso es lo que le faltó ver con rapidez y valorar a Michelle Bachelet en los primeros minutos del escándalo. Cuando debió haber salido a sancionar la falta de ética que ese tipo de actitudes representaba, y la absoluta incompatibilidad con los comportamientos exigibles a cualquier miembro (por indirecto que lo sea) de un gobierno de izquierdas.

Pero Bachelet no lo hizo. Calló durante unos días y para cuando dijo algo, “la bola” ya había crecido demasiado como para la gente creyera que no sabía nada. Se desplomó en las encuestas que siguieron a los hechos. Y el fuerte deterioro salpicó a todo el gobierno en unos momentos en los que tiene pendientes importantes reformas legislativas…

Las declaraciones posteriores, que las hubo, no sirvieron para revertir la situación de descrédito de la presidenta. Y ello a pesar de su pretensión de tomar distancia con los hechos, o de su anuncio de hacer una Ley por la que los expresidentes estén obligados a mostrar sus ingresos y su patrimonio aun después de terminados sus mandatos… Todo ha sonado a excusas.

La percepción de que la corrupción lo está inundando todo, ha transcendido del lugar en el que finalmente ocurren los hechos. Y el grado de sensibilidad de la gente al respecto, no entiende, ni quiere saber, si ésta se ampara en vacíos de la legalidad (como en este caso) o porque se meta la mano en la caja pública. La gente está tan harta y lo viene pasando tan mal desde la crisis financiera del año 2007 que es capaz de derribar gobiernos por ese motivo. Algo impensable hace todavía muy poco tiempo.

Esta es una realidad que sirve igualmente para España, y que ojalá sirva para que gane terreno la ética y la necesidad de gobernar con suelos, paredes y techos de cristal bien transparente en todas las democracias que se precien.

Una mirada crítica sobre la realidad chilena (2)