jueves. 25.04.2024

Una mirada crítica sobre la realidad chilena

La administración de Chile y sus gobiernos se vienen comportando como las malas madrastras para con la inmensa mayoría de chilenos.

Durante algo más de cuarenta días he permanecido recorriendo una parte de Chile. En ese tiempo, he tratado de contrastar opiniones para conseguir formar opinión sobre la realidad chilena. Y mi modesta conclusión es que, si hay algo que pueda destacarse de forma relevante de la realidad chilena, es sin duda alguna, la fuerte desigualdad que recorre el País.

La administración de Chile y sus gobiernos, con mayor o menor responsabilidad en unos casos que en otros, se vienen comportando como las malas madrastras para con la inmensa mayoría de chilenos y chilenas. De hecho para con todos aquellos que cobran el salario mínimo establecido en trescientos mil pesos al mes, y para con una gran mayoría de la población que vienen a ganar en torno a los quinientos mil pesos al mes; algo así como setecientos euros.

La gente tiene que cuadrar sus cuentas con una realidad contradictoria de unos alquileres desproporcionados y unos precios de la vivienda trufados por la especulación; con pagos y repagos para la educación de los hijos, para la salud y para los fondos que den acceso a una mínima pensión en la jubilación… En fin, y con una cesta de la compra que pasa por ser la más cara de toda la América Latina.

Eso hace que en Chile, a demasiadas personas les resulte tremendamente complicado cuadrar sus cuentas a final de mes.

Esta realidad tiene algunos matices, evidentemente. Que pueden ser relevantes según se viva en las regiones uno a cuatro o por debajo de la quinta región.

Dicho de otro modo: según los salarios estén influidos por la industria minera (con amplia capacidad movilizadora y de negociación) o no.

Para hacerse una idea más clara, diré que un mismo trabajo con una cualificación parecida, puede oscilar en torno a entre un 30% y un 40% de mayores ingresos en el Norte que en el Sur.

La realidad es que ante las fuertes necesidades de pagos en el día a día, o el tener que abonar también cantidades relevantes para reforzar la preparación académica de algún hijo en uno de los  institutos que preparan para acceder a las universidades; me han contado…, que se deja de ingresar el dinero para la jubilación.

Me he encontrado con manifestantes docentes, jubilados, que cobran una pensión de trescientos mil pesos al mes, poco más de cuatrocientos euros. Que salen a la calle todas las semanas para reclamar, que al menos, les paguen unos atrasos que les adeuda la administración, algo que al menos  les pueda permitir un poco más de dignificación para con su labor pedagógica por más de treinta años, como tuvieron la amabilidad de explicarme.

Chile, como contraposición a esta situación de desigualdad, es un País con importantes recursos.

Empezando por la minería, y en concreto de forma relevante por las minas de cobre explotadas por CODELCO, que representan un fuerte impulso en el Producto Interior Bruto (PIB) del País. Pasando por la industria de la Acuicultura, con el Salmón como producto relevante. O la viticultura con un fuerte sector exportador…

Luego ocurre, que incomprensiblemente, Chile no transforma su cobre en productos acabados (laminados, hilos de diferentes calibres, etc. Etc.). Lo que supondría un mayor desarrollo tecnológico, mucho más trabajo especializado y un mayor valor añadido que aportar a sus recursos.

¿El por qué no se ha puesto en marcha esta vía? Eso no se lo puedo contar. No he obtenido apenas respuestas más allá de la “supuesta incapacidad” que merezca la pena reseñar. Bueno, o de supuestas connivencias bien engrasadas en forma de dádivas, para que esa vía no sea desarrollada. En cualquier caso esa es una realidad. El cobre chileno puede verse pasar en larguísimos trenes, hacia los puertos de carga, en placas compactas que otros transformaran en productos con un mayor valor añadido obteniendo pingües beneficios que podrían quedarse en Chile.                            

Una mirada crítica sobre la realidad chilena