jueves. 28.03.2024

La democracia del agua

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Uno de los grandes problemas que deberemos enfrentar como humanidad, incluida Europa y España, será el acceso al agua

En diciembre de 1987 Robert Solow, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) fue galardonado con el Premio Nobel de economía, por sus teorías sobre la tecnología como factor determinante para el desarrollo. Famosa es una frase de su autoría: "el mundo puede seguir adelante sin recursos naturales, de modo que su agotamiento es sólo un acontecimiento, no una catástrofe." Aun cuando hoy sus defensores insisten en que dicha frase fue sacada de contexto, lo cierto es que sirvió para que las grandes corporaciones la aprovecharan en beneficio propio, y se lanzaran hacia la depredación de los recursos naturales en aras de un crecimiento económico ilimitado.

Hoy, por el contrario, es meridianamente claro que, en tanto en cuanto habitantes de un único planeta, finito, un crecimiento ilimitado no sólo es imposible, sino que nos seguirá conduciendo por la senda de la devastación medioambiental.

En su encíclica Laudatio Sí, Sobre el cuidado de la casa común (2015), el Papa Francisco advierte sobre la gran deuda que tenemos con la naturaleza y el riesgo de su degradación si continuamos con los actuales modelos de produc­ción y de consumo. Pero un verdadero planteamiento ecológico debe incorporar, además, una perspectiva social, porque el cambio climático no nos afectará a todos por igual, ni todos contamos con los mismos recursos humanos, financieros y materiales para hacerle frente. Una vez más, como en tantas ocasiones, son los más vulnerables los que están en mayor riesgo.

En este sentido, uno de los grandes problemas que deberemos enfrentar como humanidad, incluida Europa y España, será el acceso al agua. Pocos lo saben, pero desde julio del año 2010, mediante Resolución 64/292, la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció explícitamente el acceso al agua y al saneamiento como un derecho humano. La Resolución declara que es un deber de los Estados proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio y asequible para todos.

Por su parte, la Unión Europea aprobó en el año 2.000 una Directiva Marco del Agua, Directiva 2000/60/CE, que estableció un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas. En España, la trasposición de esta Directiva se realizó mediante la Ley 62/2003, disponiendo una serie de medidas fiscales, administrativas y de orden social. Sin embargo, nos queda mucho por avanzar y la situación en nuestro país aún deja mucho que desear. Debemos no sólo cumplir con la aplicación de esta normativa sino también desarrollarla y ampliarla con el fin de preservar los acuíferos y garantizar el suministro a la población, así como realizar una gestión integrada y consistente de las cuencas hidrográficas europeas, pero por sobre todo transitar hacia un cambio cultural sobre nuestra relación con el agua y el medioambiente en general.

Vandana_ShivaLa reconocida científica y ecofeminista Vandana Shiva, emplea la expresión “comunidad del agua” para referirse al ciclo vital del que formamos parte, porque todas las especies y los ecosistemas tenemos derecho a una parte del agua que hay en el planeta, ya que sin agua no hay vida. Estamos ante un bien común y no de un producto, escribe Shiva, aunque nos hayamos habituado a comercializarla y a comprarla embotellada como quien adquiere cualquier otra mercancía.

España es el cuarto productor de agua envasada de Europa y el tercer consumidor de este tipo de producto. El negocio genera unos 1.000 millones de euros al año, aunque el agua que salga de nuestro grifo sea potable y, desde luego, mucho más económica. De acuerdo con datos de la Comisión Europea, un litro de agua corriente cuesta 0,002 euros, un precio 500 veces inferior al de un litro de agua embotellada. Esto indica que algo va mal.

Por un lado, estamos desperdiciando un recurso de primera necesidad que llega a nuestra casa a un coste muy razonable y, como sostiene el Ministerio de Sanidad, de buena calidad en un 99,5%. Por el otro, provocamos un daño ambiental sin parangón, por las toneladas de plástico que van a parar a nuestros océanos. Y en eso somos una potencia: España apenas recupera el 25 % de los envases plásticos, según denuncia Greenpeace.

“A pesar de que las empresas envasadoras, distribuidoras y grandes superficies tienen la obligación legal de recuperar y reciclar el 100 % de los envases vendidos, vemos que no sucede. Esto es un ahorro para estas empresas, al no hacerse cargo de esta obligación, y supone un sobrecoste para la ciudadanía, al tener que pagar la recuperación y tratamiento de estos residuos”, expresa la organización.

Si en casa disponemos de agua suficiente para beber, ¿por qué la compramos? ¿Realmente necesitamos beber agua envasada? ¿Hasta qué punto no estamos siendo rehenes del marketing?

Si en casa disponemos de agua suficiente para beber, ¿por qué la compramos? ¿Realmente necesitamos beber agua envasada? ¿Hasta qué punto no estamos siendo rehenes del marketing? Vandana Shiva insiste en un factor que, al parecer, se nos escapa: el agua es un recurso limitado y puede agotarse si no se usa sosteniblemente. En ese sentido, el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente indica que en España el 45 % de los ríos, humedales y estuarios, y el 44 % de los acuíferos están en mal estado, mientras alerta de las graves sequías que cada año están afectando al sur del continente.

No podemos hacernos los distraídos: La mala gestión de los recursos hídricos tiene graves consecuencias y hablar de “las guerras del agua” no es hacer ciencia ficción, sino un hecho que Shiva viene investigando y denunciando desde hace mucho tiempo. “Los medios de comunicación y los políticos encubren los conflictos del agua y los presentan como si fueran religiosos y étnicos. Si los conflictos del agua fueran tratados como conflictos por el agua las élites se verían obligadas a abordar la justicia del agua, la democracia del agua y la paz del agua”.

Siguiendo estos lineamientos, en España está en marcha una campaña en defensa de la gestión pública del agua, que nos conmina a que abramos más el grifo. Progrifo es una iniciativa que nos recuerda que las empresas públicas de abastecimiento ofrecen agua de calidad, exhaustiva y continuamente controlada a lo largo de todo el sistema de captación y distribución. También, en esa dirección, casi dos millones de personas se han adherido a la campaña por el Derecho al Agua con el fin de que la Comisión Europea apruebe un marco legislativo que garantice servicios de agua potable y saneamiento de calidad a toda la ciudadanía.

“La vida está interconectada a través del agua (…) Nadie tiene el derecho de abusar, de malgastar, verter residuos o contaminar los sistemas de agua”. Si el agua nos pertenece a todos, no podemos permitir que en un futuro no muy lejano se convierta en un privilegio ni que quede en manos de los grandes intereses económicos, sino que desde ya debemos avanzar hacia lo que Vandana Shiva ha llamado, la democracia del agua.

La democracia del agua