jueves. 18.04.2024

El fanatismo siempre nubla las mentes

La experiencia me dice que cuando alguien se enfunda en una bandera es que está queriendo ocultar...

La experiencia me dice que cuando alguien se enfunda en una bandera es que está queriendo ocultar otros intereses o vergüenzas.

A lo largo y ancho de la historia podríamos encontrar todo tipo de ejemplos.

Pero vayamos a lo que hoy trae a cuento mi afirmación: “el nacionalismo como brebaje que lo cura todo”. Y si ya se trata de un nacionalismo radical, se pierde al parecer, hasta la memoria sobre los hechos más recientes. Lo cual permite reinterpretar la propia realidad de unos pocos meses atrás, de años o de la mismísima historia.

En el caso de Cataluña, por ejemplo, les permite olvidarse de que fue el señor Mas, quien cual alumno aventajado de Rajoy, llevó más lejos que la mayoría de comunidades autónomas el tema de los recortes.

Se olvidan que fue un Consejero de Interior, nacionalista, el que provocó los episodios más negros que se recuerdan en Cataluña desde la instauración de la democracia. Con repetidos episodios de malos tratos a detenidos, con mentiras en las investigaciones, o empleándose en las calles con violencia inusitada…

Es éste “nacionalismo nuevo”, que lo curará todo en el futuro, el que precisamente lleva dirigiendo los destinos de Cataluña durante más de treinta de los últimos años.

Convendría que alguien al menos recordase, que fueron ellos quienes cerraron ambulatorios y servicios de urgencias obligando a sus ciudadanos a desplazarse varios kilómetros para poder ser atendidos.

¿Por qué va a ser distinto pasado mañana, quien se cree que defenderán intereses distintos a los que han venido defendiendo en el pasado?...

Como, conviene recordarle al Partido Popular ahora, de dónde vienen estos lodos independentistas en una Comunidad como la catalana, ilustrada, emprendedora y trabajadora. Y hay que decirle que vienen de los enormes disparates y afrentas que durante años (2004-2010 especialmente) pusieron en marcha ellos contra Cataluña y los catalanes. Porque de aquellos polvos vienen hoy estos lodos.

De su funesta actitud cuando se negociaba el nuevo Estatuto mientras ellos, los populares, se dedicaban a recoger firmas para convocar un Referéndum  en contra ¿Lo recuerdan?

O aquellas penosas campañas, absurdas y nefastas para la convivencia, en las que pedían que  no se compraran productos catalanes…

Pero volvamos al momento presente. Este en el que la izquierda en Cataluña anda perdida y desorientada, y en algún caso enredada en un tipo de travestismo seudo nacionalista poco coherente. Acomplejada, al parecer, porque la marea independentista puesta en marcha por los graves desatinos del Partido Popular, los tiene confundidos y a la defensiva tras las diversas crisis y escisiones padecidas. Y porque con el “bullicio organizado contra la madrastra España” como fuente de todos los males y recortes, y el cuento de que todo se solucionará con la independencia, les tienen comido el terreno y la iniciativa.

Hoy es más necesario que nunca, defender desde la izquierda, la necesidad de abrir un proceso de diálogo con el objetivo de alcanzar una reforma constitucional, que sirva de una parte para actualizar el reconocimiento de la misma por parte de una generación que no la votó, y de otra, para dar satisfacción a las inquietudes surgidas en las nacionalidades históricas, reconociendo sin ambages la España plural y multinacional que desea una amplia mayoría según delatan una y otra vez los sondeos.

Conseguir este amplio consenso debería ser la tarea inmediata del gobierno de Rajoy, y si no se siente capaz, el mejor servicio que puede hacer a España es convocar elecciones ya, y no dejar ni un día más que los temas se sigan pudriendo.

El fanatismo siempre nubla las mentes