jueves. 28.03.2024

Un sillón bien vale una bajada de pantalones

Que Sánchez juzgue las protestas de Pablo Iglesias como "pataleta de niño pequeño" es una muestra de infantilismo propio.

Pedro Sánchez, el de los juegos de palabras aprendidas frente a las protestas, totalmente justificadas, de Pablo Iglesias, repite "dialogar no es chantajear, influir no es imponer y acordar no es bloquear", con la salvedad de que, una vez vomitado el mantra que le han escrito y que repite cual hombre de Estado se queda desinflado como muñeco de plástico barato.

Que Sánchez juzgue las protestas de Pablo Iglesias como "pataleta de niño pequeño" es una muestra de infantilismo propio. No es precisamente Pablo Iglesias "niño de pataletas cuando algo no sale como a él le gustaría". Ni mucho menos. Lleva demostrando el compromiso de sus palabras desde que dio el salto a la política con tal dedicación. Lo acontecido nadie tiene que contárnoslo y menos Pedro Sánchez.

Porque no solo estuvimos con la máxima atención puesta en día tan significativo, el de la Constitución de las nuevas Cortes, en qué se hacía y qué se contaba a través de los distintos y variopintos medios de comunicación, sino porque ya somos mayorcitos y con capacidad de discernir ante las distintas informaciones que competían en ser los primeros en dar la nueva, que no buena.

Y lo que pasó no es más que una 'vendida' total y absoluta del PSOE, a través de su figurín todavía Secretario general, ante un PP corrupto y ejemplar en las peores prácticas contra la decencia y la honradez, así como un tender la mano -ni quedaba ni se deseaba otra-  a la nueva parte de la derecha ideológica, la del Ciudadano-Hugo-Boss, para la composición de la nueva Mesa del Congreso.

Es decir, el PSOE ha regalado la mesa del Congreso a la derecha, a PP y C's, cuando PSOE más Podemos podrían haber obtenido fácilmente la mayoría de la Mesa. La decisión ha sido unilateral por parte del PSOE, con un Pedro Sánchez al servicio de los que le mandan. Y es que al parecer el Partido Socialista ha pactado con PP y C'S para erradicar a Podemos y dar la mesa a la derechona con tal de obtener la Presidencia. De auténtica golfada se puede calificar.

Y es que la conformación de la Mesa del Congreso no es algo intrascendente, más bien al contrario. La Mesa tiene, entre otras facultades, la potestad de dar el visto bueno, o no, a las Propuestas o bien Proposiciones de Ley que los distintos grupos parlamentarios puedan presentar en el Congreso.

El mismo día de la Constitución de estas últimas Cortes Generales, 13 enero 2016, Podemos presentó su muy anunciada proposición de Ley de Emergencia Social, la #‎Ley25, cuyo referente es el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta proposición legislativa pretende su pleno y rápido cumplimiento para que todo el mundo tenga derecho a un nivel de vida adecuado y digno. Además, es una iniciativa de mínimos que está pensada para que todos los grupos puedan debatirla e incorporarse a la misma, cuando, por otra parte, las medidas que se incluyen en la proposición de ley no tienen coste para los Presupuestos Generales del Estado.

La diferencia entre esta proposición y la 'batería' de titulares, que no de propuestas, que el PSOE ha tramitado un día después es clara. La proposición de Ley de Podemos exige su inmediata puesta en funcionamiento para -insistimos- paliar, de entrada, las enormes injusticias y quiebros sociales que se están padeciendo en esta España de hoy tras el paso del absolutismo 'atiliano' de Mariano Rajoy y su gran famiglia.

Por su parte, Pedro Sánchez en el conjunto de titulares presentados en el Congreso no recoge nada de absoluta inmediatez, ni tan siquiera cómo materializará esas iniciativas, si mediante proposiciones no de ley para instar al Gobierno a hacer reformas o  mediante propuestas legislativas concretas.

En definitiva, con la actual Mesa del Congreso en manos de la derecha, el PSOE puede lavarse las manos ante la ciudadanía en la muy probable no aceptación de propuesta legislativa de Emergencia Social, de contenido de absoluta necesidad social. Porque, de hacerlo abiertamente, decir el PSOE NO a algo de tan palpable urgencia, sabe que sería su muerte política definitiva.

Es decir, expresar el PSOE su NO a la propuesta de #Ley25 sería la manera más explícita de confesar en qué ha devenido este partido desde aquellos años de Suresnes: un caminar con rumbo fijo hacia la consumación de un partido más al servicio de los mercados, al beneficio del capital -con todo lo que conlleva- frente a las justas y obligadas demandas de los ciudadanos de este país.

El paso dado, de común acuerdo con PP y Ciudadanos, para la conformación de una Mesa con mayoría de miembros de la rancia-derecha-heredera-del-dictador es una clara muestra de que el viaje de Pedro Sánchez a Portugal no ha sido sino un viaje vacacional y de placer sin más. Pura apariencia. Con este gesto, la realidad política está servida. No hacen falta tantos circunloquios de fingimientos para acabar en brazos del PP y C's. No hace falta que lance regañinas a Podemos. Este partido, todos sus miembros y sus seguidores, con Pablo Iglesias al frente, sabe bien cuándo y por qué debe plantar cara como sea y donde toca, ahora en las Instituciones de las que forma parte.

Y ante los acontecimientos que han sucedido de inmediato es innegable que el pacto para la Mesa no ha sido sino el preludio de la Gran Coalición, esta vez tripartita, que, fija su mirada en sus propios intereses y en la servidumbre a los mercados, niega la plurinacionalidad del Estado. Niega la realidad.

A ello hay que sumar el regalo que, 'conformada' la Mesa del Congreso, PP y PSOE hacen a los partidos que rompen España, ERC y DiL, cuando por reglamento no les corresponde y niegan a Podemos, la izquierda, los grupos correspondientes a Compromís-Podem, En Comú-Podem y En Marea.

Queda bien clara la pretensión de que Podemos acabe rompiéndose y con ello quede decapitada de una vez por todas la Izquierda en este país. Bien lo advirtió no hace mucho Varufakis.

La #GranCoaliciónTripartita no se va a hacer esperar demasiado. Por aquello de "si el país lo necesita", "por bien del país", "los mercados nos lo demandan...".

Un sillón bien vale una bajada de pantalones